lunes, 3 de agosto de 2015

Crítica de Misión Imposible: Nación Secreta (Mission: Impossible - Rogue Nation)


Semanas después de los eventos en Mumbai, Ethan Hunt se encuentra tratando de probar la existencia del Sindicato, una mafia de renegados cuyo propósito es esparcir el terrorismo alrededor del mundo. Desmantelados y absorbidos por la CIA, el equipo de Hunt debe reunirse en orden de hacer lo imposible por reparar no sólo su reputación sin la de la IMF. 

Cabe admitir que desde que J.J. Abrams abordó esta franquicia en 2006, se ha visto una notable continuidad y un avance dramático en el contexto de Hunt, inclusive algunos personajes se han beneficiado de un crecimiento individual como han sido los casos de Benji, Luther, Brandt y ahora Hunley. Lamentablemente Sonia parece estar fuera de esta imagen, por el momento.

Admito que no esperaba un desenfoque, en el sentido en que esta quinta parte se inspira en la estructura de El Imperio Contraataca donde el villano parece estar siempre a un paso adelante del héroe pero desde una perspectiva compleja que te mantiene embobado en la primera hora y sobretodo en la última media hora.

El guión de Christopher McQuarrie se concentra intensamente en el enigma y lo indirecto. Existe un momento donde la lentitud de los sucesos y la saturación narrativa tienden a generar confusión y hasta cansancio. Pero en cuanto menos lo esperan, todo adopta un fantástico y emocionante sentido mediante una de las mejores escenas de esta secuela.

Descuiden, no sería una Misión Imposible sin sus extravagantes secuencias de acción las cuales no alcanzan la magnitud de la antecesora, refiriéndome al edificio más alto y a la fábrica de carros. Sin embargo se defiende con un amplio grado de realismo proyectado en la persecución de las motos, la inclusión en el acueducto y la escena del avión la cual no esperé que con esa abriesen.

Obviamente Protocolo Fantasma sigue siendo la cúspide, pero Nación Secreta no se queda tan lejos ya que se aprovecha de los cimientos y se da la oportunidad de arriesgarse al tratar de aplicar una misión metódica en lugar de aventurera y espontánea. Aquí todo es calculado y bellamente ejecutado por el director Christopher McQuarrie.

De hecho puedo notar la influencia de Jack Reacher y Valquiria tanto en su dirección como edición. McQuarrie no divaga en lo espectacular sino en lo real y por lo tanto, las circunstancias adoptan una validez contextual a pesar de que quedaron algunos huecos. Algo me dice que algunos de estos misterios continuaran en la recién anunciada sexta entrega.

Como era de esperarse, Tom Cruise sigue siendo un maestro de la acción, a su edad y cada vez nos desafía con stunts que ni los jóvenes de hoy en día se atreven a realizar. Jeremy Renner tomó un papel administrativo mientras que Simon Pegg despegó en lo táctico. Rebecca Ferguson cubrió la demanda de Paula Patton, aunque sí llegamos a extrañar a esta segunda.

Es un gusto volver a ver a Ving Rhames y en una capacidad extendida, Sean Harris  tiene una gran presencia como el villano mientras Simon McBurney y Jens Hultén no se quedan tampoco lejos. Por otro lado, el profesionalismo de Alex Baldwin sigue siendo evidente y todo gira a que se convertirá en un recurrente a la M en 007.    

En conclusión: Nación Secreta gira entorno a su propio núcleo narrativo y cinematográfico. Tanto acción como el desarrollo de personajes se desplazan a segundo plano dándole esa fluidez misteriosa a pesar de llegarse a sentir un poco larga. Independientemente de ello, te mantendrá enganchado por su diferente pero buena dirección.

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