Año Nuevo inicia en alto gracias a que la secuela de Creed no sólo
mantiene el momento sino profundiza más en su legado al vincularse directamente
el pasado de Rocky IV. Tres años después de haber perdido su pelea con Pretty
Ricky Conlan, Adonis Creed consigue la pelea por el título sólo para atraer la
peligrosa atención de un formidable rival del Gran Rocky.
Como es de esperarse, la magia de Stallone se sigue sintiendo en esta
nueva franquicia que fácilmente ha encontrado cimentarse gracias a este
poderoso respaldo. Obvio que Steven Caple Jr. merece reconocimiento al no sólo
enfocarse al cuadrilátero sino desenvolver cada aspecto contextual de la
historia de todos los involucrados.
En un principio Stallone estaría a cargo de la dirección pero en
conjunto con Michael B. Jordan optaron mejor por sangre nueva. Caple Jr. está consciente de la larga
historia y bajo ninguna circunstancia la minimiza sino logra evolucionarla. Lo
viejo y lo nuevo se fusionan de un modo que la nostalgia como el resurgimiento
se siente con fuerza en aquellos veinte minutos finales.
Es cierto que las intenciones de los Dragos no parecen estar en
primera plana como muchos críticos señalaron. Es sólo que había muchas
temáticas que no era necesario desenvolver algo que desde un principio ya
estaba definido como para crear un melodrama. Además nadie creía que tener una
continuación directa fuese emocionante de revivir en los ojos de los jóvenes.
No sólo Michael B. es el estrella de esta función como lo siguió
demostrando al ir más allá en el manejo de las emociones oscuras sino Tessa
Thompson y Sylverster Stallone le acompañan con el mismo profesionalismo al
poner en ruedo los problemas de sus respectivos personajes. Yo creo que lo que
funciona aquí es ver cómo algunos miedos y caídas podrían ser identificables.
Tampoco descartemos a Dolph Lundgren, quien en su segundo aire, sigue
ofreciendo una actuación de calidad de la cual se observó con intensidad en
aquella escena que compartió con Sylverster. En el papel de su hijo Viktor,
Florian Munteanu se posiciona quizás como un peligroso rival que ha tenido
Creed y todo gracias a reflejarlo en su mirada ya que no necesito de dialogo.
Me gustó bastante contar con el retorno de Milo Ventimiglia, aparición
nos vincula con Rocky VI ofreciéndonos otra tan merecida faceta que necesitaba
retomarse aunque fuese momentáneo. Pese a tratarse de una octavo producción en
la Saga de Rocky, debo admitir que me siguen sorprendiendo al ser creativos en
su forma de continuar con esta historia.
Y la ejecución nunca falla y mucho menos con una edición de primera
categoría y una música tan contagiosa. En definitiva una secuela tan digna de
la primera y en un descuido, hasta mucho mejor por no temerle al enfrentarse al
pasado. Sin duda tendré que regresar al origen pero entretanto, una poderosa
recomendación para comenzar este año 2019.
Calificación: 4½ de 5 estrellas
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