lunes, 8 de diciembre de 2014

La novela y película de El Cielo Si Existe (Heaven is For Real)


 Este año ha sido bastante importante no sólo para los cristianos sino para la Industria Cinematográfica porque hubo cinco producciones bíblicas por así referírseles y cuatro se tornaron éxitos a su propia manera mientras la última se anticipa le vaya modestamente a partir de este fin de semana.

Enfocándome en una de estas, dado que es la única cuyo contenido viene directamente del New York Bestseller de Todd Burpo y Lynn Vincet, la mayoría ya estará familiarizado con El Cielo Si Existe o a lo mínimo conocen la película. De hecho así fue como di con la novela, sentí la curiosidad de profundizar en el testimonio de los Colton.

Nos sobran las teorías con respecto a la vida después de la muerte, el cielo o el infierno, testimonios inimaginables y las sagradas escrituras. Me temo que a pesar de la abundancia, no existe una ciencia exacta que nos descifre esta realidad de los seguidores de Jesús. Todo se resume a fe y a que tanto estarías dispuesto a aceptarlo.  

Confieso que si le sufrí un poco mientras la leía, no ante el estilo narrativo ya que el padre de Colton hace lo posible por describirnos aquellas revelaciones con sutileza. Después de todo, Todd es nuestro punto de enfoque y a través de él vamos comprendiendo las palabras de su hijo las cuales nos extendiendo un poco más nuestro grado de conocimiento sobre Dios.  

Se hace hincapié en la imagen de Jesús, la ropa, las alas que recibiremos, las espadas de los ángeles, la visión sobre la futura guerra, el tiempo relativo entre Tierra y Cielo, la pérdida de una vida en un aborto accidental, el trono de Dios, la eterna juventud, las bendiciones del Espíritu Santo, el amor hacía los niños, el ascenso hacía el paraíso, cero oscuridad, infinidad de colores, absoluto bienestar, animales presentes como el Caballo de Jesús, figuras históricas entre otras temáticas.   

Un escéptico la desmentirá por carecer de fundamentos científicos o quizás podría darse la oportunidad de creer porque un niño de cuatro años no podría acumular tanta información descriptiva. Es obvio que este fascinante contenido va más allá de su imaginación. Obvio que podría acusarse a Todd de falsificar su relato; de mi parte a como yo la veo, es una fuente 100% verídica.

Curiosamente la película selecciona las circunstancias esenciales y las desenvuelve bajo un lineamiento cronológico. Los eventos no se desencadenan en días o semanas, la realidad fueron meses y hasta posibles años. Los sermones, la administración de la Iglesia, el periodismo, las dudas de Todd, la percepción de Sonja y hasta  los buenos golpes de Cassie no se mencionaron en lo absoluto.

A cómo le entiendo, Todd nunca dudó de su hijo, al contrario, mostró su asombro en conjunto con su esposa de esta maravillosa experiencia que relataba. Sin este giro, a lo mejor no hubiéramos conectado con los protagonistas. En cuanto a Nancy, Jay, Michael, Charlotte, Ray y Lee, siquiera lees sus nombres. Aquí es donde claramente el director y guionista Randall Wallace metió de su cosecha.

Wallace es un maestro en esta clase de dramas, para quienes lo desconocen el estuvo detrás de poderosas historias tales como Corazón Valiente y Fuimos Héroes. Su acercamiento fue simple: movernos como si de verdad existiera el cielo. Y lo mejor de todo, añadiendo el humanismo en compañía de la duda tal como Ridley Scott lo hizo con Éxodo.

Muchos le huyen y otros se pierden, el punto en sí culmina en sólo creer. Esto es la maravilla de esta adaptación, que trasciende no sólo para el lector, sino para toda clase de familias o inclusive las una congregaciones. Gracias a este guión, cada uno de nosotros formamos parte de este suspenso ya que se nos es fácil identificarnos con algunas cuestiones.    

Observando que sólo Todd y Colton eran los principales en la novela, Greg Kinnear y Connor Corum tenían mucho peso a gran diferencia de Kelly Reilly y Lane Styles, quienes quedaron con flexibilidad puesto que sólo se hacen referencias a sus nombres más nunca sobre sus acciones o comportamientos.

Afortunadamente el profesionalismo de Kinnear en conjunto con su experiencia al actuar con niños le ayudó mucho a proyectar ese contagio emocional.  Por otro lado, Corum te conmueve con la sensibilidad expresada en su rostro. Una sola mirada y te parte el corazón y no sólo lo menciono por la secuencia del hospital.  

En conclusión, tanto novela como película se vuelven complementarios, la primera indaga en algunos secretos del cielo mientras la segunda te posiciona justo en el centro de la incertidumbre que la mayoría de las personas, incluso las más cultas, experimentan al hacerse la pregunta de sí existe un cielo y sí es el caso, con sólo creer en Jesús como tu salvador ¿será suficiente para poder ser digno de este?

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