Un caso sin resolver ha mantenido a un viejo hombre en un periodo de 40 años de intranquilidad. Presintiendo la cercanía de su muerte, decide contratar a Mikael Blomkvist, co-dueño y escritor de la revista Millenium, para que se encargue de investigar a su familia en quienes asegura yace el responsable de esta atrocidad. Dada la complejidad de este misterio, el largo pasó de los años y el constante suspenso, Blomkvist opta por utilizar las extraordinarias habilidades y la extrovertida actitud de Lisbeth Salander, la chica del dragón tatuado.
En primera instancia, es un drama con una duración mayor a las 2 horas y 30 minutos. Con ello uno ya va con la idea y se evita la fatiga. En segundo lugar, se requiere de absoluta atención y paciencia. Asimismo tolerancia ya que la mayoría de las imágenes son directas y editadas fríamente. Curiosamente hay poco respeto hacia los muertos y las relaciones sexuales se muestran en un sentido sucio. No obstante, vale la pena pasar por todo lo malo porque al final contamos con uno de los más originales y entretenidos misterios descritos.
Steven Zailian ya había ganado un Oscar por La Lista de Schindler, pero actualmente le veo las posibilidades de volverlo a hacer con este polémico guion. Básicamente su estructura se divide dos historias principales. La primera trata del protagonista principal Blomkvist quien se encuentra lidiando con la vergüenza más grande de su entera carrera. De repente nos desviamos a la segunda historia la cual trata enteramente del caso sin resolver pero siendo interrumpido linealmente con el desarrollo de la segunda protagonista. Tras la conclusión, regresamos de nuevo para darle cierre a la situación original de Blomkvist.
Un sistema complejo pero interesante por su formula crítica y empleo del contexto. Una isla inmersa de nieve nos crea miedo y más por el efecto de la incomunicación. Al igual que cada familia vivía a unos cuantos metros de los otros pero de los cuales estaban distanciados por sus problemas del pasado. Este escenario nos pone a cuestionar y por ende participamos en el mismo proceso del protagonista. Intentamos descifrar el caso pero la verdad parece tan desordenada que en algún momento creemos que esto resultará una patética broma.
Este sentimiento de desconfianza se nos suma con la adición de Lisbeth Salander, ya que a través de ella presenciamos muchas escenas desagradables. Realísticamente sirven de crítica social porque no podemos descartar que este mundo se haya vuelto más agresivo e intolerante. Vuelvo a retomar el modo de paciencia porque ella tiene un propósito en estas dos historias. Inclusive es la razón por la cual este guion brilla en pantalla. Dos caracterizaciones opuestas se complementan tan cómodamente dentro del medio que la hace irresistible de seguir.
Cabe destacar la creatividad en los diálogos de algunos personajes, ello luce maravillosamente con el desarrollo de los personajes. Cada momento de información se maneja con seriedad, los elementos en cada encuadre son diversos y los tonos de luz apoyan con la ambientación. Puedo reconocer incluso el zumbido de la melodía, no habrá funcionado en Red Social pero aquí benefició hasta de más. Sería terrible que esta sobresaliente obra le diera otra nominación al aclamado director David Fincher sólo para perderla por tercera vez consecutiva.
De nueva cuenta se destaca entre sus trabajos porque se involucra en otro género nuevo. Esto ha resultado a su favor en cuanto al departamento de nominaciones y éxitos taquilleros. Ponerse a adaptar la versión americana-inglesa cuando previamente debutó la trilogía Millenium en su lengua original, resultó un duro desafío pero al final del día lo valió cada minuto. A partir de ahora, este universo criminal ha recibido otro giro en su manera de narrarse.
Es cierto que filmar desnudismo, sexo, violación, tortura y asesinato, no es un estilo fácil e inclusive puede caer en lo falso o burlesco. Mas aquí creo que un golpe de conciencia nos llega a suceder o por lo menos de alerta. Por favor, ni se les ocurra llevar a sus pequeños a verla. El contenido es tan explicito que incluso los adultos llegamos a sentir repudio ante la brutal dirección de Fincher. Sin embargo, no todo recae en lo físico sino también en lo que se dice.
Por fortuna los actores se apoyaron en las técnicas de Fincher: las expresiones abundan más y son modulados con los comportamientos humanos inusuales. Todos parecen sospechosos y son auténticos en su modo de mostrarse. Como ya es garantía, Daniel Craig es estable como Mikael Blomkvist. Mayormente serio, dedicado, propenso, hombre con pocos valores y con algo de miedo. En el otro extremo: Rooney Mara, en el papel de Lisbeth Salander, es extrovertida, directa, inteligente, letal, raramente bella y demasiado justa para mi gusto.
Ambos comparten una inusual química que termina bien aunque realmente no existe mucho tiempo para definirse la clase de relación que tienen. Cada personaje tiene un modo de pensar al respecto más añadiendo el nuestro, yo diría que lo sabremos claramente en la futura secuela. Cabe destacar que Craig se desenvuelve extraordinariamente al lado de Christopher Plummer y Stellan Skarsgard mientras que Rooney Mara debería estar considerada al Oscar sin importar sus similitudes con Noomi Rapace.
Adentrándonos en la edición: la mera introducción es fascinante y repugnante a la vez. Un homenaje a James Bond parece ser pero mostrado con tintes negros y animaciones sicóticas que van hacia lo más horrendo. Esto parece en cierto modo una alerta de lo que estamos por ver, aunque la canción de Immigrant Song de Led Zeppelin nos llena de emoción. Tal parece el método abstracto de Fincher cumple con su función de concebir un preconcepto en nuestras mentes antes de que inicie la función.
Los encuadres generalmente son rectos y espaciosos; los tonos son saturados ya que si se desarrollan en la isla, el blanco predomina con el gris mientras si es en la ciudad, los oscuros se adueñan de las localizaciones. Se necesitó de profunda concentración para ligar los eventos del pasado por lo que los editores hicieron un admirable trabajo con el material fotográfico y demás evidencia. Inclusive los momentos bruscos son tratados como tal y se sienten del mismo modo.
La composición musical de Trent Reznor y Atticus Ross desafortunadamente es familiar. Lo siento pero como lo señalé anteriormente, sus notas están en par con Red Social. La acentuación es más oscura ocasionándole que funcioné adecuadamente con la atmosfera. Dichosamente le da personalidad a la cinematografía. Por más sencilla que parezca existen muchos elementos en sus entornos.
En conclusión, esta adaptación es especial a su propia manera. Difícil de ver en ocasiones, impresionantemente metódica, interesante en el desarrollo de sus personajes, circunstancias inusuales y momentos memorables. El suspenso y el misterio predominan con nobleza en esta brutal obra criminalista de David Fincher.
Citando a un amigo: Esto si es tener iniciativa!
(Haber quién descifra este código)
No estoy de acuerdo con su comentario.
ResponderEliminarVea la versión sueca y borrará lo escrito en esta crítica.
No discuto los detalles técnicos dela pelicula que son geniales. Pero la historia que se cuenta y se ve en la versión sueca es por lejos mas sórdida y mas brutal, con un enigma mas retorcido que en la de Fincher (uno de mis directores favoritos). Que lástima.
Un parrafo aparte para Craig que brinda un personaje con mas fuerza que su homonimo sueco. Lisbet sueca: 10 puntos.