Posteriormente de ver esta película, me sorprendió la ausencia en la nominación a Mejor Director en los Oscares e inclusive ¿por qué en las entregas pasadas no recibió premiaciones en sus diversas categorías? Bien se sabe que Spielberg es dos veces ganador de este prestigioso premio gracias a La Lista de Schindler y Rescatando al Soldado Ryan, pero no es excusa puesto que este drama resultó una obra maestra contada desde la perspectiva de un caballo y sus diferentes encargados.
Es cierto que algunos críticos dirán que no es la gran cosa, seguramente no son amantes del género o desprecian la sola idea de que un animal no pueda hacerse cargo de un papel protagónico. De hecho lo hacen todo el tiempo, y con ello me refiero a un crítico en especial que debería informarse primeramente antes de salir a cuadro a arruinar la esencia de películas, sobretodo de estas en especial.
La historia abarca un promedio de 2 horas 15 minutos de los cuales lo valen. No se trata de un guion difícil de seguir, es cuestión de dejarse llevar por el ritmo del caballo y en su proceso, sorprenderse. Lo fascinante está en la interacción de los distintos personajes dentro del contexto de la Primera Guerra Mundial. A pesar de tratarse de participaciones limitadas, el desarrollo es bastante completo.
La introducción cumple su propósito de engancharnos y de ahí en adelante, es imposible no conmoverse por la crueldad no sólo hacia estos caballos de guerra sino también hacia los humanos. La inocencia y los buenos actos están marcados del mismo modo que la negligencia y lo autoritario. Así que da mucho de qué hablar en estás sensitiva área contrastante. Curiosamente la estructura está determinada en bloques cuyo cierre se da con una transición a negros que dura unos cuantos segundos. Este modelo adoptado sirve para relajarnos y prepararnos hacia la siguiente fase.
Casi a nadie le gusta la guerra, mas la autodestrucción esta dentro de nuestra naturaleza humana. Es lo que somos, es lo que nos complementa aunque también contamos con el respeto hacia la vida. Muchos tachan a los alemanes como personas frías, crueles y capaces de actividades inhumanas; concuerdo en que esas eran sus doctrinas, pero no todos los soldados las cumplían. Claramente tengo en mente la novela de Sin Novedad en el Frente por Erich María Remarque que narra su travesía en el frente alemán y como todo ser humano, su deseo era la conclusión de la guerra.
Ingeniosamente detecto elementos de La Conquista del Honor y Cartas desde Iwo Jima, fundamentalmente en las escenas donde dos enemigos se ayudan con la finalidad de hacer un bien. Es interesante la desconfianza, la tranquilidad y el humor que se da. Una línea trazada en la mente de los hombres porque sus líderes no pudieron coexistir. Ahora la adición del caballo le da una frescura al género desviando la emotividad entorno a él en lugar de mostrar la clásica crueldad en las batallas. Afortunadamente este material es limpio e inocente, por tanto familias con niños pueden formar parte de esta experiencia sin riesgo alguno.
Enfocándonos a los hechos, la venta de caballos como su uso en la guerra conforman material verídico. Los suertudos cargaban las carrozas de los heridos mientras que los pocos suertudos, morían cargando las armas u otros vehículos. El novelista Michael Morpungo se inspiró al ver la relación cercana entre un joven granjero y su caballo y por ende a través de anécdotas ideó esta gran aventura adaptada espléndidamente por Richard Curtis y Lee Hall. Morpungo debe sentirse orgullo que su obra esté nominada al Oscar por Mejor Película.
El joven Jeremy Irvine carga un buen peso visual porque de él y del caballo depende nuestro enganche emocional. Su relación es tan natural y en cierto modo, se sufre por esta conexión. Por más predecible que se diga ser, sigue siendo sólo una corazonada ya que el destino lo rige el suspenso de estos verdaderos protagonistas. Otra de las mejores escenas se lleva a cabo entre Emily Watson y Peter Mullan, sus diálogos suelen ser cómicos por sus comportamientos al igual que Niels Arestrup y Celine Buckens. No obstante, la tensión es tan evidente. Cabe destacar a Tom Hiddleston, David Thewlis y al resto del reparto.
Una de las mejores secuencias de efectos especiales se da cuando el caballo empieza a correr por los campos de batalla hasta ser detenido abruptamente por el peor accidente que podría sucederle a un animal. Visualmente es impresionante ver las explosiones, los soldados combatiendo el terreno marchitado y el gran cielo gris. Yo antes suponía a La Invención de Hugo Cabret como la segura favorita, pero ahora no descarto las posibilidades de Caballo de Guerra en este departamento.
Obviamente si un elemento está bien, el resto le sigue el curso y es por ello que la edición de sonido junto con la mezcla son componentes de profundad calidad. Sí de por sí la melodía temática de John Williams es grandiosamente desgarradora, ahora en conjunto con las actuaciones y recorridos cinematográficos del caballo, es indudablemente el perfecto modelo a inspirarse cuando se trata de establecer una ambientación correcta.
Tantas localizaciones son mostradas a cuadro de la forma más bella. La granja en Devon Inglaterra no será tan atractiva al principio pero no se puede evitar sentirse un aire artístico por la sencillez en los encuadres directos. Algunas localidades de Francia están presentes aunque no se especifican ya que son sugeridas dentro de ese periodo de cuatro años que duró la guerra.
El director Steven Spielberg no es extraño de este género y de nueva cuenta demuestra su dominio al emplear su estilo personal acompañado de elementos reforzados que conforme va avanzando la trama, se refuerzan las temáticas y a la vez se nos incrustan en nuestros sentimientos experimentando el mismo dolor y sufrimiento del caballo y demás personajes. Contextualmente es enriquecedora e histórica, no tan brutal en el sentido explicito pero en el emotivo, hasta los corazones fríos se pondrán a prueba.
En conclusión, Spielberg sabe como contar una historia y por ende este drama histórico debe verse por su gran corazón impregnado en un terrible pasado.
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