viernes, 12 de diciembre de 2014

Crítica de El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos (The Hobbit: The Battle of the Five Armies)


 De inmediato se nos introduce al conflicto entre Smaug y Lake Town cuya espectacularidad se torna acalorada gracias a la creciente presencia de Luke Evans en su papel de Bard El Arquero. De ahí la trama se centra en un conflicto interno entre tres ejércitos de los cuales deben enfrentarse con otros dos en orden de asegurar su sobrevivencia.

Con una duración de 144 minutos se convierte en la adaptación más corta y a su vez en la mejor de la trilogía. Básicamente su desarrollo de personajes y contexto dependen de las antecesoras porque aquí se camina derecho a la guerra. En cuanto a referencias al Señor de los Anillos, no me haría ilusiones.  
 Seguimos con la ausencia física de Sauron a quién asumía jugaría un rol esencial. Ahora comprendo su naturaleza dada la intensa confrontación con Galadriel. Aquella escena de rescate estuvo fascinante. Lamentablemente es la única escena con Hugo Weaving, Cate Blanchett y Christopher Lee.

Martin Freeman comienza asumiendo protagonismo pero conforme avanza la trama se desplaza al fondo junto con Ian McKellen. Orlando Bloom y Evangeline Lilly continúan robando cámara con sus acrobacias, incluyendo a Lee Pace quien es toda una revelación como Thranduil. El verdadero centro de atención es Richard Armitage como Thorin, nunca deja de sorprendernos.       

Son casi cincuenta minutos de una intensa batalla. Todos los actores sin excepción tienen su momento, el riesgo es que algunos pierden peso conforme el enfoque gira a las rivalidades de Azog y Bolg. Bajo la inesperada ausencia de Sauron, el guión descuidó las omisiones biográficas de estos dos villanos causándose que las fuerzas del mal sólo se resumieran a números.

En cuestiones de arte, cinematografía, vestuario y calidad narrativa, La Batalla de los Cinco Ejércitos permanece por debajo de El Retorno del Rey y Las Dos Torres. Hasta se me figuró mejor Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte Parte 2 y eso que siguió su estructura. No obstante, en cuestiones de aventura, sentimiento y diversión, disfruté más esta precuela que la entera trilogía de El Señor de los Anillos.

Puedo sentir la influencia de las precuelas de George Lucas, principalmente por el uso excesivo del CGI, el tipo de humor y los diversos personajes. Lo mismo pasó con Ridley Scott al regresar a los orígenes de Alien con Prometeo. Por mí no es problema, probablemente lo sea para los fieles seguidores ya que podrían sentirse incómodos.

Si uno presta atención a algunas secuencias, se dará cuenta de un cierto tono caricaturesco en ciertos elementos. Aún así esto se perdona porque ninguno de nuestros héroes está a salvo, con eso les revelo que en definitiva, la muerte los acecha y emocionalmente hablando, Peter Jackson finalmente logra conmovernos.

El Capítulo Definitivo cumplió las expectativas dentro de lo que cabe. Bastante imperfecta y se respeta. Quedaron temas pendientes de resolver como las reliquias, el oro y los destinos inciertos de algunos. Desde un principio se nos vinculó con La Comunidad de Anillo que nunca se tomó la oportunidad de ponerle un buen clímax a esta travesía, o al menos terminarlo en una nota de esperanza a sabiendas de que en 70 años regresaría ese mismo mal.  

Supongo que tendremos que esperar a la versión extendida.

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