Katniss Everdeen no
es la misma desde que ganó los Juegos del Hambre. Tras regresar al Distrito 12,
la adolescente sufre de ansiedad post-traumática y emocionalmente está
confundida por las dos personas más allegadas a su corazón. Sin embargo no
tiene opción que seguir adelante y cumplir con la incómoda gira de los
victoriosos obedeciendo las órdenes del Presidente con la finalidad de evitar
el brote de una rebelión.
Interesantemente la
secuela retoma la estructura pasada y le invierte varias dosis de fuerza a las temáticas
establecidas. Los elementos que hicieron popular a la original siguen presentes,
es sólo que no vuelven a suceder tal como las suponemos, simplemente se procede
por lo opuesto y por ello no puedo evitar sentir un forcejeo en la historia. No
he tenido la oportunidad de leer la novela pero en cuanto a esta adaptación,
termina siendo anticlimática.
Por cada paso que da
hacia adelante, retrocede dos; como si todo se estuviera reservando para un
épico final del cual no sucede en tal magnitud, por tanto el sacrificio
narrativo termina siendo contradictorio. El guion se percibe como una especie
de ensayo donde la creatividad sólo consistió en adornar los escenarios en vez
de permitir que las propias consecuencias de los actos humanos hicieran lo suyo.
En tradición de otras segundas partes,
comprendo su tratamiento como la antesala de algo masivo por venir.
En primera instancia,
la cinematografía de la Arena no es tan sublime como quisiéramos, de hecho es
un distractor que una vez que su naturaleza es revelada pierde su propósito. La
sala de entrenamiento no se aprovecha. La gravedad del contexto sociopolítico
es sugestiva por los aspectos profundos a través de la violenta opresión,
aunque nunca llegan a desenvolverse por completo. Gracias a Jennifer Lawrence,
nos sentimos atraídos a revivir esta experiencia porque el desarrollo de
personajes en general, se maneja de forma circunstancial.
Obviamente la
dirección de Francis Lawrence demostró ser superior a la de Gary Ross por el
hecho de mantener los encuadres rectos en vez de temblorosos durante las
secuencias de acción. La profundidad expresiva de los personajes principales es
notoria mas no comprendimos al resto ni el propósito de forzar el mismo
protocolo y por tanto la revelación en la secuencia final no es convincente. De
verdad aplaudo que haya tratado de adoptar el esquema de El Imperio Contraataca, pero en eso recae, en un mero intento.
No que me disguste
esta continuación, simplemente me pareció distante de la grandeza de la
original. Redundar en lo mismo pero ahora con oposiciones, por tanto reforzando
la conducta de los protagonistas porque en vez de sentirse espontáneos se
sienten tanteados, en otras palabras, algunas maniobras pierden su valor por
volverse predictivos y ¿a qué se debe esta sensación? A estar viendo pequeñas
alteraciones a una línea de tiempo bastante asimilable.
Reitero que Jennifer
Lawrence es la razón principal por la que esta adaptación obtiene un sentido de
ser, no sólo porque su posicionamiento como Katniss Everdeen se deba a la
anterior sino porque su participación apremiada en Los Juegos del Destino, bajo
la dirección de David O. Russell, le ayudó a crear esa capa de complejidad y
por tanto se nota la autenticidad e incluso nos sorprende verla al principio
tratando de cumplir con las demandas con tal de no sólo proteger a su pueblo sino
protegerse a ella misma de un destino que nunca quiso tener.
Josh Hutcherson obtiene
un poco de crédito en esta ocasión, su estatus de hombre débil se transforma a
un carácter de conciencia e incluso madurez. No puedo evitar sentir que un poco
de humor o incluso sarcasmo de su parte no le hubiese hecho daño ya que percibo
esa necesidad en su extrema seriedad. Este punto lo mencionó en comparación con
Woody Harrelson quien con los puros gestos nos hace reír y preocuparnos por la
formalidad de los acontecimientos.
Entre los secundarios
recurrentes: Liam Hemsworth, Elizabeth Banks, Lenny Kravitz, Stanley Tucci y
Donald Sutherland continúan creciendo en sus respetivos roles ya que finalmente
se les reconoce su huella en este universo novelístico. Entre las nuevas
adiciones: Philip Seymour Hoffman, Jefrey Wright, Sam Claffin, Jena Malone y
Lynn Cohen hacen lo posible por destacar pero me temo que por causa del tiempo
y su forma escrita, permanecen sólo pasajeros.
Entre los resaltes:
los vestuarios y maquillajes son bastante atractivos, pero refiriéndome
principalmente a Lawrence porque aquí luce mucho su belleza. La composición
musical cumple con la atmosfera tétrica de los mejorados efectos especiales y
la edición del sonido es un gran resalte por situarnos en suspenso. Esta vez,
debo señalar que la dirección de arte y cinematografía deberían ser
consideradas a una nominación porque la entrada al estilo romano al Capitolio
simplemente fue épica.
En conclusión, Los Juegos del Hambre: En Llamas no es
la gran secuela que uno anticipa; cumple con profundizarnos en ese crítico contexto con segmentos emotivos e
intensos en cuestiones de temáticas. En cuanto al evento de la Arena, nunca
llega a desenvolverse a la magnitud de la primera hora ya que concluye siendo
un distractor de un panorama que todavía sigue indefinido. Será cuestión de
esperar otro año para saber la razón por la cual se optó esta dirección
posteriormente de una notable primera entrega.
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