Cuando por fin el padrastro Brad está por ser aceptado por los
pequeños Megan y Dylan, el padre biológico Dusty hace una visita inesperada a
su familia donde a simple vista, las apariencias engañan y por mucho. Por lo
tanto Brad tendrá que hacer su mayor esfuerzo aunque signifique tomar medidas
extremas y poco civiles en orden de ganarle la partida a Dusty quien las tiene
todas de ganarla, incluyendo a su ex esposa Sara.
Después de haber visto Policías de Repuesto hace un par de años, me
daba temor visitar a este dúo porque encontré muy torpe el humor utilizado por
lo que a excepción de los vasos servidos con rodajas de pepino, no me divertí
en lo absoluto lo cual fue un alivio haber sido la excepción en esta novedosa,
creativa y competitiva comedia que aunque no lo crean, expresa la situación
complicada en la que se encuentran los padres y los padrastros.
Cuidar a un niño no es fácil, nadie te dice cómo hacerlo y usualmente
siempre se termina cometiendo los errores que prometimos no cometer en nuestra
juventud. Imagínense si este hijo no es tu hijo de sangre. He aquí el detalle,
la guerra por así decirlo. Así que estoy impresionado con el guión de Brian Burns,
Sean Anders y John Morris, por ser actual y no tan distante de la vida familiar
al menos de los Estados Unidos.
Más que lanzarme a reír, confieso que sufrí en algunas partes por
ponerme en la situación de Brad. No basta con ser un modelo a seguir porque la
sociedad es tan frívola que de un día a otro, te destroza dejándote en el
olvido. Así que me compadecí de Will Ferrell siendo esto inusual sabiendo que
es uno de mis actores menos favoritos.
Mark Walhberg como siempre es un actor que no decepciona por su versatilidad, en esta ocasión su competitividad nos hace detestarlo al tener en claro su agenda desde el primer día. Con más razón la escena al final se torna épica, honestamente excelente forma de prepararlo. En cuanto a Linda Cardellini la noté perdida entre estas dos posturas, hasta el desenlace adquiere fortaleza pero antes de eso, hizo falta imponer su presencia, quizás y el libreto así estaba.
En referencia a los niños, no decepcionan en lo absoluto ni tampoco Thomas
Haded Church en sus anécdotas sin sentido. Básicamente el enfoque radica en
pasar un buen rato y Sean Anders al instante lo transmite en las escenas de
confrontación entre padre y padrastro; aunque también hay momentos en que su
dirección toca el aspecto sentimental debido a lo que pasan estas familias, en
especial lo que soportan tanto padres como padrastros.
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