Nunca he sido de esos hombres de los que se
ha ocultado en expresar lo mucho que amaba a Britney Spears cuando tan sólo era
un adolescente allá por el año 2000. Irónico porque fue mi hermano quien me
introdujo a ella cuando la estaba rompiendo con Oops!...I Did It Again. El
verla ejecutar su adictiva coreografía con ese icónico traje rojo en lo que
supuestamente era el planeta Marte, confieso que caía rendido a sus pies
después de haberla odiado por un par de meses.
Gracioso que haya caído en ese típico enamoramiento
juvenil ¨del odio al amor¨, y hasta la fecha no tengo pena ajena en decir que
quizás no sienta ese amor que sentía durante mi niñez a la adolescencia, pero
sigo disfrutando su música cada vez que quiero pasar un buen rato.
Desde Baby One More Time hasta la
desvalorada Slumber Party, todavía se me mueven los pies con el ritmo
desatado en su voz, aunque la nostalgia hace de las suyas ya que, a mi edad, es
algo que me ha resultado común e inevitable.
Con
el reciente reestreno de la primera y única película de la princesa del Pop, no
sólo en cines sino por primera en la plataforma de Streaming gracias a Netflix,
bien sabía que tarde o temprano tendría que retomar este camino pedregoso llamado
Crossroads y acompañado del subtitulado Amigas Para Siempre o Hasta
el Final.
Recalco pedregoso porque Britney
nunca la tuvo fácil, parte de la maldición que experimentan las jovencitas
cuando van comenzando en el mundo del entretenimiento; sino pregúntenle a Miley
Cyrus, Taylor Swift, Jennifer López, entre otras.
Y es que a los medios les encantaba ser
duros con esta gentil jovencita, no sólo los miembros sino también las
exparejas que aprovechaban para usarla de escalón. Y es que nunca le perdonaba
nada de lo que hacía, al contrario, la evidenciaban mediante
malinterpretaciones generadas con el fin de mancillar su reputación.
En esos tiempos Britney se encontraba
lidiando con problemas de salud mental, una problemática que cobró seriedad
cuando el daño ya estaba hecho. En fin, el punto era atacar y ensuciar todo lo
que tocaba y los críticos de cine no fueron la excepción.
A parte de menospreciada, este drama
juvenil fue altamente criticada por lo que realmente era, un drama juvenil en
toda la extensión de la palabra; y pese a que logró recaudar $ 91 millones de
dólares a nivel mundial contra un presupuesto de $ 12 millones, nunca fue lo
suficientemente aceptable para la crítica especializada.
Y cómo podría serlo cuando las noticias
principales entorno a la cantante la encaminaban a su propia destrucción. Esa inevitable
¨decadencia¨ al rechazar la transformación física y mental que atravesaba
Britney Spears conforme pasaba de niña a mujer.
Tan obvio como la canción temática de I
am Not a Girl, Not Yet a Woman que aparece dentro de esta adaptación de una
hora y media que, en su momento, no la aprecié al encontrar superior la de
Mandy Moore en Un Amor Para Recordar, la adaptación exitosa del escritor
y guionista Nicholas Sparks a quien muchos recordaran por Diario de Una Pasión.
Y saber que Britney quedó en segundo lugar en el casting.
Confieso que sigo prefiriendo un Amor Para
Recordar, pero ese no es el punto, el punto era que esta historia presentada
en Crossroads no solamente era la historia de Lucy sino de Kit y Mimi,
estas tres amigas que se lanzan a hacer un recorrido, como cualquier
adolescente lo haría; en donde descubren lo brutal que es convertirse en adulto
y sobre todo lo que implica ser mujeres.
Gracias a la reciente publicación de su autobiografía
La Mujer Que Soy, se confirmó lo que ya sospechaba del por qué Britney
no quiso continuar con su carrera como actriz a pesar de lucir su talento. Lo
menciono porque en la piel de Lucy, Britney se desenvolvía como una chica a la
que nadie estaba acostumbrado de ver.
Demasiada
seria, seca, tímica, retraída e insegura. A duras penas se escuchaba por expresarse
en susurros y pocas veces alzar su voz. En efecto, no era la Britney Spears que yo
conocía y que muchos desconocieron afuera del set al resultarle complicado
desatenderse del papel. Razón principal por la que decidió que Crossroads fuera
su debut y despedida, aunque las críticas y la mala publicidad tuvieron bastante
que ver.
