domingo, 22 de noviembre de 2015

Crítica de Los Juegos del Hambre: Sinsajo Parte 2 (The Hunger Games: Mockinjay Part 2)


Los Juegos llegan relativamente a su fin con una impresionante cruzada de la cual cumple con la adecuada dosis de acción e intenso drama guiados a un final inesperado pese a la escasez de su propia trascendencia. Contextualmente hablando, Sinsajo Parte 2 se constituye como la verdadera secuela a Atrapando a Fuego y posiblemente de la original.

Se vuelve evidente lo innecesario de haber dividido la novela en dos partes. Hasta la fecha ninguna ha cumplido las expectativas como lo hizo Harry Potter con Las Reliquias de la Muerte y en víspera del sorprendente declive inagural en la Taquilla, digamos que las esperanzas se ven cada vez peligrosos para Divergente y Maze Runner.

Puramente comercial resultó la primera parte de Sinsajo, y yo que creía que Spectre sería la mejor. Aunque se haya desviado en su fórmula, Parte 2 cumplió con entregarnos la tan necesaria acción que nos debía  y en una escala respetable porque de que pudo haber sido mejor, me temo que sí ante el grave debilitamiento en su antagonismo.

Si tanto le fascinaba la idea al director Francis Lawrence sobre realizar una precuela, esta pudo haber sido una gran oportunidad de introducir una secuencia fijada 76 años antes de la inauguración de Los Juegos del Hambre, incluso pudo haber brindado frutos durante el clímax ya que las referencias de por sí no le hacen justicia.

Uno de los errores culminantes por las cuales esta franquicia se derrumba en un plano dramático es por causa del desenfoque en el reparto secundario. Obviamente la poderosa actuación de Jennifer Lawrence con la esquizofrenia de Josh Hutcherson y el extremismo de Liam Hemsworth la compensan en conjunto con las tragedias en que se ven desenvueltos sus personajes.

Lawrence como siempre entrega su máximo esfuerzo y ahora se luce como siempre debió hacerlo. En otras palabras, nos hizo recordar a la bella, sensible, valiente y justa Katniss Everdeen de quien nos habíamos enamorado hace tres años. Hemsworth y Hutcherson interactúan por la primera vez, aunque me hubiese gustado haber visto más de estos dos.

No puedo evitar sentir este triángulo similar al de Crepúsculo, sin embargo, aquí no cayeron en el melodrama por estar siempre separados por el juego o la guerra. Esta ausencia de desarrollo es evidente también en Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Jeffrey Wright, Jena Malone, Sam Clafin, Gwendoline Christie y Willow Shields, cuya despedida o vínculo con la protagonista carece de la catarsis por tratarse de roles pasajeros.

Lo mismo podría decirse de Donald Sutherland y Julianne Moore. Cuando apenas se están poniendo interesantes, su tiempo es reducido a un par de diálogos de los cuales los guionistas Peter Craig y Danny Strong dan por centrado su supuesta eficacia en el cumplimiento narrativo. Con referencia a Katniss, Peeta y Gale, sí queda claro pero en cuanto al resto, no se nos dice nada al respecto, siquiera un vistazo de lo que fue de Panem posteriormente de la resolución.    

Me intriga tanto que Lawrence nunca haya usado el traje rojo de los posters o que la tecnología haya sido delimitada al igual que la guerra, porque la mayor parte del tiempo nos quedamos en la retaguardia bajo el método propagandista con uno que otro distractor como la boda y el conflicto emocional entre Katniss, Gale y Peeta.

De ahí en fuera: el sonido, , la cinematografía, el vestuario y el suspenso en cuanto Katniss es declarada muerta, conlleva a una travesía que nos hizo recordar lo fascinante que había sido cuando acudimos a ver la original en marzo de 2012. Debido a sus deslices en fundamentar su vaso contexto sociopolítico, se queda por debajo de las mejores del año.

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