martes, 1 de octubre de 2024

No Hables con Long Legs

 

Debo confesar que ahora sí me la pusieron difícil con respecto a hablar sobre películas que definieron el cine de terror o que lo están haciendo en la actualidad. Cualquiera que me conociera sabe que no suelen ser mi género favorito por lo que nada me vino a la mente como me hubiese gustado al momento de elegir. Para mi suerte, no necesité irme hacía atrás sino enforcarme en el presente gracias a No Hables con Extraños Long Legs.

Seguramente algunos ya se habrán topado con estos horrores ya que ambas han estado llamando la atención no sólo por sus sobresaliente reseñas sino por sus estables recaudaciones a nivel mundial y sus protagonistas cuyos nombres suelen robar la atención. Hasta confieso haberlas disfrutado dentro de lo que cabe. Gustos culposos, me temo. Citando a Nicolas Cage, concuerdo en que no me gusta ver a la gente sufrir ni mucho menos verlas morir de las maneras más atroces y satisfactorias como se dieron en Alien: Romulus. Una disculpa, no pude resistirme a mencionarla tras convertirse en la más taquillera de este género en este 2024.

Como iba diciendo, creo firmemente que para bien o para mal ambas adaptaciones redefinen el terror al irse por el aspecto psicológico. Presentarnos personas cuyas extrañas caracterizaciones nos intrigan por su forma de ser y que conforme los vamos conociendo como que nos identificamos con ciertos comportamientos o acciones. Inclusive, nos hacen recordarnos de situaciones similares a las que experimentamos en nuestro pasado, especialmente en aquellas que no tienen explicación tal como se dictamina en la ley del horror al no ofrecer explicaciones de lo ocurrido y dejarnos con más preguntas que respuestas.


Hay cosas que requieren de nuestro pensamiento para darles un supuesto cierre, me temo que nunca podremos entenderlas del todo y está bien, he ahí la inquietante sugestión generada en Long Legs, una perturbadora historia de la cual hubiese deseado nunca haber visto por su explicito contexto satanico. Tan así que la frase con la que terminan me costó trabajo bloquearla por lo fuerte e intensa que se siente porque mentalmente quedas expuesto después de estar invertido durante 90 minutos.

La libertad de que puedas practicar el satanismo sin consecuencias legales me dejó boquiabierto porque en algún momento nos hemos topado con conocidos o sabemos de situaciones o cultos sobre adoradores de estas fuerzas oscuras. Honestamente, son puertas que no quiero abrir y por más intrigante que sea la travesía de la detective Lee Harker, las apariciones secretas terminan por marearte al adentrarte a sus confusiones porque al igual que ella, queremos tratar de entender qué rayos está sucediendo y por qué está pasando lo que está pasando y en parte se tienen respuestas de las que no hubiese querido saber por ir más allá de la ciencia ficción.

Esto es serio de verdad y pueda que eso haya sido siempre la intención del director Osgood Perkins, y por nada consiguió recaudar $ 100 millones de dólares a nivel mundial de un presupuesto de sólo 10 millones. Habré detestado el relato, pero eso no quita que el horror se haya vuelto en una obra de arte gracias a su dirección mostrada en cada escenario en los que se mueve la protagonista conforme va desenmascarando el misterio situado en los años setenta, porque más interesante no podía hacerlo. Vaya dilema.

No estoy familiarizado con Maika Monroe, pero estoy seguro que próximamente la veremos en producciones de alta calibre porque es impresionante como la agente novata. Por sí sola brilla y te engancha por su frialdad en su expresión corporal y constante inseguridad ante la falta de una personalidad de la cual se nos responde en un giro que jamás me hubiese esperado. Sea con su madre o estando investigando en sótanos, su clarividencia da mucho de qué exprimir al momento de analizar lo que se va sabiendo de la situación en juego.

