La Profesora de Economía Rachel Chu es
invitada por su novio a la boda de su mejor amigo en Singapore, donde a la vez
tendrá que enfrentarse a la Familia al no tener ni la más remota idea de lo
locamente millonarios que son. Todo dependerá de la actitud que adopte en orden
de no sólo ganarse el respeto sino sobrevivir a este romántico caos.
Ni idea de qué esperar del director Jon
M. Chu cuya predominante experiencia en las secuelas de Step Up, G.I. Joe 2 y
Los Ilusionistas 2 le brindaron la credibilidad de aventurarse en el género de
la comedia romántica culminando con una adaptación exquisita gracias a su
contexto social y cultura.
Me gustó bastante la manera en que
crítica el esquema de vida americano y lo compara con la crianza educativa de
China. Es evidente que el dinero no compra la felicidad y eso parece ser el lema
aunque acompañado de una humilde determinación por la protagonista donde su
desventaja se convierte en el sólido enganchador para quedarnos fijos todo el
recorrido.
Aplaudo bastante la cinematografía y
diseño urbano, no tenía la menor idea de la belleza tecnológica de aquellos
lugares. Impresionante hasta el grado de agregarlo a mí lista porque hasta la
comida se veía fenomenal y ni se diga de los colores. Existe una gran variedad
de atuendos y ni se digan las bodas, el director aprovechó al máximo esa
creatividad.
Uno creería que la historia sería la
típica y en cierto grado lo es aunque con unas variantes maduras en cuestiones
de la aceptación, el reconocimiento, los logros y nuestra procedencia. Aquí las
relaciones tanto conexiones son importantes; interesante que el asunto del dinero
no se viese tan atractivo, considerando que eso pasa realmente a un tercer
plano.
Los guionistas Peter Charello y Adele Lim
supieron plasmar a los personajes de la novela de Kevin Kwan, que unos cuantos
podrán identificarse con los millonarios y muchas sin duda estarán en los pies
de Costance Wu ya que en su papel de Rachel nos logra conquistar por su
espontanea e inteligente interpretación. Gracias a esto, empezará a recibir más
ofertas en Hollywood.
Empezaba a creer que Henry Goulding la
haría más del Sr. Grey y por lo visto, la representación del multimillonario y
deseado Nick Young sorprende por su sencillez. La comodidad se ve presente en
su rostro y el modo de vestir que recurrieron me hace analizar lo bien que
tenían identificados a estos personajes, desde su psicología hasta su modo de
vestir y comportarse.
Obviamente la trama se intensifica ante
la extraordinaria belleza de Michelle Yeoh, una actriz a la talla de grandes
como Meryl Streep y Helen Mirren. No sólo se distingue por su belleza sino por
su porte al intervenir como la antagonista pero de un modo justificable y no
tan caricaturesco. En sí no se trataba de darse golpes o sabotearse, sino de la
aceptación y nada más.
Quienes nos hacen reír sin parar son
Awkwafina y Ken Jeong, no sólo sus diálogos sino la manera en que se comportan
e interactúan con el resto sirven para entretenernos ante uno que otra escena
tensa. Un especial reconocimiento a Gemma Chan quien en su rol de Astrid denota
una poderosa presencia que es imposible no pase desapercibida gracias a su
contagiosa vulnerabilidad.
Honestamente, creo que es
indiscutiblemente la mejor comedia romántica de este 2018 y por muchas razones
como podrán darse cuenta.
Calificación: 4½ de 5 estrellas
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