Oficialmente se
cumplen 50 años desde que la primera película de James Bond se estrenó en los
cines. Desde entonces ha pasado por diversas épocas experimentando
constantemente un proceso de transición. Esta reciente entrega bajo el número veintitrés
justifica en absoluto su tremenda continuidad. No es una franquicia perfecta,
ha tenido muchos errores en el pasado pero con el paso del tiempo, la restructuración
de las historias, la innovadora dirección y el avance de la tecnología, Skyfall
ha llegado a posicionarse como una de las mejores de la saga 007.
En mi opinión
personal, sigo considerando Casino Royale como la aventura máxima por su
combinación entre violencia, creatividad y la implementación de un verdadero
romance. Asimismo cabe recordar los orígenes de la primera conversión al status
007, las secuencias provocativas de acción, el suspenso estratégico en el
casino, la inesperada traición de Vesper y la personalidad bruta de Bond, son
momentos épicos difíciles de superar hasta en el mismo género. Además fue notorio
omitir la elegancia por la arrogancia.
No rechazó el
retomarse este camino, después de todo, la serie de Bond se ha vuelto al estilo
de la trilogía de El Caballero de la Noche de Christopher Nolan. Esta vez el
guion se torna más melódico, lo cual inevitablemente puede llegar a agotarte a
diferencia de las antecesoras donde inmediatamente se recurría a los disparos,
persecuciones o explosiones. No obstante la introducción en Istambul es
espectacular, fácilmente es el mejor segmento de toda la película porque de ahí
se concentra demasiado en el desarrollo de los escenarios.
Quizás se deba el
estilo del director Sam Mendes, demasiada oscuridad, lo cual es notable pero
inesperado porque estas producciones tienden a ser claras como el agua. No es
queja alguna, al contrario, aprecio ver un trama enfocado en la naturaleza oscura
de la humanidad. En pocas palabras, desde las sombras como claramente lo ponen
en la mesa los protagonistas. Por otra parte, la fusión entre lo tradicional y
lo tecnológico se convirtieron en contrastes memorables. Notó un poco de
influencia en Alfonson Cuaron ya que la secuencia en Istambul es similar a la
conclusión de Harry Potter y El Prisionero de Askaban y el escape de Clive Owen
con la niña embarazada en Niños del Hombre.
Hubo muchos elementos
recurrentes de las versiones antiguas, pero no puedo evitar confirmar que
Casino Royale no se trataba de una precuela como se había anunciado en aquél
entonces. Casino Royale ahora se ha convertido en un reinicio porque en Skyfall
existen tres segmentos que lo aprueban. La primera es la afirmación de Q sobre
lo de ya no hacer las plumas explosivas, la segunda trata de la llegada de
Moneypenny y la tercera resalta en la destrucción del vehículo clásico. Existe
una cuarta pero me temo que si lo revelo echaré a perder la gran sorpresa, mí
única pista se enlaza a la letra M.
Curiosamente contamos
con la inclusión del villano hasta después de la primera hora. Una poderosa
actuación cabe destacar por parte de Javier Bardem. Ello gracias a que los
guionistas lo prepararon como el Guasón. Hasta colocaron tres diálogos
similares, lo cual no eran necesarios porque su vínculo es demasiado obvio. Hubiera
quedado implícito para evitar la imitación. Aun así Bardem es brillante con esta
ejecución de un despiadado psicópata. El acento, su modismo y físico rubio lo hace
un villano de la misma categoría de los anteriores.
Es excelente ver como
Daniel Craig continúa siendo el mejor James Bond. Esto lo digo no sólo por mí
sino ante el consentimiento de muchos. Su caracterización es mucho más frívola
pero eficiente, retrocede en el combate pero se defiende con maniobras tácticas
y del apoyo del reparto como lo fueron Q y Moneypenny. Además su escena
principal con Bardem no sólo es divertida, sino tensa y provocadora en el
sentido de acoso. No me hubiera esperado ese breve giro pero estoy seguro
permanecerá activa en muchas discusiones.
La verdadera estrella
podría recaer en Judi Dench, a excepción de El Mundo No Basta, hacía un rato
que no se ejercía un profundo desarrollo de la existencia de este personaje M.
De hecho este enfoque conlleva controversia por su extremismo en la toma de decisiones.
Este pasado sirvió de complemento a la estructura narrativa y a su vez, su
involucración personal con el antagonista guío a un magnifico desenlace.
A pesar de ser
participaciones breves, cada uno de los actores secundarios se desenvuelve con firmeza
en escena. Básicamente es un equipo a ponerle el ojo en el futuro. Entre ellos
cabe mencionar a Ralph Fiennes por su postura misteriosa, Naomi Harris denotó
más carisma, acción y belleza de lo visto en Piratas del Caribe, Bérenice Lim
Marlohe roba cada escena en que aparece gracias a su enigmático y atrevido
comportamiento como la mujer fatal, Ben Whisaw es estupendo como Q,
interesantemente es un reflejo del Dr. Reed de la serie Mentes Criminales; y
por último, Albert Finney fue mejor usado aquí que en El Legado Bourne.
En cuestiones cinematográficas,
es renovadora por las tonalidades oscuras de algunas ciudades. Inclusive los
contrastes de Londres son sublimes, pero principalmente ver la mansión de la
familia Bond es intrigante ya que desde Casino Royale, es inusual conocer un
poco del contexto de este agente. Aunque nuevamente encuentro una similitud con
El Caballero de la Noche donde Finney es sinónimo de Michael Caine, Bruce
también perdió a sus padres a tan temprana edad y vivió huérfano en una mansión
en las afueras como la del Estado Skyfall.
Es por esos pequeños
detalles que no le otorgó las 5 estrellas que algunos aseguran tener. El modelo
pausado no me molesta en absoluto quizás lo metódico me cansó pero no es enteramente
culpa del producto, simplemente se requiere de un segundo vistazo siempre y
cuando la mente esté relajada. Las localizaciones son impresionantes como
siempre, el tono maduro y negro de Sam Mendes es ingenioso y se aprecia el
mínimo detalle examinado en la trama, los personajes y las secuencias de
acción.
Fácilmente inicia y
termina con broche de oro, es el desarrollo donde se pudo haber reducido un
poco ya que en cuanto entra Bardem, sabemos que estamos presenciando una
fenomenal historia. Y que mejor acompañante musical que la voz de Adele, las
canciones temáticas desde Otro Día Para Morir se desviaron a lo electrónico
mientras este regreso a la balada emocional es justamente lo que se requería
para no despedazar lo clásico. Como se menciona, a veces sigue siendo mejor la
vieja escuela y por lo visto, es un hecho.
Supera por mucho lo genérico
e inconcluso de Quantum mientras logra situarse a la altura de Casino Royale por
revelarnos un poco del pasado de Bond desde un estilo intelectual.
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