Un senador está siendo altamente vigilado por dos agentes de la FBI cuando en una misteriosa transacción es brutalmente asesinado de una forma reconocible. Tras varios análisis en la severa comparación, el retirado operativo Paul Shepherdson regresa a buscar al asesino Cassius con la ayuda del agente Ben Geary, quien llevaba 20 años desaparecido hasta este momento.
Como se puede percibir, se maneja una trama de espionaje suficientemente atractivo, genérico y con exceso de giros. Los avances crearon furia en algunos por revelarnos la identidad inmediata del asesino, sin embargo cuando eso suele suceder significa que hay otro secreto mucho más impactante; lo cual se da el casl pero desafortunadamente se cae en la confusión por la saturación implementada en el guión.
El guion presenta muchos huecos que conforme se desenvuelve la historia, algunos de estos se responden con secuencias hacia el pasado mientras otros simplemente se infieren o se dicen. Sin duda destacan muchos subtemas, pero sus elementos no son del todo aprovechados. Se siente mayormente superficial porque no se profundiza siquiera en las propias emociones. Se habla de un peligro pero algunos personajes secundarios lo ignoran contagiándonos con su mima ignorancia.
Los protagonistas nunca llegan a situarse bajo un mismo plano por la plena desconfianza propuesta en el contexto, inclusive el villano carece de poder la existencia del otro. El vínculo es notorio pero como se dio en el pasado, como podemos sentirnos apegados a un hecho si nunca fuimos parte de él. Por ello yo hubiera comenzado con esa tragedia y adelantado el reloj 20 años para engancharnos con el retorno.
Debo admitir que no me esperaba la revelación conclusiva mas hubiera sido interesante haber revisado más de ello. Asimismo unas escenas hacia el pasado de Ben Geary hubieran bastado. Este distanciamiento nunca se es bueno para vender, pero considerando su tiempo, otros 20 minutos adicionales le habrían dado otro enfoque quizás personal.
La edición se luce en la persecución y en la forma en que Cassius mataba a sus víctimas. El sonido contribuye al realismo mientras la composición música de John Debney le otorgaba ese tan necesitado sentimentalismo. La cinematografía por otra parte carece de atracción por sus tonalidades oscuras y los escenarios urbanos decadentes. El director tiene mucho porque aprender.
Obviamente el brillo recae en la actuación de Richard Gere por tratarse de una eficaz interpretación como el conflictivo y supuesto despiadado antagonista tanto protagonista. No sé preocupen por ello, luego se nos da este hecho en la pantalla. Cada gesto y movimiento corporal es lo que define su presencia y abuso de autoridad, en otras palabras es un antihéroe que careció de una mejor planeación para lograr por completo nuestro afecto.
Topher Grace se esfuerza al máximo por estar a la altura de Gere y termina siendo apto aunque sus momentos gloriosos se den en los últimos minutos. Demasiado cerca de los créditos que nos dejan con qué pensar exactamente sobre él ya que las apariencias engañan. Cabe mencionar brevemente a Martin Sheen por sus expresiones reveladoras.
En conlusión, no hay mucho de qué hablar excepto que es entretenida pero últimamente es una aventura pasajera que pudo haber sido mejor. La calificación a continuación se debe a su buen esfuerzo y a la selección de los actores.
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