Nicolas Cage estuvo en otro nivel como el psicópata Long Legs, fácilmente la mejor actuación de su carrera y espero este sea su retorno. Debería y es que la música que le acompaña en cada escena de por sí nos roba sustos porque nos hace sentir escalofríos. Tan así que brinqué en dos ocasiones cuando se tapa la cara con las manos. La escena que tiene en el confesionario con Maika deberían darle la nominación a la siguiente oleada de premios. A todos a decir verdad, desearé borrarla de mi mente mas no puedo negar el trabajo maestro que la respalda ya que la terrible verdad y a su vez vínculo con Ruth Harker, la madre de Lee interpretada por la Alicia Witt, por siempre me dejará marcado.

Dicho eso, jamás aceptaré muñecas satánicas talladas de madera y a cargar siempre con un amuleto de protección divina. Ahora que lo pienso, quizás una lección pueda salir de esto, sobre tener cuidado con los extraños que nos topemos en el camino. Recordar que, así como existe un bien existe un mal que está al acecho y no juega para nada limpio. Quizás y ese haya sido el punto, sentir y experimentar el horror de una tragedia que sobrepasa la ficción y de la cual deberíamos tener mucho cuidado de no caer en esta.

Inconscientemente, a veces nosotros solitos caemos en esas circunstancias por lo que cargamos en nuestros interiores. Será que somos demasiado ingenuos cuando se trata de la maldad o como humanos, sea parte de nuestra naturaleza sentirnos atraídos hacía la oscuridad como ocurre en la readaptación danesa de No Hables con Extraños.


James Watkins optó por hacerla no tan gráfica ni cruda al momento de editar los momentos sangrientos. Más que nada, es un suspenso psicológico bastante pausado por enfocarse en la construcción del horror conclusivo que si no fuera por los avances, no se hubiese vuelto lamentablemente predecible porque es lo que uno espera desde que comienza el drama. Válgame, ahora hasta debo tener cuidado de los dos o tres avances que lanzan porque hay demasiado expuesto en esos dos minutos.

Si no fuese por la experiencia de James McVoy en Fragmentado y Glass, nada más no hubiese conseguido engancharnos en esta poderosa y siniestra interpretación como Paddy. Sus gestos y tonalidades de voz me recuerdan bastante a Jack Nicholson en El Resplandor que hasta parece inspirarse en éste en una escena en donde es herido al intentar meterse a la casa. Esta es su película y por esa razón la mercadotecnia giró entorno a él porque en el caso de Mackenzie Davis es justo al final cuando logra lucirse. Interesante giro en donde el padre resultó a la defensiva mientras que la madre estuvo en la ofensiva.

No por hacer menos las actuaciones de ella y su pareja Scoot McNairy, tienen lo suyo y se defienden como era de esperarse, El detalle es que claramente son los niños quienes mantienen el suspenso porque sus traumas resultan mucho más interesantes que la de los adultos, con excepción incluso de los antagonistas que al final terminan siendo tres en lugar de uno como se trata de ocultar. Eso sí que tampoco me lo vi venir y sirvió para darlo todo en el tercer acto.

Alix West como Agnes es memorable a cada momento, intranquila y caótica cuando le quitan ese condenado conejito. No paraba de gritar de coraje al ver que la familia deben de regresarse por un peluche. Dan Hough como Ant es quizás la gran revelación y la evidencia de que no se necesitan palabras para cautivar al público. Ambos comparten esa tensión y en los momentos claves saben darlo todo y es por esa razón que uno se inclina a los protagonistas porque McVoy es jodidamente genial de por sí como villano que son los niños quienes nos ayudan a odiarlo.

Más que un horror es un drama que aprovecha hasta los rincones diminutos o los pasillos que rodean alrededor de la casa de campo en donde la naturaleza de la maldad va resurgiendo hasta explotar en un clímax de constante estrago y sobrevivencia que nos pone a pensar en qué no hacer para vernos envuelto en una situación como las que han atravesado esta y previas familias.

Independientemente de que no sea tan sangrienta o violenta como la versión danesa, el enfoque de Watkins tiene lo suyo para garantizar no sólo un buen rato en el cine sino la tendencia a hacer películas en donde los personajes no sólo están para morir sino se escriben con profundo desarrollo para ponernos a pensar seriamente en su sobrevivencia. Dicho eso, esperemos nunca tengamos que hablar con alguien como Long Legs porque la lección es más que obvia gracias a estos dos relatos de ingenioso terror.

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