De inmediato se nos introduce
al conflicto entre Smaug y Lake Town cuya espectacularidad se torna acalorada gracias
a la creciente presencia de Luke Evans en su papel de Bard El Arquero. De ahí
la trama se centra en un conflicto interno entre tres ejércitos de los cuales deben
enfrentarse con otros dos en orden de asegurar su sobrevivencia.
Con una duración de 144
minutos se convierte en la adaptación más corta y a su vez en la mejor de la
trilogía. Básicamente su desarrollo de personajes y contexto dependen de las antecesoras
porque aquí se camina derecho a la guerra. En cuanto a referencias al Señor de
los Anillos, no me haría ilusiones.
Seguimos con la ausencia
física de Sauron a quién asumía jugaría un rol esencial. Ahora comprendo su
naturaleza dada la intensa confrontación con Galadriel. Aquella escena de
rescate estuvo fascinante. Lamentablemente es la única escena con Hugo Weaving,
Cate Blanchett y Christopher Lee.
Martin Freeman
comienza asumiendo protagonismo pero conforme avanza la trama se desplaza al
fondo junto con Ian McKellen. Orlando Bloom y Evangeline Lilly continúan
robando cámara con sus acrobacias, incluyendo a Lee Pace quien es toda una
revelación como Thranduil. El verdadero centro de atención es Richard Armitage
como Thorin, nunca deja de sorprendernos.
Son casi cincuenta
minutos de una intensa batalla. Todos los actores sin excepción tienen su
momento, el riesgo es que algunos pierden peso conforme el enfoque gira a las
rivalidades de Azog y Bolg. Bajo la inesperada ausencia de Sauron, el guión
descuidó las omisiones biográficas de estos dos villanos causándose que las
fuerzas del mal sólo se resumieran a números.
En cuestiones de arte,
cinematografía, vestuario y calidad narrativa, La Batalla de los Cinco Ejércitos
permanece por debajo de El Retorno del Rey y Las Dos Torres. Hasta se me figuró
mejor Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte Parte 2 y eso que siguió su
estructura. No obstante, en cuestiones de aventura, sentimiento y diversión,
disfruté más esta precuela que la entera trilogía de El Señor de los Anillos.
Puedo sentir la
influencia de las precuelas de George Lucas, principalmente por el uso excesivo
del CGI, el tipo de humor y los diversos personajes. Lo mismo pasó con Ridley
Scott al regresar a los orígenes de Alien con Prometeo. Por mí no es problema, probablemente
lo sea para los fieles seguidores ya que podrían sentirse incómodos.
Si uno presta atención
a algunas secuencias, se dará cuenta de un cierto tono caricaturesco en ciertos
elementos. Aún así esto se perdona porque ninguno de nuestros héroes está a
salvo, con eso les revelo que en definitiva, la muerte los acecha y
emocionalmente hablando, Peter Jackson finalmente logra conmovernos.
El Capítulo
Definitivo cumplió las expectativas dentro de lo que cabe. Bastante imperfecta y
se respeta. Quedaron temas pendientes de resolver como las reliquias, el oro y
los destinos inciertos de algunos. Desde un principio se nos vinculó con La
Comunidad de Anillo que nunca se tomó la oportunidad de ponerle un buen clímax
a esta travesía, o al menos terminarlo en una nota de esperanza a sabiendas de
que en 70 años regresaría ese mismo mal.
Supongo que tendremos
que esperar a la versión extendida.
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