miércoles, 8 de febrero de 2012

Crítica de Los Descendientes (The Descendants)



El abogado Matt King es un arduo trabajador en la ciudad de Honolulu y a la vez es el único fideicomisario de una herencia familiar la cual consiste en 25,000 hectáreas de una isla que debe venderse debido a una nueva ley. Esta negociación tiende a complicarse cuando la esposa de King sufre un trágico accidente que la deja en coma. Por lo tanto, King debe hacerse cargo de sus dos hijas y resolver las situaciones personales que rodean a esta familia disfuncional. Sin embargo, este proceso le llevará al descubrimiento de un terrible secreto que tendrá que lidiar con toda la pena del mundo.

Este drama tiene justificado sus cinco nominaciones, no cabe duda al respecto. El estilo radica en la tradición de Pequeña Miss Sunshine, Juno y Los Niños Están Bien. Los factores en común es el empleo de palabras vulgares que eventualmente terminan ocasionando risas, los personajes son inusualmente simpáticos, te muestran la cruda realidad del contexto a pesar de su bella cinematografía, los valores están presentes, el material es actual y su historia está concentrada en el alma del ser humano y su corazón.

La dirección de Alexander Payne es mayormente artística y cultural debido a que se apoya fuertemente en el contexto histórico como panorámico. El director conoce la descendencia de los personajes y lo mejor de todo, conoce a los actores y por ello logra sacar lo mejor de ellos en calidad de comedia y emoción. El melodrama nunca está presente, sólo el sarcasmo y nuestras relaciones modernas. Hoy en día, existen muchas formas de lidiar el dolor y maldecir es una de ellas.

Lo glorioso de Payne es que las vulgaridades nunca llegan a ser ofensivas, al contrario, son brotes hilarantes por su respaldo inocentemente sensitivos. Mostrar lo no cotidiano de Hawái fue impactante, curiosamente se optó durante la introducción pero ello fue de acorde para centrarnos en un mundo que no es el paraíso como suelen disfrazarnos las agencias de turismo o la mercadotecnia en la televisión o cine. Aun así, contamos con preciosos escenarios que son utilizados espontáneamente.

Por ende el guion de Payne en conjunto con Nat Faxon y Jim Rash es innovador como lo hemos estado describiendo. Diálogos intensos, frases nuevas, personajes interactuando directamente en situaciones inusuales, juicios, prejuicios, problemas inconclusos, grandes decisiones y el perdón. La temática de la herencia familiar es el eje central de la historia junto con el estado de coma de la madre; alrededor giran los personajes hacia un rumbo entretenido e impredecible.

Realmente la dirección y el guion están cargados de actos humanos y sus consecuencias. Es duramente analítica y podría causar una transformación en la vida de otros porque tanto como adultos, jóvenes y niños, pueden sentirse relacionados desde alguna de sus perspectivas o ya sea directamente con un personaje en especial. También sirve como una guía para todos aquellos que han llegado a sufrir esta clase de situaciones enredosas y trágicas. Yo sé que previamente Payne ganó el premio al mejor guion adaptado por Entre Copas (Sideways), por lo que volverlo a ganar no está fuera de lo posible, ya que es una adaptación extraordinaria.

El elenco en su totalidad es la razón principal por la cual está película sigue recaudando dinero en la taquilla cada semana que pasa. Se me es inusual ver a George Clooney llorar, sé que lo ha hecho con anterioridad pero no expresado con profundidad. Su paso veloz es divertido y no sé si se deba a las chanclas. Si debo señalar la mejor escena, me quedaría corto. Su sello actoral está impregnado desde el principio hasta el fin de cada toma ya sea dentro de la habitación de un hospital, en las afueras de su casa o durante sus recorridos a las isla. No cabe duda que Clooney entrega una actuación digna de ser reconocida y hasta premiada por la Academia.

Del mismo modo, Clooney se acopla al resto de sus compañeros y los hace brillar. No obstante, el crédito se comparte con la carismática Shailene Woodley y la extrovertida Amara Miller. En otras palabras, las hijas de Matt King. La interacción es compleja dentro del trio por su fuerza conflictiva, pero cabe destacar que la incorporación de Nick Krause otorga humor negro, pero todo tiene su razón. Asimismo, Robert Forster y Judy Greer entregan poderosas participaciones en sus escenas con la paciente en coma. En cuanto a Matthew Lillard, sus gestos son satisfactorios y es raro verlo tan serio.

La narración del protagonista se sentía peligrosa al principio por su constante uso. Inevitablemente nos cuestiona si estamos frente a una clase de documental pero conforme avanza la trama, ésta se desvanece una vez situada la problemática. La edición es tranquila, no enfoques fuera de cuadro, libre de saltos y una composición musical un poco mediocre. Necesitaba más vibra o ritmo, comprendo el tono pero si el estilo abarcaba lo sarcástico y lo bello ¿por qué no la misma inversión en la canción?

En conclusión, es un drama con buenas posibilidades de ganarse el máximo premio gracias a su intrigante dirección, esplendida cinematografía, sobresalientes actuaciones, novedoso contexto y circunstancias únicas descritas en un su excedente guion. Se recomienda no sólo para los conocedores del cine sino para toda persona en general y su familia.



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