Era una mañana como cualquiera; mejor dicho, no como cualquiera porque me encontraba en mi fase de adolescente por lo que no existían las plataformas de streaming ni las redes sociales como las conocemos hoy en día. En parte creo era un gran alivio no tener que depender de un celular, viendo que a cada minuto tenemos que usarlo para sentirnos mejor. Lo cual llega a ser cansado y más cuando las personas a tu alrededor dicen prestarte atención con esa cosa en sus caras.
En fin,
la televisión por Cable era el entretenimiento por excelencia en casa y
debíamos adaptarnos a lo que fuese que trajera su programación de acorde al
paquete seleccionado. Eso sí, debíamos aventarnos los comerciales, lo cual no
era tan malo por usarlos como descansos para ir por una botana o a
cortar flores.
Tratándose
de nuestras series televisivas favoritas, lo mejor seguía siendo comprar las
temporadas completas en formato físico ya que por lo regular nunca transmitían
los episodios en orden, sino solían brincarse o repetirse. Era lo que te tocara en ese momento y de
acorde a la festividad; para mi suerte, solía aventarme una hora diaria de Friends
seguida de The Big Bang Theory concluyendo con Two and a Half Men, y todo gracias a se bendito Warner Channel.
A pesar de no tener libertad para ver lo que yo quisiera cuando quisiera, no puedo negar que fueron buenos tiempos después de todo. Cada madrugaba del sábado y
domingo, incluyendo los periodos de vacaciones, solía aventurarme a la sale con
mi gran vaso de leche y mi docena de galletas con chispas de chocolate. Ahora, la sala suele estar agendada cada tercer o cuarta semana, y al menos cambié la chatarra por una ligera y nutritiva.
Uno no valora lo que tiene hasta que desaparece, y a su vez, no nos damos cuenta de que el tiempo pasa y no regresa, jamás. Un
día eres tan sólo un pequeño yendo al cine para toparse con La Momia y 25 años
después eres un adulto a punto de revivir La Amenaza Fantasma en su 25
Aniversario. Por más que se quiera vivir algo como la primera vez, es imposible y tal vez sea lo mejor.
Es curioso ver lo desesperado que suele
estar uno por convertirse en adulto, y como se te dice que disfrutes de tu
niñez, hasta apenas creo llegar a entenderlo. Esto lo menciono porque veo lo complicado que suele ser que uno se dé cuenta de que nunca se volverá a ser un niño. Físicamente hablando ya que en cuestiones de
emociones se le agradece a la nostalgia y a la memoria el poder regresarnos en
el tiempo, aunque sea mediante una imagen visual o un sueño pasajero.
En
este caso, fue más que nada ese recuerdo de encontrarme solo en mi casa. Mis
padres y mi hermano se habían ido a trabajar. Creo rondaba entre los 17 años, apenas era un
adolescente como cualquiera preparándose el desayuno y enseguida tomando asiento en
la sala para disfrutar de lo que fuese que hubiese entre los canales
disponibles.
Por obra del destino, me topé con los
últimos veinte minutos de Corazón Valiente. Aquel drama de época
dirigida por el ganador del Oscar Mel Gibson, la cual consiguió 10 nominaciones
en los Premios de 1995. Entre estas se acreditó la Mejor Película, director,
Fotografía, Sonido y Maquillaje.
Nada mal, considerando que Randall Wallace y
James Horner debieron hacer sido galadornados por guion y música. Me cuesta
aceptar que esa hermosa melodía en la introducción y en los créditos no haya
logrado enamorar a los miembros de la Academia. Cualquiera que la
escuche sabe exactamente de lo que hablo porque fácilmente está a la altura de
Gladiador, Star Wars, Tiburón, Regreso al Futuro, Titanic… Uno sabe a lo que me
refiero.
Entonces, me sentí valiente para verla a
pesar de que fuese el final, yo yacía seguro de que no me iba a quebrar por no
llevar la carga emocional de su primera hora. Y resultó que ahí estoy yo
llorando, desconsolado, todo por esa frase desgarradora que grita William
Wallace sobre ¡Libertad! Rehusándose a pedir misericordia a un Rey ilegitimo de
Escocia.
