domingo, 30 de junio de 2013

Crítica de Guerra Mundial Z (World War Z)

Gerry Lane y su familia esperan en el habitual tráfico de Filadelfia cuando inesperadamente son atacados por un brote masivo de muertos vivientes. Inmediatamente el retirado investigador de la ONU recurre a sus tácticas militares y guía a su familia hacia un lugar a salvo. No obstante, todo tiene un precio y por ende Gerry tendrá que retomar su antiguo oficio para encontrar el origen de este virus y asimismo garantizar la protección de sus seres queridos.      


Una entrada bastante atractiva y reforzada por una excelente mercadotecnia pese a la existencia de una recepción mixta generada por su desapego a la fuente original. No es un género que la mayoría tienda a verla en los cines pero en esta ocasión, ha sido la gran excepción de la taquilla porque sus números iniciales han superado las expectativas. Adentrándonos a este giro apocalíptico:   


El guion de Matthew Michael Carnahan está basado en la novela popular de Max Brooks la cual consiste en la narración de múltiples relatos. Este esquema dramático se rediseña con el fin de enfocarse en una sola travesía personal dentro de un contexto tanto familiar como geo-político. Del mismo modo, el horror pasa a segundo plano centrándose el suspenso mediante la enorme escala de sucesos en las secuencias descritas.   


Esta adaptación va dirigida a los amantes de acción y el suspenso, ya que no ofrece muertes desagradables ni tampoco trata de enredarse con el concepto de los zombies. Simplemente es entretenimiento sólido que te pone a pensar en el fin de los tiempos. En cierto modo carece de desarrollo de personajes y el propósito de la dirección no se torna clara hasta la inclusión del tercer acto, donde Drew Goddard y Damon Lindelof jugaron un papel esencial.


Se entendía que la conclusión original consistía en dos batallas similares a las secuelas de Resident Evil 4-5, pero debido a la desconfianza de este aspecto genérico, se recurrió a Goddard y Lindelof quienes inmediatamente recordaron a los productores de la importancia paternal del personaje principal y por ello, decidieron bajar los niveles de saturación hacia un tono personal el cual conllevo a la implementación de las instalaciones de la W.H.O.  


Cabe subrayar que esta es la primera parte de una posible trilogía por lo que algunas preguntas permanecerán abiertas. No se requiere quebrarse la cabeza ya que esta trama se accede a través de la lógica de los hechos mostrados. Debido a su naturaleza instintiva, se nos será fácil digerirla aunque el contraste de comenzar en grande hasta terminar en bajo podría decepcionar a algunos.


Indudablemente la dirección de Marc Forster es intensamente espectacular. Desde que comienza te mantiene en tu asiento con constante suspenso, un par de sustos e invasiones sugestivas. Considerando su previa experiencia en 007: Quantum, los combates se ven realísticos y las tomas aéreas de las ciudades son increíbles de observar inclusive durante el ataque de los zombies, un factor innovador para este género.   


La edición está limpia porque cada encuadre, aspecto técnico y sonido estuvieron bien coordinados. Forster enfocó su atención no sólo en el horror sino en la atmosfera que los desenvolvía, por esa razón el desempeño de los zombies resultó uno de los mejores resaltes por su genuino comportamiento, maquillaje y efectos especiales. Además se aprecia los detalles apocalípticos en las localizaciones de Filadelfia, Corea del Sur e Israel. Sin olvidarnos de la impresionante secuencia del avión.


Desde que se volvió padre de familia, Brad Pitt ha crecido mucho en sus películas y en esta participación lo demuestra. No sólo se defiende en las escenas físicas sino que expresa ese sentimentalismo en su seriedad. Su aspecto predominante es la de un padre en lugar de un agente, pero en ambas conductas sabe distinguirse con cautela de no caer en lo excesivo. Por tanto Pitt se convierte en una figura compasiva.


Entre las escenas sobresalientes: Pitt brilla en el escape de Filadelfia, su modo de contención en Jerusalén donde saca lo mejor de su co-protagonista Daniella Kertesz y su encuentro cara a cara con un muerto viviente, fácilmente el momento culminante de la película.  Dicho lo anterior, todavía existe mucho terreno por abarcar de este personaje, aunque también posee un pasado interesante. Nunca se sabe, la secuela podría introducir un segmento de sus primeras misiones o podría abarcar las razones por las cuales optó por retirarse de la ONU.    


Digan lo que diga, Guerra Mundial Z merece crédito por haber renovado el género de los zombies. Dada la buena ejecución de Forster, no se descartan las posibilidades de convertirse en un evento real considerando los brotes de rabia y la píldora que causaba que algunos individuos se comieran a otros vivos por un apetito insaciable. Por tanto su mensaje subliminal consiste en estar siempre preparados, especialmente dirigido a los Gobiernos.   


En cuestiones de secuela, comparte el mismo destino de Prometeo porque la segunda entrega cuenta con la tarea de darle seguimiento a varias temáticas pendientes. El sendero a seguir podría radicar en los orígenes de sus fenómenos sobrenaturales, explicados desde el presente o con la adición de algunos viajes al pasado. Pasé lo pasé, Guerra Mundial Z estará en el radar de muchos gracias a este buen prólogo. 




Pepsi se vuelve la bebida oficial del apocalípsis tras el subliminal e ingenioso comercial del Sr. Pitt.    

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