viernes, 21 de marzo de 2014

Crítica de Frozen: Una Aventura Congelada


En diciembre del año pasado, conté con varias oportunidades de asistir a esta aclamada animación original de Walt Disney. Sin embargo, no es común que vaya a ver películas infantiles a excepción de Monter’s Inc y Mi Villano Favorito 2 cuyas primeras partes fueron fantásticos. Posteriormente de las constantes referencias, su monstruosa taquilla y sus dos estatuillas en los Premios de la Academia, no me quedó más que aprovechar su disponibilidad a la renta.

Frozen no es el típico cuento del cual estamos acostumbrados a tener de Disney, como nos lo figuramos previamente con Enredados, su temática es mucho más profunda y humanista. De hecho se nos habla del equilibrio emocional en conjunto con la responsabilidad que requiere un don especial. Aquí la superficialidad pasa a segundo plano y el enfoque radica en las imperfecciones del elenco animado. Por primera vez vemos a una princesa despertar despeinada y con baba ¡quién lo hubiese imaginado!

Cualquier padre de familia podrá sentirse tranquilo sabiendo que el concepto del príncipe azul y Felices Para Siempre son absolutamente destrozados. Divertidamente se nos explica que nadie debe casarse así a la primera, antes se debe formar un criterio, conocer realmente a la persona, comprender sus errores y realizar simples ajustes mediante un fuerte acto de amor y no por la necesidad de ser amado. Lo interesante de este mensaje es que va encaminado tanto a hombres y mujeres, niños y niñas.    

Entre la sublime narrativa, se nos motiva a ser nosotros mismos y a tratar de controlar nuestras emociones. Analizando la historia de Elsa, nos pone a pensar en la forma en que siempre se nos conduce a ocultar nuestros sentimientos o rarezas por la premisa de que “se vea mal antes los demás”. En oposición a su hermana Anna, quien tiene mucho cariño por dar pero nadie quien pueda recibirlo. Interesantes comportamientos y dinámicas de las cuales algunos podremos identificarnos como analizarlos.

El mensaje que encuentro, apoyándome en la canción temática, es simplemente desprenderse de las emociones y tratar de controlarlos a través de los buenos sentimientos. No optar por esconderlos como se nos inculca porque tarde o temprano, este almacenamiento de miedos y rencores nos harán explotar como literalmente lo observamos en la tormenta originada por Elsa. La libertad no está relacionada al encierro como muchos creemos, por tanto creo que esta animación se complementa con Los Juegos del Destino en cuestiones de moldear un carácter sano.  

La dirección de Chris Buck y Jennifer Lee culminó en espectacularidad gracias a su visión de darle otro giro a las animaciones en general. La comedia no sólo se emplea para hacernos reír, el buen humor es ingenioso y perfectamente programado. Los escenarios son tan espontáneos y por tanto visualmente hablando es una obra hermosa debido a su drama, desarrollo de personajes, música y suspenso, especialmente en el clímax donde lo inesperado se desata tras acto por acto. 

No sé si se hayan dado cuenta del cameo de Rapunzel y su galán, se ven momentáneamente por la espalda mientras entran al castillo en la fase de la Coronación. Cabe señalar que la música hace hincapié a Les Miserables principalmente en la introducción. Empiezo a creer que Frozen merecía estar nominada por Guión, Edición de Sonido y Mezcla de Sonido. Sin embargo no puedo quejarme, Let It Go ganó la Mejor Canción de entre un buen catálogo que en conjunto fue reconocido dentro de la categoría a la Mejor Animación.   

Obviamente el reparto de Kristen Bell, Idina Menzel, Jonathan Groff, Josh Gad, Santino Fontana y Ciarán Hinds contribuyeron con poderosas voces. Pese a su naturaleza animada, nunca llegamos a percibirlos como figuras caricaturescas, existe algo adentro de sus voces que los hace destacar entre la realidad y además nos contagia de diversas emocionales porque podemos comprenderlos. El factor de identificación es claro como las enseñanzas que nos dan a través de su música y letra.

En conclusión, Frozen es una obra maestra que nos enseña a valorar la familia, controlar nuestras emociones, pensar en nuestras acciones y a promover los actos de amor. Cualquiera la puede apreciar, no importa la edad, e inclusive merece estar en nuestro catálogo al lado de Toy Story 3, Buscando a Nemo y El Rey León.   

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