lunes, 15 de agosto de 2011

Crítica de Quiero Matar A Mí Jefe (Horrible Bosses)


¿Quién no ha tenido o le ha tocado lidiar en algún momento de su vida laboral con un jefe a quien quisieran matar? La respuesta sería casi al instante porque es parte de la naturaleza empresarial. Este filme toma como modelo esta icónica frase que muchos llevamos en la mente y se encarga de adaptarla en una clase de comedia oscura que termina siendo mejor de lo que esperábamos.

No soy fanático del humor negro, la sangre pesada y exceso de lenguaje inapropiado, pero no puedo negar que era uno de muchos dentro de la sala que no parábamos de reírnos por las locuras del trio estelar como de las excentricidades de los antagonistas. Se podría afirmar que te diviertes mucho más que la segunda parte de ¿Qué Pasó Ayer?

Seth Gordon debutó en la dirección hace tres años en Ni En Tu Casa Ni En La Mía, otra comedia del mismo género que logró cruzar los $ 100 millones por su espontaneidad, mensaje y originalidad. Del mismo modo, Quiero Matar A Mi Jefe sorprendió a muchos y se convirtió en otro éxito inesperado de $ 100 millones. Gordon lleva dos de dos. Sin duda alguna, saca actuaciones preciadas y odiosas en conjunto. Lo mejor de todo es que nada se ve forzado y el material es original.   

El ritmo es veloz, la trama sencilla y algunos gráficos son amenizados. Las relaciones con los jefes pueden ser reconocibles al igual que los trabajadores. La película no va dirigida a niños aunque me haya tocado ver a una familia traer a una niña menor de 5 años. Sí por alguna razón corren ese riego, sólo cuidado porque Brett Ratner no produjo una película de acción sino una comedia bastante sucia.

El concepto en sí es sencillo, atractivo y popular por el solo hecho de llevar a cabo un caso hipotético. A pesar de tantos actos burdos, existe un adecuado desarrollo de las situaciones y para nuestro placer, son completamente novedosas. Posteriormente de un verano bombardeado de secuelas y precuelas; es agradable contar con esta clase de película que a la vez nos pone a pensar (en el buen modo de la palabra).  

La caracterización de los jefes está acorde a los perfiles comunes, me hubiera fascinado haber contado con más contexto pero básicamente son personajes de reparto. En cuanto a los “chicos buenos”, sus personalidades están en perfecto contraste con los jefes y coinciden ligeramente entre ellos mismos. Debo admitir que este trio luce más que la pandilla de Qué Pasó Ayer, por la razón de que aquí los tres nos sacan risas a diferencia de uno en específico.

Hablemos de la razón por la cual este filme se convirtió en un rotundo éxito para su género. La mayoría podría coincidir que se trata del reparto. Desde Viviendo con Mi Ex hasta Escala de Amor, Jason Bateman ha crecido mucho en la pantalla, no será el más cómico de los tres pero mantiene esa clásica actitud que la mayoría de los trabajadores podrían identificarse.  Si debiera señalar al más cómico, iría con Charlie Day por su modo de hablar y reaccionar ante las circunstancias. Solamente él podría haber hacerse pasar como la víctima de una acosadora. En cuanto a Jason Sudeikis, podría decirse que es la mezcla entre los dos anteriores, carismático y ocurrente.

Estos tres juntos nos entregan bastante diversión y momentos comentables para el futuro. Irrecusablemente este resultado no hubiera sido posible si no fuera por los malditos jefes como Jennifer Aniston quien se sale completamente de su imagen de chica tierna al interpretar a una ninfómana. Es inusual verla en este modo libertador pero debo admitir que esta actuación se conforma como una de las mejores de su carrera por su absoluta disposición y seguridad. Colin Farrell es un gordo y feo cretino, su sugerencia de emplear ese peinado es hilarante. Desgraciadamente esta clase de jefes suelen existir en la realidad. No nos olvidemos del psicótico Kevin Spacey, quien no es extraño en este estilo de caracterización. De nueva cuenta cumple con la demanda y lleva hacia el otro nivel a sus compañeros.

Entre algunos invitados especiales: Jamie Foxx como Dean Jones, omitiendo su seudónimo, contribuye al repertorio de risas y su química coincide con el resto del reparto. Ioan Gruffud aparece como un serio prostituto que es difícil no burlarse. También Donald Sutherland no podía dejar su huella como el buen jefe que muchos quisiéramos tener.    

Las cuestiones técnicas son estables, existe una persecución a carro adecuadamente ejecutada, los diseños de los interiores soportan el ambiente emocional y hasta el sonido logra sacarnos tres sustos. Sin embargo, los efectos especiales se encuentran en las actuaciones del elenco estelar y hasta el gato.  Durante los créditos, podemos ver que realmente se la pasaron de maravilla durante la filmación. En cuanto al anuncio de una secuela, lo veo difícil ya que todo está hecho en esta parte.

En conclusión, no es una comedia que cae en lo grotesco, el desnudo y el sexo. Al contrario, gira en torno a su premisa moderna explayándose con algunos actos indecentes y lenguaje vulgar, procurando no pasarse de la raya. Curiosamente, hasta puedes encontrarle un mensaje a este desorden.

Si buscas pasarla bien con tus amistades ¡Esta es la comedia ideal!    

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