domingo, 14 de abril de 2019

Merlí T3-C14 -FIN-

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Ha sido una travesía que honestamente disfruté aún mejor que la primera vez. Como lo dije al volver a reiniciar con esta serie, nunca he hecho tal repetición afuera de Star Wars por lo que Merlí es algo muy especial. Lo repito, son de esas series que no sólo se posiciona gracias a la personificación maestra de Francesc Orella sino por su diverso, dinámico y expresivo elenco tanto de jóvenes como de adultos. Cualquiera independientemente de la edad, nacionalidad o contexto puede no sólo disfrutarla sino aprender de los complejos guiones del creador Hector Lozano. Tiene de todo y eso es lo genial, por lo tanto no me queda más que terminar lo que empecé, y es reseñar el último capítulo del cual, ni aún así pude librarme de la emoción y el sentimentalismo.

Una historia como esta se define en 40 capítulos y este en especial, considerado más como un epílogo, le da el tan merecido cierre ya que está diseñado para dejar una huella en el protagonista y sus secundarios. Y es lo que sucede, que cualquiera puede regresarse a verlas y descubrir detalles, información y hasta profundizar en las enseñanzas. Ciertamente la filosofía impartida por un maestro como Merlí crearía ese contagio de cambio porque realmente es lo que necesita una sociedad para salir adelante: personas críticas que defiendan la libertad, cuestionen todo e impidan la decadencia política. Sobre todo a comer bien, opinar, respetar, pensar y no conformarse con la esclavitud expresada desde distintos sentidos.

La ida al campamento fue pieza fundamental para inyectarse la nostalgia en la gran reunión, se nota la madurez y la chispa de vida de los ahora crecidos peri-patéticos del siglo XXI. Aquí todos te contagian del dolor cotidiano, en especial Bruno, Pol e Iván quienes te conmueven y tampoco hago a un lado a la Calduch. Qué revelación la de Gina y no creí extrañar mis recuerdos en la escuela, pese a lo malo, hubo cosas buenas como se recordaron cuando se visitó el instituto. Un gran cierre de hecho cuando Bruno escribe en la pared del sótano. Las parejas me sorprendieron pero en ningún momento se sintieron forzadas y gran toque el de revelarnos los destinos. Espero con ansías el spinoff de Pol que tras verlo debutar como maestro, algo me dice que saldrá igual de bien.

Este fue el momento definitivo de Merlí, termina siendo mejor de lo que era y su único sufrimiento es el de ver el aula vacía, ya que esta soledad le afecta considerando que lo que le encanta es enseñar cómo debería ser el propósito de cada maestro. No tanto por la pasta. Estar rodeado de sus alumnos, compañeros docentes, su madre, novia e hijo, resultó memorable. Ingenioso lo del Merlinismo leído por nada menos que Iván y pronunciado filosofo por Pol, como era de esperarse. Una serie con ese golpe de conciencia perfecta para hoy en día y que nunca se es tarde para verla, ni tampoco está de más repetirla. Duele verla concluir y más cuando llega a sentirse tan real y ese es un afecto de la poderosa narrativa que nos transmite. Ni modo, debo desprenderme porque así es la vida.

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