Dane Jensen es un cazador de talentos exitoso debido a su constante
determinación por cumplir con las metas establecidas del Corporativo sin
importar que deba jugar sucio en varias de las negociaciones. Debido a la
competitividad de un cargo, debe entregarse por completo por ganar más al final
deberá elegir entre su ambición o su familia, en especial su hijo.
Son de esos dramas que te ponen a pensar sobre lo más importante de la
vida. No cabe duda que Bill Dubuque entregó un guión complejo tanto en el desarrollo
del protagonista como su contexto laboral, ya que esas circunstancias conforman
la realidad en la que vive un padre de familia, bueno no todos, aunque parece
estar predisponiéndose desde la juventud, antes de tener hijos.
El director Mark Williams no posee mucha experiencia al respecto, pero
entre el elenco y su guionista, lo ayudaron a crear esta conmovedora historia
de amor y conciencia. No existe tanto melodrama como se creyese, cada encuadre
captura la esencia desprendida por los actores creándose esa atmosfera
equilibrada de tensión, humor y drama.
A Gerard Butler no tienden a generarle buena riqueza en la Taquilla y
es una gran lástima porque quedó perfecto en este rol. Su encanto pasa a
segundo plano liberándose una actitud impresionante y digna de identificarse. Su
desempeño es notable al lado de Maxwell Jenkis, sus escenas de padre e hijo son
muy maduras considerando la gran diferencia de edad.
Este dúo se la lleva tranquila, no hay apuros, disfrutan el momento en
conjunto con el resto para darle seriedad a los momentos. Maxwell se benefició
del profesionalismo de Butler y a su vez le hizo el trabajo fácil. La química
entre los dos es reconocible, se nota en sus expresiones conforme escenifican
el tratamiento médico.
Gretchen Mol es genuina como la madre y a su vez inyecta intensidad en sus escenas
con Butler, existe una en especial, la del Día de Gracias que se torna
efectivamente emocional. Willen Dafoe, Alfred Molina, Alison Brie y Anupam Kher
estarán limitados en tiempo pero su contribución no sólo le da presencia a la
adaptación sino terminan dejando su huella.
Desafortunadamente en la función me tocaron cuatro mujeres delante de
mí, de las cuales ya estaban demasiadas grandes como para hacerse las
graciosas. En las dos horas, nunca pararon de bromear, faltar al respeto y ser
terriblemente sarcásticas. Traté de no hacerle caso pero vaya que su presencia
simplemente no me dejó conectar emocionalmente con esta gran historia.
Tenía meses que no me tocaba esta mala experiencia y espero sean meses
para que se vuelva a repetir. Para todas aquellas personas que creen que ir al
cine es lo mismo que ir a un antro, deberían aprender a diferenciar porque una
película de este tipo merece disfrutarte. Además el público presente merece
respeto porque también pagaron por verla y en buena forma.