sábado, 10 de octubre de 2015

Crítica de Pasante de Moda (The Intern)


La chispa de gracia y humor intelectual de Nancy Meyers continúan en este exquisito relato donde un hombre jubilado llamado Ben Whitaker decide pasar el resto de su vejez como pasante de un comercio de moda. Asignado como su asistente personal, la exitosa empresaria Jules Ostin está decidida a hacer caso omiso de su presencia hasta poco a poco ir descubriendo la gran falta que le hacía no sólo en su vida laboral sino hasta en un plano personal-emocional.  

Confieso que me encontraba a más de la mitad de la función cuando de inmediato pensé que esta era una película que debía anotar en mi lista de compras porque me impresionó tanto el fascinante guión por su apego a la actualidad y la conservación de las viejas costumbres las cuales fusionándose hacen que la sabiduría fluya conforme la vamos disfrutando.

Posteriormente de Alguien Tiene Que Ceder y El Descanso, no me esperaba con la astucia de Meyers alcanzara su propia marca de calidad. No me malinterpreten, Enamorándome de Mi Ex estuvo lo bastante entretenida pero Pasante la Moda la supera quedándose al mismo nivel de las dos mencionadas al principio. La prueba de ello era que la sala seguía llena en su segunda semana en cartelera, es más, sólo se escuchaban las risas y las sonrisas eran notoria tras terminarse.

Esto en mayor parte al desarrollo de personajes porque como es de esperarse, Meyers es una especialista en forjar personajes  de los cuales crecen durante las complicaciones de la trama. Esta retransmisión de la naturaleza humana nos da un sentido de autocrítica ya que podemos encontrar mucho de nosotros en estas personas que no difieren de la realidad tanto laboral como personal.

Anne Hathaway y Robert DeNiro comparten una extraordinaria química. Nunca me había tocado verlos emparejados, por tanto se los aplaudo. Del mismo modo es bienvenida Renne Russo quien después de Thor: Un Mundo Oscuro ha estado comenzando a brillar otra vez. No puedo evitar sentir que me gustaría verlos a estos tres reunidos otra vez más y mejor aún si es con su directora y guionista.

Como es de esperarse, DeNiro nos engancha con su madurez, expresiones y quizás en su papel de Whitaker nos proporciona la respuesta de qué hacer en la vejez;  ya cuando uno asume que lo hizo todo y no queda nada más por hacer. Básicamente él es la fortaleza y se destaca como tal. En pocas palabras, si uno no sabía de la importancia o el respeto que debemos tenerle hacía las personas mayores; después de ver esta película, no habrá duda alguna.  

Desde la perspectiva juvenil tenemos a la también ganadora del Oscar Hathaway. Confieso que esperaba verla en un estilo tipo El Diablo Viste a La Moda o La Propuesta, aquí se resume a una de sus mejores actuaciones casuales. Tan natural, activa y simpática pese a desenvolverse como una adicta al trabajo lo cual no parece serlo una vez que vas comprendiendo la importancia de la narrativa.

En conjunto con Anders Holm, Andrew Rannells, Ada DeVine y otros jóvenes, nos damos una idea de cómo se vive hoy en día. El exceso de carga de trabajo, los sacrificios, la frustración, la tendencia de padres de casas o madres trabajadoras, y la sensación del tiempo por encima de nosotros. Al perecer nos encontramos siempre corriendo de un lado hacía otro sin permitirnos detenernos un instante para apreciar lo que tenemos en frente de nosotros.

No todo es sufrimiento y es lo que me gusta de esta adaptación, que Meyers profundizó en las facetas que distinguen a este contexto social-laboral en el que nos desenvolvemos sin descuidar su espectacular toque de comedia porque vaya que nos hace reír como no tienen idea y quizás algunos se conmuevan porque de los dos personajes, podemos encontrar ciertas cualidades con las que nos identificamos así de fácil.  

Entonces, no la ignoren, dense una vuelta en el cine y véanla antes de que la quiten. Realmente lo vale cada minuto.

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