Podría decirse que tardé un buen tiempo en concluir la trilogía de
Darth Bane del novelista Drew Karpyshyn. Quizás unos cinco años para ser
exactos, gracias al entusiasmo e insistencia de mi hermano por encaminarme hacía
la historia del primer Sith Lord que impusó la Regla de Dos de la cual se
extendió hacía los legados de Darth Plagueis, Darth Sidious y Darth Vader.
Previamente había comentado lo espectacularmente siniestro que había
encontrado la primera novela de Darth Bane: Path to Destruction. Un intrigante antihéroe
creado a consecuencia del maltratado de su padre, el contexto minero donde
laboraba y por los soldados de la Antigua República.
Sin ninguna opción viable, optó por alistarse a la Armada Sith, descubriendo
no sólo su talento nato como soldado sino su profunda conexión con el lado
oscuro de la fuerza. Aquella sensibilidad lo vuelve un recluta de la Academia
donde concientiza sobre la eminente extinción de los Sith. Es aquí donde fija
el antecedente imperial de la Galaxia mediante la Regla de Dos. Aquella misma que
el maestro Yoda recalca en el funeral de Qui-Gon Jinn después de la Batalla de
Naboo (Episodio I).
Ahora, 20 años después de la aniquilación de La Hermandad de la
Oscuridad, Darth Zannah se encuentra lista para arrebatarle el título del Señor
de los Sith y continuar con la promesa de gobernar el universo bajo la purga de
los Jedi. Sin embargo, tanto maestro como aprendiz no estarán solos en esta última
encrucijada ya que algunos personajes del pasado (la batalla de Ruusan) se
interpondrán en su camino.
En contraste con la antecesora, la tercera novela de Darth Bane: Dynasty
of Evil comparte mucho más conexiones con la original de lo que jamás hizo la
segunda. Asimismo resultó un viaje narrativo emocionante desde la primera hasta
su última página; esto gracias a que el autor se inspiró en la estructura fílmica
del Episodio III, lo cual implica constante acción y un satisfactorio cierre a
una bien fundamentada trilogía.
En comparación con la novela Darth
Plagueis de James Luceno, su prosa no se concentra sólo en los dos protagonistas
y su contexto socio-político, aquí se nos introducen nuevos soportes de los
cuales estuvieron indirectamente presentes durante los desenlaces de las obras
anteriores. Los Jedi en esta ocasión sólo hacen una aparición, otorgándose el
enfoque total a la auténtica dinastía del Lado Oscuro.
De todo el elenco, creo que Seth Harth sobresale por revelarnos la
naturaleza de un Jedi Oscuro. Es importante saberlo porque la mayoría tendemos
a confundirlo como un Sith cualquiera cuando en realidad son dos cosas opuestas.
Siento que tanto Lucia como Serra fueron desaprovechadas, esta última pudo
haber alertado al Consejo Jedi de la existencia de los Sith, fijándose así el ligero
conocimiento de Yoda.
The Huntress sirvió su propósito para despistarnos, aunque
comprenderla no requiere tanto quiebre mental. En tanto Bane como Zannah, sólo
nos concentramos en su resolución dado que ambos están completos en sus
desarrollos. Su único propósito era verlos cumplir con su destino para darle
validez a la Regla de Dos.
Lamentablemente el universo expandido de Star Wars ha sido
oficialmente reiniciado y entre las omisiones, esta épica trilogía de Darth
Bane no pudo librarse; lo cual insisto, es triste porque debieron hacer una
excepción dado que el contenido narrado por Karpyshin es poderoso en toda la
extensión de su palabra.
Nunca creí que pudiera acercarse a la altura de la original
considerando como la segunda decepcionó al abundar en la monotonía de Bane mientras
construía su legado al lado de su aprendiz. Tengo entendido que este material
no está del todo perdido gracias a algunas referencias que hace James Luceno en
Tarkin. Inclusive los mismos productores retomaron la presencia de Bane durante
el último episodio de la serie animada de Clone Wars, y curiosamente tuvo que
ver con Yoda.
Podría decirse que el pasado de Darth Bane existe en este
reestructurado universo aunque sea entre líneas, creo que con eso bastara por
el debido momento. Interesantemente, no puede evitar sentir nostalgia ¿quién hubiese dicho que sentiría compasión por
un Sith Lord?
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