sábado, 9 de marzo de 2019

Merli: E1-C1

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Tras terminar la tercera y última temporada de Merlí, no pude evitar sentir que no estaba listo aún para despedirme y seguir adelante, no, hubo tantos elementos o sucesos que además de entretenerme, hacerme reír y conmoverme, aprendí tanto del protagonista como del resto del diverso elenco cuyas emociones son identificables y más en ese contexto.

La importancia de un buen maestro es esencial incluyendo en Filosofía la cual es una materia desvalorada a pesar del conocimiento, la sabiduría y el desafío de la cuestión que se nos entrega. La serie tuvo como objetivo restregárnoslo en nuestras caras al hacerle justicia al contenido de esta serie mediante un asombroso guión y perfecto desarrollo de personajes.

La única serie que he repetido ha sido Clone Wars; por lo tanto, regresar a Merlí es evidencia de que no es cualquier serie con la que me haya topado. Por esa razón encontrarán una que otra frase o reflexión en los siguientes 40 días, conforme me tomó un episodio a la vez ya que no pretendo correr esta vez.

Curioso como algunas cosas se te olvidan del principio como: la primera vez en que vemos a Merlí, sus merlínadas en clase, Bruno y su obsesión con la normalidad, la rivalidad con ese clásico maestro Eugeni y ni se diga de lo impactante que fue su primer encuentro con Iván quien se encontraba encerrado en su casa sin la voluntad de salir y retomar la escuela.

La primera clase de los peripatéticos y lo que cuentan de ser un grupo de estudiantes de Aristóteles que se la pasaban caminando reflexionando la vida en general. Debo confesar que yo suelo hacer bastante eso. A su vez interesante que el Amor Platónico no se refiera al amor no correspondido sino en amar las formas o ideas eternas, inteligibles y perfectas (La belleza de las almas).

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