martes, 9 de febrero de 2016

Crítica de Brooklyn: Un Nuevo Hogar


Una tradicional historia de amor desenvuelta durante el contexto de la inmigración americana en 1952. La trama es lo bastante simple como para perderse. En sí consiste en una chica irlandesa que decide irse a los Estados Unidos con el motivo de encontrar una mejor vida ya que la que tiene en su país, no le es suficiente a víspera de su inteligencia e ignorada belleza.

John Crowley nunca había sobresalido hasta este momento. Nomás no había lugar en los cinco campos de las nominaciones porque hubiese estado bien haberlo visto o escuchado. Su dirección es honesta, directa y espontanea lo cual esto último hace de esta adaptación, un viaje rápido y efectivamente contagioso en cuestiones emocionales.

Tampoco es para que salgas llorando, si tiene sus escenas emotivas pero a su vez, esparce alegría debido a su natural chispa de grato humor no sólo a la dichosa química entre los protagonistas sino por el resto de los actores y actrices de reparto que interactúan de acorde al contexto social de aquella época.  

Como se ha crecido Saoirse Ronan, tratándose de su segunda nominación, no puedo evitar recurrir a su debut en Expiación dándome cuenta al instante que no sólo se ha vuelto físicamente atractiva sino ha adoptado una postura expresiva donde no requiere de palabras para justificar su hermosa, delicada y triste mirada. A su edad es toda una actriz y merece sin duda la nominación.

Nadie anticipaba mucho de Emory Cohen, en cuanto entra en escena su carisma lo coloca en primer plano porque se comporta tan natural al lado de Ronan. Desconozco si salen en la vida real porque en pantalla, uno puede darse cuenta que ambos están destinados para sí mismos y por esa razón, uno siente miedo al percibir la fragilidad de la relación en el tercer acto.  

En algún momento, uno no puede evitar sentir la amenaza que representa Domhnall Gleeson. Este joven talentoso ha tenido un poderoso año con El Renacido y Star Wars: El Despertar de la Fuerza. Sin importar su recurrencia en soporte, siempre tiende a sobresalir en cada escena que aparece porque así de preparado y profesional es. Muy pronto tendrá otro protagónico, es un hecho.

No puedo descartar a Jim Broadbent como el Padre Flood, sin importar verlo en una que otra escena. Su forma de expresarse es lo que realza de por sí sus maravillosos diálogos, porque se nota lo completo que se encuentra su persona y su necesidad por formar parte de esta historia, en especial en la de Ellis Lacey.

Como lo mencioné al principio, es una trama sencilla y agradable. En ningún momento recurre al melodrama, simplemente mantiene los pies bien puestos en la tierra. No he tenido la oportunidad de leer la novela de Colm Toibin pero debo suponer que se trata de una obra maravillosa viendo como Nick Hornby hizo grandezas con este guión.  

Asimismo se sacó provecho a la música, vestuario, dirección de arte, sonido y en especial la cinematografía la cual no tiende a figurar en primer plano. Aquí aplaudo los encuadres seleccionados porque tanto Brooklyn como Enniscorthy se vuelven en dos lugares necesarios por visitar.

En conclusión, su contexto es lo que nos mantiene sumergidos pero una vez que se establecen los protagonistas. Uno no puede quitar la vista ni por un segundo porque así de agradable es ver a Ronan y Cohen actuar juntos, aunque para ser justos, los actores de reparto contribuyen mucho a la esencia carismática, cinematográfica y espontanea con la cual coordina el director Crowley. 

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