lunes, 30 de enero de 2017

Crítica de La La Land


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Después de semanas de estar causando sensación no sólo en las premiaciones sino en la Taquilla Mundial tras ingresar los $ 200 millones, finalmente llega a la cartelera de nuestra ciudad esta adaptación musical de la cual concuerdo con los críticos en que es una obra excepcional que no puede tomarse a la ligera a pesar de la propia sencillez de su ingenua narrativa.

Atraídos por una sugestiva melodía, una aspirante a actriz y un productor de Jazz en problemas emprenden juntos una aventura musical donde su amor es la base fundamental para la realización de sus sueños. No obstante, su relación es puesta a prueba de una forma que dejará un impacto en sus vidas debido a las decisiones que deben tomar por separados.  

Desde mi perspectiva, La La Land podría referirse como la película de los soñadores. Indudablemente Damien Chazelle recaptura el espíritu del viejo Hollywood brindándole a su vez un homenaje al Jazz como previamente lo hizo con Whilplash. Este guionista y director es un claro ejemplo de que se puede hacer historia con un presupuesto de $ 30 millones.

Limpia, llena de corazón, humildad y un mensaje de fe es lo que se transmite en su detallada dirección. Chazelle goza de una intensa creatividad ya que la coreografía  de cada número musical es espectacular y más por la innovadora edición en los de por sí característicos encuadres. No sólo saca lo mejor de cada escena sino lleva a sus protagonistas a otro nivel interpretativo.

Dicho esto, Ryan Gosling y Emma Stone se beneficiaron de quizás los mejores desarrollos que ambos de sus personajes pudieron tener. Tanto Stone como Gosling no sólo merecen estar nominado sino deberían ser premiados y  no sólo por haberse adentrado a un estilo inexplorado sino por haberlo conquistado con calidad.

El guión no difiere de nuestra realidad, inclusive uno podría identificarse ante el manejo de la madurez, la búsqueda de los sueños, el sacrificio e incomprensión. Es lo bastante sencilla para disfrutarse y su ejecución la hace efectiva por entenderse tanto concepto como propósito. Termina por quebrarte el corazón pero cada segundo de ello lo vale.

Para desenvolverse en un escenario contemporáneamente urbano, cuenta con mucha ingenuidad. Nunca pude imaginarme tales bailes en las calles, la autopista, dentro de una casa o inclusive a través de las estrellas. Obviamente la inocencia de su atmosfera podría alejar a algunos, mas no a los románticos, a estos como yo simplemente les va a encantar.

Tampoco descartemos el vestuario tan colorido, probablemente se vaya a poner de moda al mismo ritmo de la música de Justin Sandgreen. La melodía temática justifica la compra de su soundtrack. Esa y las canciones contagiosas de “Another Day of Sun”, “Someone in the Crowd”, “City of Stars”, “Audition (The Fools Who Dream)” y “Epilogue”.

Para haber cumplido con el tono de grandeza de aquellas representaciones, muchos elementos como la iluminación, vestuario, edición, cinematografía, maquillaje, diseño y la composición estuvieron en perfecta sincronización con el elenco actoral de lo cual bajo la coordinación maestra de Chazelle hicieron de esta adaptación en un portal de esperanza para muchos soñadores.

Calificación: 4½ de 5 estrellas

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