Aún así, la mayoría afirma lo profesional
que solía ser Britney en los sets de filmación. Incluso la propia Zoey Saldana
comentó que no salían de su camerino a pesar de ser la mega estrella en ese
momento. Tal vez eso explique la química de la cual se refleja en la pantalla. Incluso
su papel es igual de relevante que el de Saldana y Taryn Manning, que en un
descuido y podría compartir el mismo tiempo de participación.
Los chicos tampoco se quedan atrás: Justin
Long, Dan Akroyd y Anson Mount se defienden con carisma y seriedad, logrando que
los sentimientos fluyan conformen interactúan con las chicas. Tiene su buen humor,
en ligeros instantes cursi pero siempre sano y consciente. Realmente no hay
indirectas ni nada sucio, cualquiera puede verla y disfrutarla.
Confieso que me sacaron un par de risas
porque algunas ocurrencias se desenvuelven con naturalidad. Eso sí, tiene sus
dramas y quizás se exceda en el melodrama con referencia al incidente de las
escaleras, pero la perfección no existe y no debería cuando se trata de contar
una historia como esta en donde el sentido se cobra después de los créditos.
Me tomó 22 años volver a verla para comprenderla
y apreciarla como la joya que siempre ha estado perdida en el corazón del océano.
Lamentable que en ese entonces me haya dejado llevar por la mala recepción y haya
coincidido en rechazarla por hacerla de cantante cuando en realidad interpretaba
a una pobre jovencita que ni cantante quería ser, sino quería estar segura de
lo que hacía.
Ver esa desesperación de conectar con la
vida a través de la búsqueda de su madre. Una brutal experiencia que terminó por cederle
esa cruda libertad a la que había reprimido por causa del abandono. Y es que
verla llorar en esa escena del baño, tras descubrir que su madre nunca quiso
tenerla me desgarró el corazón por lo dispuesta que estuvo por mostrarse vulnerable.
Mejor aún descubrir que sus compañeras y compañeros
también tuvieron su momento dramático para dejarse llevar y lucirse. Habiéndola
vista a mis 14 años de edad en 2002, puedo entender el por qué la vi por ver y
hasta ahí la dejé. Estaba por ingresar a la Preparatoria y supongo necesitaba
fingir tal como se mostró en Intensa Mente 2 con Riley recurriendo al sarcasmo
para despreciar su gusto de bandas musicales.
Y pese a que Britney protagoniza dos
canciones, se nota la gran diferencia al olvidarse por completo de su
profesionalismo y hacer su canto algo improvisado y espontáneamente nervioso. Yo
que estaba acostumbrado a verla y hasta grabarla porque en ese entonces el
Internet apenas comenzaba a evolucionar, es obvio que su desarrollo en el escenario
pudo haber sido mejor y pueda que se deba a un fallo en la dirección por hacer que
fuera todo menos Britney en ese escenario.
La verdad es que, tras verla por segunda vez
en un lapso de dos décadas, desearía viajar en el tiempo para decirle a esta
jovencita de 20 años, lo difícil que se pondría su camino; de como caería en
una prisión legal por culpa de aquellos en quienes confiaba y terminaron por herirla.
Ni cómo advertirle o darle ánimos para que se mantenga fuerte. Sí que es
lamentable, y por ende resulta imposible no percibir como esta adaptación marca
un antes y un después no sólo en la carrera de Britney, sino en su propia vida.
Así que 22 años han pasado y la película
está mucho más presente hoy en día de lo que estuvo en sus meses en cartelera.
Para cualquier seguidor, podría ser un deleite y hasta para los no seguidores,
pudieran hacerles pasar un buen rato y hasta de paso aprender algo por su
mensaje, sí es que uno está dispuesto a aceptar Crossroads por lo que verdaderamente
es: un drama juvenil con sus altas y bajas pero lo decentemente limpia, carismática
y consciente para disfrutarse.
Me atrevo a sugerir que una secuela no sería
tan mala idea, piénselo, ver el estado actual de estas tres mujeres durante
otro de sus recorridos callejeros a como están los tiempos en la actualidad,
sería lo bastante especial e incluso taquillero considerando lo fuerte que se
ha mantenido Britney y no se diga de la mega estrella en la que se ha convertido
Zoey Saldana.
De que tiene potencial, aún lo tiene.
Listo, se tenía que decir y se dijo.
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