Thomas despierta
adentro de un elevador en ascenso sólo para encontrarse con un grupo de
adolescentes una vez que este se detiene en la superficie. Al igual que el
resto, Thomas carece de memoria alguna sobre su pasado y desconoce las razones
por las cuales se encuentra en un bosque rodeado por un interminable laberinto.
Tal parece el guión
de Noah Oppenheim toma el concepto del novelista James Dashner bastante en
serio ya que esta adaptación no se abalanza a la acción sino primeramente se
concentra en desarrollar emocionalmente al protagonista dentro del sistema social
creado por los participantes. Este exceso de atención resulta un poco negativo
ya que lo social tiende a cansar durante su primera hora, de por sí uno está al
acecho de respuestas de las cuales terminamos sin saberlas.
El Director Wes Ball
demostró potencial durante la segunda hora ya que el suspenso establecido en el
segundo acto congenia excelentemente con la acción desatada en el clímax.
Interesantemente este esquema es bastante similar a Los Juegos del Hambre y
Divergente, provocando una falta de creatividad en esta clase de adaptaciones
juveniles. Tampoco es consuelo saber desde el planteamiento que la película
terminará en continuación, uno lo infiere por la constante forma de decirnos
las cosas a medias.
Debo admitir que la
edición es bastante entretenida, principalmente la ejecución del sonido porque
eso le da un fuerte impacto a los efectos visuales. No es de esperarse grandes
explosiones ni laboriosos combates, aquí prácticamente recae en correr y
esconderse. Se aprecia el buen uso del horror porque logran robarnos un par de
sustos.
La actuación de Dylan
O’Brien funciona en todos los aspectos pero nunca llega a concretarse como un autentico
protagonista. No es culpa del actor sino de las prioridades del guión, Jennifer
Lawrence y Shailene Woodley tuvieron un completo desarrollo de sus personajes a
diferencia de O’Brien donde las constantes charlas sobre el contexto opacaron
de por sí la identidad desconocida de su personaje.
Lo mismo podría
decirse de Kaya Scodelario, la única mujer del elenco, este hecho fue altamente
desaprovechado porque debió haberse empleado una tensión sexual entre los participantes.
La trataron como si fuese otro hombre de
la manada y por tanto su papel carece de relevancia.
Malamente se le dio
prioridad a Thomas Brodie-Sangster cuando Will Poulter imponía con su comportamiento
agresivo. Con todo respeto, Sangster estuvo débil en el rol del jardinero Newt
mientras Poulter dio su máximo esfuerzo como Gally; de hecho nunca llegamos a
comprender del todo a este supuesto villano. Quizás y la novela nos los defina
más.
Aml Ameen es descrito
como el líder pero dudo que se perciba como tal, en ese caso se lo creería más
a Ki Hong Lee. Básicamente este numeroso elenco se pierde entre la
cinematografía, razón por la cual nunca nos conectamos con ninguno de los
presentes ni tampoco nos preocupamos por su sobrevivencia. Nuestro consuelo
yace en disfrutar sus escasas tácticas de sobrevivencia.
Tomando en cuenta que
el autor escribió una trilogía, entiendo el por qué esta primera entrega se siente
incompleta. En contraste con los sobrevivientes, mi curiosidad sólo radica en
saber los propósitos de los Creadores. No nos queda más que darle el beneficio
de la duda por lo confuso que se puede tornar en los últimos cinco minutos. Esperemos
y la secuela resuelva estos aspectos negativos porque de que esta franquicia
tiene potencial, lo tiene.
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