Dicen que no hay quinto malo y suele ser el
caso con esta franquicia cuyo auge se consolidó internacionalmente con Duro de
Matar 4.0. Como es de esperarse, la secuela retoma los elementos de la
antepasada y reduce un poco el exceso de CGI por maniobras explosivas más
realistas. Interesantemente adopta la perspectiva de padre e hijo la cual genera
humor y emoción durante este relato repleto de acción.
Alrededor de seis años han pasado y en un giro
de eventos, el hijo de McClane es arrestado forzando a su padre a viajar a
Moscú para buscar una manera de ayudarlo. Sin embargo, las cosas no son lo que
parecen y los planes se encuentran en marcha ocasionando que las vacaciones de
John McClane se vuelvan otra vez más en una plataforma infernal de constante
adrenalina.
Es una premisa
bastante simple pero efectiva por cumplir con su propósito de entretenernos con
secuencias innovadoras. A diferencia de las anteriores, el suspenso y
desarrollo de personaje son sustituidos por la modalidad de acción. Los
diálogos son enfocados a la comedia haciendo caso omiso del sentimentalismo. Existe
una notable sorpresa en conjunto con un segmento introductorio de valor.
En cuestiones de
guion y edición, no vence a las primeras dos por tratarse de historias
completas. Obviamente no es su propósito, su verdadera lucha es con Duro de
Matar 4.0 porque esta manejó un tema tecnológicamente ambicioso seguido de un
adecuado desenvolvimiento de los personajes presentes. Aquí se decidió primero
disparar y hacer preguntas luego.
Regresando al rol de John
McClane, Bruce Willis nuevamente cumple con las expectativas. Ya sea en
diversión o balaceras, verdaderamente no existe un héroe de acción tan
simpático como éste. Jai Courtney da una buena impresión como el hijo de John
McClane, el parecido con Willis es notorio pese a los comentarios de ausencia
de química ¿Me pregunto si dos personajes desunidos deberían compartir química
alguna? No obstante, se la pasan construyendo esta relación mediante el
desenvolvimiento de los sucesos.
Es agradable volver a
ver a Mary Elizabeth Winstead como Lucy McClane. Esta vez su participación es
limitada por no formar parte del centro de atención. Me hubiera gustado ver a
Justin Long porque me quedé con la sensación de que iba a haber algo serio
entre los dos tras la conclusión de Duro de Matar 4.0. Podría sentirse
indiferente verla en un aspecto tranquila pero la diferencia de tiempo pudo
haberla tranquilizado.
El director John
Moore no es reconocido por los críticos sólo por la audiencia. Siendo
reconocido por Detrás de Líneas Enemigas, me sorprende haber resultado el
elegido. Desafortunadamente no lo encontré en la liga de Len Wiseman, pero al
menos se defendió al entregarnos una serie constante de entusiasmo con una
edición un poco ruidosa. Con ello me refiero a que adopta el modelo de Jason
Bourne.
Fuera de eso, la
franquicia se refrescó con un cambio de contexto y la involucración de un
segundo personaje. La historia familiar se extendió pero no al grado que muchos
quisiéramos, todavía necesitamos a la mamá. Inesperadamente no hubo un villano
fuerte, ningún secuestro y ningún trama complejo. Aun así fue un paseo explosivo
que nos mantuvo con emoción como Bruce Willis siempre tiende a lograrlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario