La épica fantasía llega a su fin en la segunda parte de la séptima novela donde se narra el desenlace de la travesía de Harry, Hermione y Ron, por encontrar los restantes horcruxes y en su proceso destruir de una vez por todas a Lord Voldemort. Más las cosas no serán tan sencillas ya que su propósito desencadenará una batalla a gran escala en la escuela mágica de Hogwarts.
Por lo menos se me dio la oportunidad de ver una película de Harry Potter y en formato 3D. Para muchos se les hará inusual que esta última parte sea de hecho la primera y única que veré en el cine, sin embargo nunca se es tarde para iniciar. A diferencia de muchos, no me sentí nostálgico por la razón de que sólo llevo 7 meses inmersos en esta gran mitología que estuve leyendo y viendo su película por cada mes.
Daremos inicio a esta crítica por el guión, obviamente este apartado sólo se enfocará en la película, más tarde realizaré la comparación con el resto de la novela. La historia es majestuosa para tratarse de la conclusión de siete u ocho películas. Básicamente no hay muchos relatos por contar más que breves explicaciones sobre los eventos. También no se omiten los destellos al pasado, los cuales contribuyen mucho a entrelazar a esta saga, y me refiero especialmente al personaje de Severus Snape. Esta revelación nos hace ver todo el paquete de una forma distinta como sucedió con las precuelas de Star Wars.
Debo dárselas con la complejidad de los personajes, cada uno ejerce un papel importante aunque sea en breve. Dichosamente Voldemort recibe mucho más tiempo que en las pasadas y Dumbledore nos alegra el día con su aparición. Sin embargo, hace falta más desarrollo en este personaje para comprender a su hermano. Enhorabuena los misterios de la pieza rota del espejo, Dobby, la espada de Gryffindor, el venado y el Snitch se resuelven de una forma adecuada y emocionante. La tragedia de los padres de Harry me intrigó bastante como su reunión momentánea. Estuve así de cerca para derramar una lágrima, pero tampoco fue el caso de la última escena.
El director David Yates deberá recibir un homenaje en el futuro por haber realizado triunfalmente la mitad de esta franquicia. Fácilmente retoma elementos cómicos de la cuarta, el drama de la sexta, las interacciones sociales de la quinta, escenarios de la segunda, recuerdos de la primera, la oscuridad de la tercera y la continuidad mágica de la séptima. Logra sacar lo mejor de los actores y sus entornos. El ritmo con el que se mueve es pausado y veloz dependiendo de la línea histórica.
Yates ejerce una grandiosa coordinación donde los elementos encuadran, por excepción de uno que otro, pero qué adaptación no contiene inconsistencias. En sí la perfección no existe, sólo la ilusión y en este caso, Harry Potter es una clase de ilusión mágica y entretenida para todas las edades. Muchos se quejaran y religiosos la señalaran, pero un factor que no se puede negar es que ha puesto a muchos niños, adolescentes, jóvenes e incluso adultos a leer; y eso es siempre bueno.
Concentrándonos en el reparto estelar, el trio nunca se había visto tan bien en esta entrega, e incluyendo a un cuarto que finalmente logra una cantidad decente de protagonismo. Daniel Radcliffle se muestra demacrado pero valiente, me da gusto que haya optado por una caracterización determinante y emocional en lugar de alguien débil y melodramático. Así es, me estaba refiriendo a Frodo. Honestamente Radcliffle dentro del papel de Harry Potter nos inspira a ser mejores cada día y conservar esa amabilidad y valores a pesar de contar con un lado oscuro en su interior.
Emma Watson se ve hermosa a pesar de estar cubierta de polvo y me sorprende verla despistada. En cierto modo su relación se ha fusionado a la de Ron con quien finalmente comparten un buen beso. Nuevamente me fascinan mucho sus gestos naturales y me agrada su colocación como una mujer fuerte en lugar de necesitada. Rupert Grint básicamente se nos muestra más relajado manteniéndose claramente su sarcasmo en un buen tono cómico. Hasta este momento he aceptado su relación con Hermione y por ende, los encuentro como una adecuada pareja de polos opuestos.
El cuarto a quien me refiero es Mathew Lewis, muchos lo conocerán como Neville Longbotton. Un personaje recurrente de la serie quien en esta ocasión se distingue por su excelente desempeño físico y voz. Entre otros recurrentes: Helena Bonham Carter cumple con la despreciada e inusual Bellatrix Lestrange; Robbie Coltrane como Hagrid se reduce a unas cuantas escenas; Michael Gambon sigue siendo memorable como Dumbledore; Jason Isaacs nos hace que no odiemos más a Lucious Malfoy al igual que Tom Felton como su hijo Draco; Maggie Smith nos da la mejor línea de comedia y nos sorprende con su defensa como Minerva McGonagall; me da gusto ver los retornos de Emma Thompson, David Thewlis y Gary Oldman aunque sean a la brevedad.
Mis respetos para Ralph Fiennes y Alan Rickman, ambos hombres extraordinarios y maestros de la actuación. Fiennes nos entrega lo mejor posible de Voldermort posicionándolo entre unos de los mejores villanos de toda la historia por sus expresiones y modo de ataque. En cuanto a Rickman, una década nos ha traído discutiendo su verdadera identidad y su segmento de revelación es simplemente oro. Estos dos nos liberan toda clase de sentimientos desde odio hasta compasión.
Más la lista nunca terminan porque faltan otros como: Ciarán Hinds, Warwick Davis, Kelly Macdonald, Julie Walters, Jim Broadbent, etc. Generalmente todo el reparto quienes la mayoría han aparecido en casi todas las producciones, son en mi humilde opinión, un maravilloso elenco que muchos estudios quisieran indudablemente tener.
Nuevamente Eduardo Serra nos deslumbra con su cinematografía, imágenes tan nítidas y detalladas que pudieron mostrarse como tal gracias a los cines en donde acudí a verla. Para el gusto de algunos, sentirán la pantalla oscura pero ese es el estilo empleado en la edición para crearnos una atmosfera tensa y tenebrosa. Posteriormente en los lugares claros uno puede distinguir la dirección artística y con ello me refiero a Gringotts, la casa en la playa y las dos estaciones del Tren. Asimismo la escuela en ruinas sirve de un buen escenario y nos produce melancolía por saber cómo solía ser antes.
Trasladándonos a los efectos especiales, éstos son absolutamente espectaculares. La batalla de Hogwarts es extensa y se ejecuta a gran escala. Son secuencias que nos vuelan la mente gracias a los acompañamientos del sonido, la música y cinematografía. Es de buen gusto saber que cuando te sientas a ver esta película, te encontrarás con acción de primera clase. Muchas secuencias resaltan como: Severus contra Minerva, la infiltración en Gringotts, la búsqueda y destrucción de los Horcruxes, el reingreso en la Cámara de los Secretos y el icónico duelo entre Harry Potter y Voldermort.
Agregándole a todo esto el formato 3D y entonces nos encontramos con una gran experiencia en los cines. Los elementos resaltan, las expresiones faciales, las animaciones, los duelos y las batallas. Incluso la iluminación, oscuridad y la cinematografía cobran vida en distintos planos. Estoy seguro que en versión normal podrás disfrutarla, pero si puedes y quieres pagar un poco más para vivir la aventura en 3D, simplemente hazlo porque no te arrepentirás.
En conclusión, Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte Parte 2 cierra un siglo de forma estruendosa, emocional y célebre. No se siente que falté nada ni que nada salga sobrando. Pueden permanecer una que otra duda con respecto al fondo, pero es fácil de contestarla siempre y cuando acudas a las novelas o con los lectores. La nostalgia debe estar a todo lo que da, pero debo sugerir que no debemos ponernos tristes de que Harry Potter terminó, sino debemos contentarnos porque tuvimos la oportunidad de estar presentes desde su inicio hasta el fin. Sin importar en qué momento se ingresó, de ahora en adelante uno puede decir que vivió en la época de Harry Potter, él niño que sobrevivió.
Una Magnifica Conclusión 3D para una Estable Franquicia.
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