El próximo año se cumplirán 20 años desde
que debutó en los cines y por petición de mi madre, decidimos volverla a ver
gracias a que la tenía en una versión remasterizada en Blu-ray porque solamente
se encontraba disponible en Disney Star y no tenía para costear el servicio.
Para mi sorpresa, lloré como en tres escenas: el asesinato de Murron, la
decepción de William cuando es traicionado y no se diga de su tortura insuperable.
Nada más no pude librarme de ese dolor que
parece como si fuese ayer cuando la había visto por primera vez, y quizás el
olvidarme de detalles puede que no sea tan malo después de todo. Lo decía al sentir la esencia de disfrutarla como si fuese la primera vez sin anticipar lo
esperado. En la actualidad, Ridley Scott parece ser el único en apostar por
este género y aún así suele ser criticado con dureza, esperando y su suerte
cambie de nuevo con Gladiador II como le pasؚó a Tom Cruise con Top Gun 2.
Más que soñar, cruzo los dedos porque quiero
creer que la existencia y el éxito narrativo-visual de Corazón Valiente sirvió
de inspiración y lo sigue haciendo por lo poderosa que se ha mantenido gracias
a las frases como: “Todos terminamos muertos. Es solo una cuestión de cómo y
por qué”, “Todo hombre muere. No todo hombre vive realmente”, “Pueden quitarnos
la vida, pero nunca podrán quitarnos nuestra libertad” y muchas otras más.
A parte de que Mel Gibson, Sophie Marceau,
Angus McFayden, Patrick McGoohan, Brendan Gleeson y el resto dieron sus mejores
actuaciones, todo con el objetivo de respetar la inolvidable historia de
William Wallace. Desconozco cuando tenga la oportunidad de volverla a ver, mas como siempre, la seguiré disfrutando por lo hermosa que es
y no solamente por su físico sino por lo que lleva muy en su interior, y con
eso me refiero a su alma.
Cambiando de panorama, me cuesta creerlo y bastante de que El Planeta de
los Simios está por cumplir 60 años dentro de 4 años debido a su año de
lanzamiento en 1968; y es que cómo olvidarnos de la memorable línea de: ¨Quita
tus sucias pezuñas de encima mono asqueroso¨.
Ahora que
lo recuerdo, existe una secuencia en Big Ban Theory en donde los muchachos con
tal de escapar de un Sheldon griposo, aprovechan una maratón del Planeta de los
Simios portando esas icónicas máscaras de las cuales Bruno Mars emplearía después
en uno de sus divertidos e ingeniosos videos.
Es justo
cuando Charlton Heston recupera su habla que deja escapar esta línea que
impacta a todo el mundo, y es que el cine se encontraba evolucionando en
cuestiones de relatos de ciencia ficción, y para un actor prestigioso, tomando
en cuenta sus protagonismos en 10 Mandamientos y Ben Hur, sabía bien en
lo que se metía, y siendo sincero, esta adaptación luce bien a pesar de su contexto
cinematográfico en el que fue filmado.
Cabe
señalar que recibió un reconocimiento honorifico por el maquillaje ya que no
existía aquella categoría en los Premios de la Academia. Tanto banda sonora y
vestuario fueran nominadas, me parece extraño que la fotografía no haya sido
considerada porque en momentos su ambientación me parecía en el mismo tono de Alien.
El final
en donde vemos la estatua de la Libertad medio enterrada entre la arena ha de
haber dejado a muchos con la boca abierta. De ahí le siguieron cuatro secuelas de las
cuales debió haberse terminado con la segunda a petición de Heston, cuyo papel
pasó a ser secundario al no tener interés alguno en inmortalizarse en este
planeta de los simios.
En sí no
es la típica producción de Hollywood, y creo que ninguna lo ha sido incluyendo
la última trilogía. Inclusive la encuentro superior al reinicio de Tim Burton que aún recuerdo el
dolor de cabeza que sentí en sus dos horas de duración. Lo mejor siendo la
música. Espero y la referencia a esta nave pérdida en el espacio sea explorada
en las futuras entregas de la nueva trilogía ya que sólo nos quedamos con la
breve mención en La Rebelión del Planeta de los Simios, y aprovechando la
mención, es momento de hablar de esta resucitada franquicia.
Lamentablemente tendrán que esperar…
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