miércoles, 27 de marzo de 2024

Si Solo Pudiera Imaginar La Cabaña

   Resulta una gran pena que la versión extendida de Ridley Scott no hay sido permitida para estrenarse a salas. Que su visión y mano de obra en cada minuto de los 45 que fueron reincorporados la convertían en una obra maestra sin cuestión alguna. A la altura de Gladiador o inclusive mejor me atrevo a decir pero ese es el problema de los ejecutivos o grandes estudios, les importa más ganar dinero que hacer buen cine y justificar su taquilla. 

   El Reino de los Cielos o Cruzada, como quieran llamarla, es un clásico que se siente igual de fresca e importa tras haberse relanzado hace 18 años. Lo que destacó son sus diálogos y la enseñanza que nos esparce con los temas que nos topamos. De verdad que hay cosas que nada más no cambian, mentalmente nos encontramos en la misma ignorancia y misma pelea, nada parece cambiar en nuestro cerebro y eso que hoy en día disponemos de Inteligencia Artificial.     

   Más ahí no termina mi travesía porque mi objetivo en sí fue recurrir a cuatro películas, así es, tuve que volver a visitar Sí Tan Sólo Pudiera Imaginar. Espero y les sea bastante familiar esta historia basada en una canción tan real y si no, aprovechan esta semana santa para ponerse a verla porque el que esté inspirado en hechos reales, nos muestra el verdadero poder del perdón. 

Para quienes siguen sin tener idea, me refiero a aquel relato que habla de cómo un monstruo se convirtió en un padre amoroso en los ojos de su hijo Bart Miller.  La canción que de por sí inspiró a muchos y estuvo dominando las estaciones de radio no necesariamente cristianas, tuvo un origen intenso y conmovedor que los directores Jon y Andrew Erwin supieron relucir en su adaptación cinematográfica al cuidar cada aspecto para no caer en el melodrama ni en la violencia. 

  Tan así que  recaudó $ 85 millones de dólares costando sólo 7 millones, lo cual enhorabuena porque sin duda se ha convertido en una de mis favoritas, por servirme de inspiración ante la lucha por conseguir cumplir los sueños, superar el pasado y reforzar la fe. No es tan sencilla como parece porque inevitablemente te pone a pensar y eso es lo que se necesita hoy en día. .     

   J. Michael Finley fue el responsable de interpreta al cantautor Bart, J. Millard. A pesar de no contar con previa experiencia, Finley le hizo justicia al papel al conseguir hacernos importar; ni se diga de Dennis Quaid como el nefasto padre Millard y Trace Adkins como el carismático manejador. Ambos posicionan esta adaptación entre las mejores de su género, por decir que me superó a Dios No Está Muerto por lo real y catártica que llega a sentirse.

   Toda esta magia gracias al montaje, la música y la dirección, muy en especial de los hermanos Erwin que pese a tornarse indirecta en sus escenas delicadas, la imaginación por si sola nos brinda la imagen. Me sorprendí haber llorado cuando Bart experimenta la crisis de abuso y decide renunciar al ceder a la frustración. 

A estas alturas no creía que todavía me quedaran lágrimas, pero el perfomance de la canción  al final es asombrosamente sentimental y todo gracias a que la construcción circunstancial y desarrollo del protagonista se mantuvieron siempre en ascenso desde los flashbacks hasta aterrizar en ese giro que nadie vio vivir.  

Tanto el perdón como la redención son llevados con absoluta humanidad y por ello uno logra identificarse. Más no es la única que nos hace meternos en la piel del protagonista, lo menciono porque enseguida viene La Cabaña, a la me gusta referirme como La Madre de todas.

   Y es que casi cada año, a excepción del pasado, suelo aventurarme a esa famosa cabaña en donde Mackenzie Mack Philip pasa un fin de semana en compañía de Dios, Jesús y el Espíritu Santo. El propósito consiste en sanar su relación la cual se ha mantenido fracturada y distanciada desde la Gran Tristeza. 

   Personalmente la considero la mejor adaptación cristiana y quienes han tenido la oportunidad de verla, seguramente coincidirán en lo esencial y necesaria que se ha vuelto desde su lanzamiento en el año 2017. Sinceramente sería terrible no verla, así que espero los impulse a buscarla y en caso de ya haberlo hecho, nunca está de más volverla verla y reforzar cada uno de los diálogo de todo el elenco.   

   En cuanto a la novela de William Paul Young, debo confesar que en efecto es fiel en la mayoría de las descripciones y diálogos, bien sabe el mar de emociones que nos hace a travesar con tal de aterrizar en el mensaje sobre nuestra razón d e ser. Interesantemente me rehusaba a acudir a verla a los cines, pero tras casi dos meses de mantenerse en cartelera, nomás fui para que al día siguiente ya no estuviese disponible.

    De que tenía que verla, tenía que hacerlo porque vaya que me estaba perdiendo del panorama grande. Si eres una persona que le cuesta trabajo entender a Dios o el motivo detrás del sacrificio de Jesús, esta producción de naturaleza universal cumple con darte respuestas de la forma más accesible, lógica y comprensible.

    Es brutal de verse y en más de un sentido, pero lo milagroso es la facilidad en la que descifra el sagrado misterio. Un misterio que suele ser rechazado por considerarse demasiado fácil para aceptarlo y esa es la belleza, que no hay filtro alguno ni condición para dar con Dios, mucho menos teniendo a Jesús delante y al espíritu a un lado de nosotros.

   Fuimos creados para amar y ser amados, perdonar y conversar entre amigos, nunca juzgar sino comprender el por qué Dios es como es y aunque nunca llegáramos a comprenderlo, al menos sabríamos la verdad que siempre hemos tenido delante de nosotros pero que nos cuesta trabajo ver por perdernos en nuestro propio dolor.

   Teniendo a un elenco estelar como Sam Worthington como Mack, Octavia Spencer como Dios, Tim McGraw como Willie, Radha Mitchell como Nan Philips. Avraham Aviv Alush como Jesús, Sumire como Sarayu. Alice Braga como Sabiduría, entre otros; es un hecho decir que sus interacciones son enganchadoras por fielmente en que personalizan a cada personaje.

   El director Stuart Hazeldine tenía muy poca experiencia, pero la inspiración, su esfuerzo y su equipo lograron convertirla en un moderado éxito de $ 80 millones de dólares. Por eso me es importante promoverla en conjunto con La Pasión de Cristo, Cruzada y Si Tan Sólo Pudiera Imaginar. Un necesario cuarteto, sin olvidarnos de Ben Hur y los 10 Mandamientos para pasar la cuaresma.

   Ya para el próximo año volvería con El Cielo Sí Existe, Dios No Está Muerto, El Poder de la Cruz y las que se me peguen. >Entretanto, espero hayas disfrutado de este apartado. Les haya traído buenos recuerdos como me los trajo a mí y no me queda más que concluir en que nunca está de más revisitar estas adaptaciones, al contrario, nos refuerza la fe y eso es lo que más se necesita hoy en día. 

E igual, nunca está de más. 

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