Como cualquier mascota, Max es un perro
que espera todos los días a su dueña Katie en uno de los departamentos de
Manhattan. Un día imprevisto es presentado a su nuevo hermano Duke con se
desencadena una fuerte rivalidad que los pondrá no sólo al acecho de Control de
Animales sino de Snowball, un conejo renegado que hará hasta lo imposible por
impedirles su retorno a casa.
Antes que nada, debo confesar que el
cortometraje de los Minions que tuvimos antes de comenzar la función fue
asombrosamente divertido en el sentido clásico de Mi Villano Favorito. Habiendo
sido uno de los miles que despreciaron su adaptación independiente, esta breve
dosis compensó el daño al recordarnos lo geniales que pueden a llegar a ser
estas criaturas amarillas.
Regresando a la película, Chris Renaud
sigue impresionando como el director predilecto de Illumination Entertainment.
Ahora en compañía de Yarrow Cheney, consolidan una franquicia del mismo nivel
de atracción y gusto como las de Toy Story y Buscando a Nemo. Sin embargo se
quedan relativamente cortos en cuestiones de sentimentalismo y realística
edición.
Excelente decisión al bajar el tono torpe
en la comedia, nada que ver con la poca graciosa Era de Hielo: Choque de
Mundos, aunque todavía distante de Zootopia y Buscando a Dory, por lo que
empiezo a detectar el estilo simpático y ocurrente de Mi Villano Favorito, lo
cual no está nada mal, aunque va a llegar un punto en que el estudio va a
querer verdaderamente dejar su huella.
En víspera de contar con animaciones
inteligentes, el guión merece crédito por la forma esencial en que se describen
los personajes. Bryan Lynch, Cinco Paul y Ken Daurio Guión resultaron dueños de
mascotas al mantenerse a los hechos. Falta todavía profundizar en un sentido
humano y reducir la torpeza visual en algunas secuencias de acción.
Con torpeza visual me refiero a que no se
vayan al extremismo, sí de por sí diseñaron personajes reales ¿por qué no optaron por aplicaron circunstancialmente?
Dicho desde un adulto, obvio, porque de niño no nos importan, aunque los
tiempos han cambiado y mucho gracias a la madura-consciente dirección de
estudios como Disney y Pixar.
No puedo quejarme de la cinematografía ni mucho
menos de la música, ambos representan resaltes de la animación en conjuntos con
sus efectos especiales porque hay escenas que de verdad nos cautivan elevando
la de por sí trama interesante. Como dueño de mascota, es imposible no
encontrarla agradable y bastante divertida hasta el grado de recomendarla.
Honestamente no creo trascienda al menos
que su secuela opte por narrativa emocional, porque todavía hay grandes historias
por contar gracias al elenco, que tratándose de Universal Studios, debo admitir
que me gustó con la excepción de Derbez ya que me disgusta el Lonje Moco. De
ahí en afuera, la recomiendo para pasarla bien, aunque espero mejor la versión
en inglés.
Calificación: 4 de 5 estrellas