Después de varias
semanas de escuchar distintos comentarios sobre esta comedia dramatica nominada
a cinco Premios Oscar, decidí acudir al
cine a darle una oportunidad. Debo admitir que su larga duración de tres horas
con su temática de finanzas me tenía en duda, aunque sorpresivamente la
constante adrenalina en su trama fusionada con el humor negro, hicieron que
este relato verídico se nos pasará así de inmediato.
Desde que inicia te
mantiene al tanto de circunstancias de cada escenario que es difícil perderse.
La introducción de Jordan R. Belfort es uno de los mejores tratamientos que un
personaje puede recibir. Las memorias de esta figura pública y controversial son
la fuente principal de donde se apoyó el guionista y por tanto la transición se
aproxima bastante a la realidad de ese contexto. Gracias a Terence Winter,
ahora podemos comprender la vida y profesión de un corredor dentro de la Bolsa
de valores.
La adaptación no sólo
se enfoca a la relación laboral sino a los aspectos tanto familiares como
políticos. Comportamientos degenerativos a toda costa entremezclada con la
doble moral y el exceso de beneficios. Verdaderamente te pone a pensar si este
es el sueño americano al que todos aspiramos. Atmosféricamente hablando, es una
película completa en el término de su palabra. Perfecta en su edición.
Martin Scosese ha
estado en una excelente racha, no sólo intensifica su estilo sino decide correr
el gran riesgo de manejar un humor sucio, sarcástico, vulgar, sexual y persuasivo.
Aquí la narración en primera persona es constante y los discursos van y viene
como el dinero. Es fiesta tras fiesta, tríos, orgías, desnudez, groserías,
golpizas, drogas, fraudes, robos, todo lo que se nos ocurra pasa por aquí,
principalmente cada asunto que tenga que ver con el sexo es brutalmente
explicito.
No que llegue a
asustar pero el modo de estar viendo tales escenas gráficas interpretadas con
tanta espontaneidad te pone a analizar que hay empresarios o trabajadores que
realmente cuentan con esa mentalidad. Hoy en día nuestros senados y diputados
protagonizan estos tópicos pero que empresas como Wall Street fuesen de esa
naturaleza ilusiva, me pone a cuestionar que el interés económico de no sólo
América sino de nuestras naciones, está mal administrado.
Cualquiera que la vea
podrá comprender mi postura pero básicamente ese es sólo un punto de vista.
Aquí el factor interesante es conocer las diversas concepciones alrededor de su
contenido. Inclusive muchos presentirán por las opiniones que circulan al respecto,
me negaba a creerlo hasta que fui a verlo. Y es raro salir del cine habiendo
aprendido algo y aun más haber generado una opinión personal sobre lo
presentado.
Enfocándome al
complemento narrativo del cual no tuviera trascendencia si no fuera por su
talento actoral, confieso que Leonardo Dicaprio no sólo cumple con nuestras
expectativas sino se coloca en otro nivel completamente distinto a lo visto. Su
papel no se basa en su elegancia ni su bello rostro, nada de eso, su
desenvolvimiento está en su lenguaje corporal y articulación en sus palabras. Habrá
cosas sin sentido pero él de una manera le da relevancia, trata de convencernos
que lo malo es bueno y lo bueno es malo. Así de enfermizo el asunto.
No es el típico antihéroe
carismático, cuesta trabajo comprenderlo, pero como siempre habrá personas que
lo admirarán por su audacia en hacer dinero mediante su oferta y demanda. En sí,
el que me haya hecho una forma de pensar sobre él, sea bueno, mala o neutra es
fácilmente un logro para Dicaprio porque me hizo fijarme en Belfort, ver su
visión y maneras de llevarla a cabo. En pocas palabras, conocí al hombre y me
hice una opinión fuerte en cuanto a su conducta.
En cuanto al reparto
secundario, mis respetos para cada uno de los integrantes y hasta los extras.
Jonah Hill muy merecedor de su segunda nominación, Margot Robbie por no ser la
típica rubia, Matthew McConaughey poco pero seguro, Kyle Chandler eficaz como
siempre pese a estar encasillado; asimismo
Rob Reiner, Jon Favreau, P.J. Byrne, entre otros. Tanto Dicaprio como Scorsese
hicieron una tremenda labor en autentificar a cada uno de su personal
involucrado, incluyendo a los técnicos.
Quien hubiera
anticipado que su quinta colaboración traería consigo este giro vulgarmente extremista
en sus carreras. La palabra F tiende a mencionarse cada rato como pan caliente
y lo curioso es que no llega a ofender. Tantas cosas inimaginables hechas
realidad, definitivamente se recomienda verse pero no enfrente de los niños. En
conclusión, no será la mejor de la nominadas pero si la más provocativa debido
a su núcleo ego-centrista.
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