sábado, 15 de diciembre de 2012

Crítica de El Hobbit: Un Viaje Inesperado (The Hobbit: An Unexpected Journey)

 

Debo admitir que no anticipaba mucho de esta precuela la cual curiosamente se ha visto seguir los pasos controversiales de Star Wars por emplear exceso de CGI, humor infantil y diálogos no comunes. En su gran parte, la recepción social es bien vista por el profundo amor expresado en la trilogía clásica de El Señor de los Anillos. Más nunca faltan los descontentos sobre la dirección tomada en esta aventura situada 60 años antes de la formación de la Comunidad del Anillo.

 
Las tonalidades son ligeramente tranquilas con algunos vistazos a los tiempos oscuros, interesantemente este estilo me es peculiar a La Amenaza Fantasma donde de igual forma la música, los paisajes y el humor son tratados con suma alegría. Inevitablemente son tiempos buenos en la Tierra Media y como siempre, los habitantes de la Comarca no tienen ni la mínima idea de cómo es el mundo afuera de sus jardines.

 
Haber dividido una novela en tres partes suena bastante excesivo tomando en cuenta que las novelas clásicas ocuparon más de 1000 páginas mientras El Hobbit sólo se conforma de 300. Aun con la ayuda de los apéndices o borradores de R. R. Tolkien, creo que dos producciones hubieran sido suficientes para generar una aventura excepcional. Sin embargo, no puedo negar que si le hubieran reducido 40 minutos a esta primera parte, le hubiera atribuido casi las cinco estrellas.   

 
Como es usual, a Peter Jackson no se le niega nada. A diferencia de otros directores como Ridley Scott o James Cameron, Jackson tiende a llevarse por la emoción y la perfección en cuanto se trata de contar una historia. Sin importar las largas duraciones, a veces los errores son inocentes por causa de que el director no sabe cuándo detenerse. Inclusive con el anuncio de una versión extendida con otros 20 minutos suena comercialmente cruel.

 
La hora adicional en El Retorno del Rey contenía unas escenas esenciales que debieron haberse quedado en la edición original y pese a los errores de continuidad, fue galardonada con 11 Oscares. Suceso que por el momento está en duda puesto que la precuela no ha logrado llamar la atención en esa área crítica. Por tanto El Hobbit tiene cosas buenas y también cosas malas.    

 
Entre las buenas: El pasado de Thorin es bellamente expresado, las referencias de Sauron son intensas, indiscutiblemente la reunión entre Gandalf, Saruman, Galadriel y Elrond permanece como el momento épico en conjunto con los acertijos entre Gollum y Bilbo.  Las secuencias de acción no decepcionan en lo absoluto aunque algunos movimientos físicos se vean animados por computadora. Tampoco nos podemos olvidar de la catarsis entre Thorin y Bilbo, perfectamente presentada, desarrollada y posicionada.

 
Ahora las cosas negativas: La lucha de las montañas rocosas fue una cura brotada por los mismos hongos, innecesario el cameo de Frodo ya que hubiera sido mejor ir directo al pasado, interesantemente Gandalf hace mucho más magia que en la trilogía clásica, el humor en momentos conecta y en otros parece infantil. El paisaje se muestra como promocional turístico y se adopta al modelo de Narnia en lugar del propio. Uno de los ajustes necesarios consistiría en la primera hora porque su prologanción dramática y homenaje a lo musical  formulan un desgaste físico. Para una producción de 2 horas 40 minutos, uno llega a la emoción con algo de cansancio. Esto me recuerda a El Retorno al Rey.  

 
Sostengo, si se hubieran omitido o reducido estas malas cosas el producto final hubiera concluido en una obra extraordinaria de 2 horas. Lo hecho está hecho y honestamente no me puedo quejar tanto, cumple con su propósito de proveer entretenimiento sólido y burdo a su vez. Nada es perfecto y cada visión es libre de narrarse a su propia manera. Usualmente habrá choques de opinión y resentimientos eternos como se ha visto con George Lucas y Ridley Scott, por más que adornen a Jackson, ya lo está sintiendo y es bueno confesarse.

 
Brevemente señalaré que su dirección está en la liga de las antecesoras pero se puede notar la ausencia de consejos. No obstante, su más grande logro fue haber producido actuaciones inolvidables en la tradición de El Señor de los Anillos. Martin Freeman es excepcional por ser identificable con el resto de las personas comunes. Excéntrico, serio, precavido y elegante. Su transformación es bastante notable a través de su interacción con el resto por emplear humor, nostalgia, miedo y capacidad de defensa. Quien hubiera dicho que este actor secundario de Realmente Amor conquistaría el mundo de los verdaderos héroes de acción.  

 
Ian McKellen es estable como siempre, posteriormente de una década de Dumbledore, creo que tres años de Gandalf serán bien recibidos. Hasta que finalmente vemos un poco más de este mago pero quién diría que el gris sería más poderoso que el blanco. Sylvester McCoy aparece brevemente pero brinda suficiente tensión con su extrovertida actuación. Richard Armitage apareció como piloto en Star Wars: La Amenaza Fantasma y ahora es otro de los verdaderos estrellas porque su terquedad y valentía como Thorin lo convierten en un personaje a tener nuestros ojos continuamente fijos en él por los siguientes años.

 
Como mención adicional: es grato contar con las presencias de Cate Blanchett, Hugo Weaving, Christopher Lee, Ian Holm y Andy Serkis. Estas caras familiares otorgan entusiasmos a la serie y nos tranquilizan ante la expansión de una nueva trilogía. En cuestiones de formato, la versión digital es decentemente buena y por su duración, no me arriesgaría a pagar extra por el 3D ya que terminaría con un terrible dolor de cabeza. En referencia a su formato innovador de 48 Cuadros, el consenso lo ha descartado por su contraproducente nitidez.  

 
Lo antepuesto produce un choque a nuestra manera de disfrutar películas pero considerando uno de los aspectos relevantes, concuerdo en que algunos efectos especiales se distinguen por su mala calidad. Hago mención de los trolls, orcos y los lobos de persecución. Añadiendo este formato se comenta que las visualizaciones son todavía más fatales. La composición musical al principio es estresante pero conforme avanzan las circunstancias se vuelve cultural. El sonido es eficaz y contribuye en la atmosfera maléfica con uno que otro susto.

 
En conclusión, es una obra emocionalmente sólida que pudo haber sido extraordinaria si no fuere por su larga duración, material innecesario y algunas animaciones de mala calidad. En contraste, presenta segmentos cautivadores pero se mantiene distante de  La Comunidad del Anillo. Es recomendable con un poco de paciencia y una mente abierta hacia lo fantasioso. Fascinante es ser parte de este retorno a Tierra Media aunque todavía tenga dudas sobre su desconocido futuro.
 

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