lunes, 18 de mayo de 2015

La novela y película de Ejecución Eminente (True Crime)


A consecuencia de un terrible accidente automovilístico, el alcohólico-mujeriego Steve Everrett es mandado a cubrir el caso de Frank Beechum, un condenado a muerte por haber asesinado a una joven embarazada hace seis años. Everett detecta varias inconsistencias al instante y decide embarcarse en una carrera de medio día para demostrar la inocencia del acusado.

¿La mayoría se preguntará cómo di con esta novela de Andrew Klavan publicada en 1995? Podría decirse que llegó a mis manos al explorar el baúl de los recuerdos. Mi madre en su juventud solía ir a la librería a comprar los bestsellers y por fortuna lo encontró en especial. Dada la letra pequeña nunca lo terminó de leer, quedándose oculto por casi dos décadas hasta ser redescubierto.

Interesantemente, por esos años había visto un par de escenas de la adaptación de Clint Eastwood, especialmente del desenlace, más nunca me atrajo lo suficiente por encontrarme en la fiebre de películas como La Momia, las Precuelas de Star Wars, El Señor de los Anillos y Piratas del Caribe. El drama criminal todavía no cruzaba por mi temprana adolescencia.

Adentrándonos a la narrativa, Klavan dividió su obra en dos sucesos turnados capítulo por capítulo para darles ese desenvolvimiento gradual a los dos personajes que la lideran en conjunto con sus propias relaciones y demandantes circunstancias. Dada la simpleza y dinamismo de la prosa, desde la primera página uno se engancha con su cautivante contenido.

Principalmente los acontecimientos recaen en la perspectiva de Klavan, haciéndose pasar por el reportero Everett. Bajo este lineamiento, describe a detalle el paso de ambos relatos vinculados, incluyendo no sólo los diálogos sino hasta los pensamientos de cada uno de los participantes. Nos presenta un caso criminal y las fallas que lo rodean para haber llegado a tal calamidad.

Habiendo dirigido y participado en producciones como Trabajo Sangriento, Río Místico, El Sustituto, Harry El Sucio, etc., Eastwood ejecutó una buena adaptación cinematográfica, fiel a la esencia expresada y su mensaje de error humano. Aunque no puedo evitar incomodarme ante algunas importantes diferencias, por ejemplo:   

En primer lugar Frank Beachum lo vuelven negro, resaltando el racismo tal parece fue la gran decisión. Su antecedente criminal es omitido al igual que el tratamiento de su esposa Bonnie quien se encontraba en quimioterapia. Su hija Gael se reduce a un par de escenas de las cuales carece de ese melodrama recalcado en el texto.  

Se compensa en exceso el estado mujeriego de Everret y me intriga que hayan vuelto niña a su hijo ya que si se trataba de crear un vínculo con la hija de Frank, desafortunadamente no se logró. Del mismo modo, el accidentalmente golpe en el Zoológico estuvo de más y en vez de puntualizar en la fractura de su relación paternal, sólo nos cortó el ritmo. De por sí su edad difiere demasiado del hombre treintañero a quien me acostumbre a leer en este mes.

La escena del crimen se trasladó en un minuto, incluso se omitieron detalles y se cambiaron los hechos descritos ya que Frank nunca presenció el cadáver de la joven embarazada. Ni siquiera escuchó los balazos, él ya se había marchado tranquilamente de la tienda. Nada de haber huido con un rostro sangriento o haber realizado primeros auxilios. Es más, se suponía que el primer testigo se encontraba en el baño y no ingresando apenas a la tienda.

De igual forma lo anterior funcionó aunque podría contradecirse con la clase de persona que era Frank. En cuanto al Padre de Michelle, no parecía estar deprimido en lo absoluto y al igual que la Sra. Russell, se mostraban excesivamente colaborativos con Everett hasta el punto de contribuir con carisma. Con esto hago referencia a la petición de nunca frenar el carro durante la persecución.  

Frank nunca se quedó dormido durante la ejecución de la condena, aquí fue un punto a favor porque impulsó el de por sí acelerado suspenso. Me dio risa la inclusión del Hombre Chocho siendo bolseado; pero hizo falta la mano dura. El Sacerdote de la Prisión se volvió una figura polémica de más, no tengo queja alguna de ello, pero me sorprende que Flowers no haya mostrado ni sus luces.

Lo del color verde era necesario mas no de aquella manera, fue demasiado poner a todo el personal de seguridad revisar el carro de Bonnie encontrando la crayola debajo del mofle. No tiene sentido. Sin embargo, Kate Everett fue uno de los personajes menos sobrevalorados, hizo falta una cuidadosa atención en su situación para comprenderla tal como se leía.   

Fuera de estos ligeros contrastes, Clint Eastwood no falló en inyectarle esa atmosfera de calidad a este fascinante y emocionante ensayo dramático. Lamento decir que no será una de sus mejores obras y tanto taquilla como recepción fue prueba de ello. No fue tanto él ni su estable elenco, simplemente los guionistas y productores trataron de irse por el estilo comercial robándole esa influencia artística que caracterizaba a la novela de Klavan.    

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