sábado, 27 de junio de 2015

La novela y película de Cincuenta Sombras de Grey (Fifty Shades of Grey)


Vaya, vaya, finalmente ya tengo una buena idea del por qué la trilogía de E.L. James ha vendido cien millones de copias alrededor del mundo. La respuesta recaería en su sexualmente morboso contenido. Básicamente estamos hablando de un tierno romance en sus primeras cien hojas seguidas de intenso sexo, profunda negociación, más sexo y más  negociación y así sucesivamente.

Debo confesar que las últimas cuarenta páginas me engancharon por la abrupta  conclusión de la enfermiza relación entre Ana y Christian. Predecible al más no querer y provocativo por la cercanía a la realidad. Hoy en día el sexo se ha vuelto no sólo un juego sucio, sino en una conducta irreverente y sobrevalorada. Tal parece el mundo está caliente.

En sí carece de una estructura narrativa porque todo el tiempo que se la pasa leyendo uno, la siente bastante pobre en su desarrollo de personajes, como una especie de relleno con el objetivo de dejar lo mejor para las siguientes. Honestamente, estoy en dudas sobre arriesgarme a seguir con este relato.

No tanto por la descripción pornográfica, es sólo la curiosidad de saber qué pasará entre los protagonistas aunque tengo una vaga idea de los eventos por venir. Omitiendo el intermedio, lo mejor radica en el preámbulo por su originalidad; de ahí en adelante es una excusa para quienes buscan desesperadamente leer algo de porno.

Comparado con la adaptación cinematográfica, la dirección de Sam Taylor-Johnson es una dulzura. Quizás no era la intención de Kelly Marcel cuyo guión se torna una típica comedia romántica porque existen diálogos tan cursis que te da risa de sólo escucharlos. Esto la impide ser tomada en serio porque los actores son demasiados ingenuos, en especial Jamie Dornan quien obviamente fue un error.

El papel de Christian Grey denota muchas facetas en la novela, principalmente en el aspecto psicológico. No es tanto su encanto o físico, sino sus expresiones psicóticas las cuales lo vuelven en una atractiva amenaza por tratar de descifrar su más grande secreto o traumas de la niñez como de su adolescencia conforme descubría su sexualidad.

Dornan no sale de su actitud frívola y manierismos de galán. Le hizo falta hacer hincapié en su conducta obsesiva compulsiva, propulsión de amo o dominante, sufrimiento ante la poca flexibilidad de su compañera Dakota Johnson ya que claramente se lo traga en pantalla.  Johnson encajó a la perfección como Anastasia, en sus gestos, voz y movimiento corporal.

Estamos viendo exactamente la encarnación de Ana tal como fue caracterizada por E.L. James. No obstante, Dornan tendrá otra oportunidad de profundizar en las cincuenta sombras de Grey y algo me dice que serán más oscuras. Al menos no fue lo peor ya que Eloise Mumford no tuvo solución como Kate.

Marcia Gay Harden, Victor Rasuk, Luke Grimes, Rita Ora, Max Martini y Dylan Neal fueron desaprovechados. De por sí su presencia en la novela es bastante limitada por lo que en la película se resume a un par de diálogos. Más que nada adornan el fondo porque en sí, no contribuyen en lo absoluto lo cual era necesario para el fondo familiar de ambos personajes.

Marcel y Taylor-Johnson hicieron bien en simplificar el sexo para enfocarse a la poca historia, ya que eso se obtiene al omitir las casi 400 páginas de anécdotas sexuales. No obstante, la adaptación se desvanece bajo la sombra de sus indirectas al no dedicar un profundo desarrollo en los protagonistas. Es sexo tras sexo, con unas pautas de negociación y melodrama.

Entiendo ahora por qué la autora E.L. James ha decidido asumir la labor de guionista para las siguientes dos. Aunque me temo que Universal Studios optará para llevarla al extremo dada la gran decepción que causó a la oleada de seguidores quienes esperaban a lo mucho ver un 50% de proximidad a la fuente original. A lo mucho, se conformaron con un 10% o 15%.

De mi parte no pienso que sea una basura total. Tenía la pinta de ser una buena obra más nunca lo sería por el material limitado e inconcluso. El detalle es su redundancia en los simples sucesos y la ausencia de un ritmo ya que se siente aburrida, similar a cuando uno comienza a adentrarse en los procedimientos formales de relación.

Hubo muchos cambios y omisiones de los cuales no fueron de mi agrado. Muchos sacrificios por así expresarse tales como: la insistencia de comer y ejercitarse para Ana; Christian se gana al padrastro de Ana con una conversación sobre pesca, e ningún momento lo hace a primera vista; se hace hincapié en la imagen de las asistentes rubias de Grey, las entrevistas de trabajo de Ana son omitidas del mismo modo que la invitación de Grey por integrarse a su compañía; las amistades de Jose y Kate son mega-reducidas a apariciones; no surgen ninguna clase de conflictos con Christian como era de esperarse;  tampoco presenciamos a la diosa interna y la constante sonrojes de Ana; no se vacila con el GPS y por tanto Christian carece de esa figura amenazante ante el constante rastreo de Ana; Christian nunca tiene sexo con Ana durante su periodo; Britney Spears no recibe mención; y por último, muchos juguetes sexuales fueron descartados. 

Una de las secuencias más creativas yace en la negociación del contrato, sin duda uno de los mejores momentos por su ejecución.  Asimismo cuando Ana va a la fiesta sin calzones y Christian se lo menciona tras tener sexo de despecho con ella en el bote de sus padres, fue bueno haber sido removido aunque en sí la tensión al enterarse de su repentino viaje nunca se siente tan tensa. Concuerdo en no haberle dado tanta importancia a la computadora, los libros de primera edición y a los emails, aunque esperaba que Ana tuviese un mejor celular. 

En conclusión: creo que en vez de continuar esta vaga odisea de ilimitado y torturante sexo, decidiré aventurarme ya sea a Maze Runner, Divergente o Ciudades de Papel. Sería bueno variarle, no creen.Ya en dos años, quizás me anime a retomar el enfermizo romance entre Ana y Christian con Cincuenta Sombras Más Oscuras, la cual está sujeta a estrenarse en febrero 10 de 2017. Bajo la directa supervisión de su autora, es de anticiparse que no será tan vainilla como esta decente primera entrega.        

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