La segunda novela oficial en el reseteado universo de Star Wars me
resultó una rotunda decepción aunque me duela admitirlo en el fondo de mi
corazón. No sé en qué estaba pensando el autor Kevin Heame cuando se puso en zapatos
de Luke debido a que su argumento no contribuye en lo absoluto a excepción de
mostrarnos los primeros indicios en el uso de la Fuerza.
Así es, para quienes se preguntaban como Luke le hizó para atraer la sable
de luz en el Planeta Hoth, podría decirse que hay una explicación. Esto
agradable porque conlleva a los primeros pensamientos sobre las enseñanzas de
Obi-Wan, lo que significaba ser un Jedi y la fama que tenía su padre durante
las Guerras Clónicas.
Lo anterior no es para emocionarse porque el único poder en sí que
vemos en Luke consiste en mover los fideos de una sopa. Es un antecedente al
acceso de la fuerza y sirve para justificar su desesperado intento de escape en
El Imperio Contrataca, pero en contraste con A New Dawn carece de una genuina
aventura y chispa sólida de humor.
Inclusive quisieron tensarnos con un romance con una tal Nakari cuya
identidad es obsoleta y más cuando su destino es predecible. No tuvimos reunión
alguna con Han ni Chewbacca lo cual fue decepcionante. Leia sólo aparece al
principio pero tampoco se aprovecha para tratar de revelar sentimientos entre
ambos pese a su total ignorancia.
Otro pésame es la ausencia de un antagonista, hubiera conformado con
tener un breve capítulo con Darth Vader. Explotar la Estrella Letal fue un acto
poderoso por lo que Luke debió haber tenido más respaldo y protección, viendo
como nuestros héroes en la serie animada de Rebels se la están viendo a duras
debido a sus logros.
Entonces, podría seguir y seguir tratando de pulir mi justificación, pero al final
recalcó que esta novela es de naturaleza pasajera. No brinda nada de lo que no
sepamos, al contrario, desaprovechó temáticas que en la mente de Luke hubiesen
sido poderosas de explorar considerando su estancia a un par de días después de
la Batalla de Yavin.
Suave las referencias directas a la Guerra Clónicas, en especial al
robo de los bebés en Rodia y las aventuras tempranas de Anakin. Lamentablemente
constituyen sólo un mínimo porcentaje de este libro que me tomó un mes de leer.
Estuve a punto de dejarlo porque se tornaba aburrido ante las mismas circunstancias.
Las mujeres se tornaban entre un confuso
lineamiento mental de Luke.
Sí eres un auténtico seguidor de Star Wars, inevitablemente leerás
esta novela concluyendo con una opinión la más cercana a la mía. De lo
contrario, si vas a explorar este mundo complementario, por favor no lo hagas
porque podría cortarte el entusiasmo y con fantásticas novelas como Discípulo
Oscuro, Tarkin, Lost Stars o Lords of the Sith, no mereces este bajón.
En este momento me encuentro enganchado con Bloodline de Claudia Clay
y ello que su narrativa es 80% política y aun así sabe narrar con estilo y
personalidad. En lo que llevo de leído, la esencia de Leia es mil veces fiel a
la fuente filmográfica de la que jamás pudo ser Luke entre Heir to the Jedi con
Una Nueva Esperanza. Y eso que Bloodline está situada 20 años después del
Episodio VI.
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