Para quienes amaron la primera, encontraran la fórmula de la segunda un
poco vulgar pero al menos sigue siendo un producto familiar con una necesitada
supervisión. Generalmente el lenguaje es limpio pero hay algunas escenas que
por más indirectas que sean, visualmente se comprende el mensaje y por tanto desequilibra
los tonos.
Entiendo que las secuelas deben exceder el modelo pasado más hubiera
optado por una historia proporcional en lugar de escenarios simplistas. Por
contener un reparto grande, el desarrollo de personajes es pobre y vaya que
había elementos que pudieron haberse profundizado para crear esa conexión o
hacer valer el mensaje que supuestamente se tiene en mente. Por ejemplo: en vez
de mudarse a su vieja ciudad, los Feders debieron haber organizado otra
reunión.
De ese modo, la edición no pareciera mostrarnos un collage en forma de
sitcom. Me temo que la dirección de Dennis Dugan se ve improvisadamente
tanteada. En cierto modo funciona porque las vulgaridades salen con naturaleza
y te ocasionan risas, siempre y cuando uno vaya con esa mentalidad, puesto que
si no comprendes este producto irracional, podrías sentirte ofendido o
simplemente insípido.
Es de esperarse desde chistes homofóbicos, pedos, eructos, vomitadas,
peleas, borracheras, desnudez protegida, bromas pesadas y humor negro. Desafortunadamente
es difícil encontrarle un sentido porque la estructura aquí es un desorden de
eventos donde el guion se formó a partir de anécdotas. No existe ni un granito
de madurez en esta versión y por tanto, debe verse y tratarse por lo que es.
Adam Sandler, Kevin James, Chris Rock y David Spade siguen funcionando
con química aunque se extrañe a Rob Schneider. De hecho una referencia hubiese
sido suficiente. Se espera lo clásico de estos cuatro comediantes aunque empiezo
a sentir que Adam Sandler obtuvo más presencia en cuestión de tiempo. Igual se
da con las mujeres donde Salma Hayek es la principal mientras Maria Bello y Maya
Rudolph son desaprovechadas. Esto es una lástima estas actrices son excelentes
al actuar con los niños.
Entre los que roban escenas están: Steve Buscemi, Stone Cold Steve
Austin, Taylor Lautner, Milo Ventimiglia y Shaquille O’Neal. Creo que una
película con estos cinco individuos podría consolidarse en un éxito taquillero
a la Qué Pasó Ayer porque cada uno demostró tener ese carisma en sus
respectivos e inocentes interpretaciones. Lo digo de esta manera porque ninguno
requirió de esfuerzo ni exageración al momento de ejecutar sus diálogos y
expresiones físicas.
No hay mucho que decir sobre los aspectos técnicos, básicamente todo
está dicho. Se rumora de una tercera entrega pero no creo tenga posibilidad de
recaudar otros $ 125 millones de dólares, al menos que su esquema vaya acorde a
la original porque si continua arriesgándose en este territorio de simples
vulgaridades, sufrirá el destino de Qué Pasó Ayer 3.
Si desean reírse a cómo den lugar, adelante, esta secuela cumple con
un buen humor varonil. Igual pueden llevar a sus hijos pero dependiendo de la
edad podrían requerir un poco de orientación o supervisión. Insisto no hay nada
fuerte o grotesco, simplemente se siente la sensación. Es agradable ver al
elenco reunido pero siento desaprovechada sus participaciones individuales por
haberse adoptado este camino.
La película cumple con su propósito y nos hace pasar tanto buenos
ratos como otros incomodos. Creo que un poco de ambos no hace mal a nadie, así
que se los dejo a ustedes si deciden irla a ver en el cine o si prefieren
esperar a rentarla.
La película para mi gusto no es buena. Es vulgar y si algo se podía recatar en la primera parte, en esta no es así. Además, la actuación de Adam Sandler es mala, porque ya está grande para segui haciendo papeles de adolescente inmaduro.
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