Inesperadamente un padre de familia mata a sus compañeros de negocios, estrangula a su esposa y secuestra a sus dos hijas. Durante el veloz escape sufren un accidente cerca de los bosques y juntos emprenden un viaje hacia una cabaña donde a punto de ocasionar un suicidio colectivo, una entidad desconocida aparece ejecutando al asesino y en su proceso se hace cargo de las niñas por los siguientes cinco años. He aquí donde los créditos inician, adentrándonos a un buen relato de horror que nos mantendrá al borde de nuestros asientos desde el primer minuto.
Básicamente se maneja
un suspenso profundo limitándose las escenas intensas. La atmosfera conseguida
por el director Andres Muschietti es bellamente tétrica. Todo gira en torno a
la edición de sonido, efectos especiales y actuaciones. Estos tres elementos
nos causan nerviosidad y un buen par de sustos. Obviamente se puede percibir la
mano de Guillermo del Toro especialmente en la cinematografía, guion y la
dirección del arte. Con este gran soporte, Muschietti entrega el mejor horror
clásico desde La Dama de Negro.
Sorpresivamente el
fenómeno no se vuelve en la atracción principal sino el desarrollo de la
historia en conjunto con el contexto,
los cuales predominan el guion. Usualmente esta clase de películas
tienden a dejar inconclusas algunas premisas, sin embargo Mamá es la excepción
porque narra los orígenes de la antagonista y su evolución a través de los
años. Sin duda es una leyenda adecuadamente adaptada por Muschietti en mayor
parte por su debida comprensión al material.
A pesar de su
estructura genérica, la trama nunca deja de asombrarnos porque existen
elementos innovadores. El estilo de Muschietti es ingenioso al momento de
emplear la oscuridad y llevar a cabo la realización de las secuencias terroríficas.
Naturalmente todo encaja en su lugar y la intriga generada por el desconocimiento
de las intenciones de la antagonista nos mantiene en constante suspenso. Sinceramente
quien hubiera anticipado que también reiríamos, nos conmoveríamos y nos impactaríamos
al ver tan belleza en los paisajes.
Llegar a una catarsis
de este modo nunca suele ser fácil más Muschietti lo logró. Por lo visto es un
don de cada español saber cómo sacar a flote tales sentimientos humanos. Indudablemente
las niñas se llevan la película: Megan Charpentier e Isabelle Nélisse como
Victoria y Lilly nos causan una severa impresión. Nunca había visto
interpretaciones tan tenebrosas como las desatadas en los primeros veinte
minutos. Es interesante su proceso de adaptación porque estas niñitas saben
desenvolverse de acorde a lo solicitado.
Asimismo cada una
cumple con definir el estereotipo de sus personajes, Victoria se convierte en la
protectora de su hermana y acepta a Mamá pero conforme va viviendo la realidad
es cuando empieza a descubrir la verdadera forma de vivir. Entretanto Lilly
sigue aferrada a su vieja vida por carecer de un pasado real. Este par de
perfiles es bastante certero por los antecedentes investigativos en la rama de
perfiles psicológicos.
Por otra parte
Jessica Chastain demuestra porque ha sido dos veces nominada al Oscar, la
respuesta es simplemente porque se transforma en cada papel que toma. De verla
como una rubia simpática e inexpresiva, esta vez adopta la personificación de
una guitarrista de rock mezclada con una vestimenta un poco agresiva por su
interesante tatuaje. El cabello corto y pintado de negro la hace ver muy
bonita. Su forma fría de dirigirse a la niñas es hilarante y ver cómo va adquiriendo
ese instinto maternal hacia la conclusión, sinceramente nos parte el corazón. Cabe
destacar la doble interpretación de Nikolaj Coster-Waldau y la misteriosa
caracterización de Daniel Kash.
Entonces
artísticamente hablando se acerca a la liga de El Laberinto del Fauno,
emocionalmente está en la misma sintonía. Visualmente contiene paneo asombrosos
por las localizaciones pero algunas escenas son un poco inquietantes para
nuestro gusto. Existe una que otra original de mucho agrado pero otras que ya
se habían visto en otras películas que se complementan pese a no ser
necesarios. No obstante, la esencia radica en la mezcla de sonido por
mantenernos siempre en suspenso.
En conclusión, Mamá
es una obra de horror que ofrece más de lo que uno anticipaba. No es diabólica en
ningún sentido sino al contrario, le da homenaje a la leyenda y buen nombre al
género por haber empleado el modelo clásico donde el suspenso y la historia son
el centro en lugar de lo grotesco y el misterio. No me queda más que
recomendarla por su apego histórico, emocional y transformativo.
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