Vaya, vaya, finalmente ya tengo una buena idea del por qué la trilogía
de E.L. James ha vendido cien millones de copias alrededor del mundo. La
respuesta recaería en su sexualmente morboso contenido. Básicamente estamos
hablando de un tierno romance en sus primeras cien hojas seguidas de intenso sexo,
profunda negociación, más sexo y más negociación y así sucesivamente.
Debo confesar que las últimas cuarenta páginas me engancharon por la
abrupta conclusión de la enfermiza
relación entre Ana y Christian. Predecible al más no querer y provocativo por la
cercanía a la realidad. Hoy en día el sexo se ha vuelto no sólo un juego sucio,
sino en una conducta irreverente y sobrevalorada. Tal parece el mundo está
caliente.
En sí carece de una estructura narrativa porque todo el tiempo que se
la pasa leyendo uno, la siente bastante pobre en su desarrollo de personajes,
como una especie de relleno con el objetivo de dejar lo mejor para las
siguientes. Honestamente, estoy en dudas sobre arriesgarme a seguir con este
relato.
No tanto por la descripción pornográfica, es sólo la curiosidad de
saber qué pasará entre los protagonistas aunque tengo una vaga idea de los
eventos por venir. Omitiendo el intermedio, lo mejor radica en el preámbulo por
su originalidad; de ahí en adelante es una excusa para quienes buscan
desesperadamente leer algo de porno.
Comparado con la adaptación cinematográfica, la dirección de Sam
Taylor-Johnson es una dulzura. Quizás no era la intención de Kelly Marcel cuyo
guión se torna una típica comedia romántica porque existen diálogos tan cursis
que te da risa de sólo escucharlos. Esto la impide ser tomada en serio porque
los actores son demasiados ingenuos, en especial Jamie Dornan quien obviamente
fue un error.
El papel de Christian Grey denota muchas facetas en la novela,
principalmente en el aspecto psicológico. No es tanto su encanto o físico, sino
sus expresiones psicóticas las cuales lo vuelven en una atractiva amenaza por
tratar de descifrar su más grande secreto o traumas de la niñez como de su
adolescencia conforme descubría su sexualidad.
Dornan no sale de su actitud frívola y manierismos de galán. Le hizo
falta hacer hincapié en su conducta obsesiva compulsiva, propulsión de amo o
dominante, sufrimiento ante la poca flexibilidad de su compañera Dakota Johnson
ya que claramente se lo traga en pantalla.
Johnson encajó a la perfección como Anastasia, en sus gestos, voz y
movimiento corporal.
Estamos viendo exactamente la encarnación de Ana tal como fue
caracterizada por E.L. James. No obstante, Dornan tendrá otra oportunidad de
profundizar en las cincuenta sombras de Grey y algo me dice que serán más
oscuras. Al menos no fue lo peor ya que Eloise Mumford no tuvo solución como
Kate.
Marcia Gay Harden, Victor Rasuk, Luke Grimes, Rita Ora, Max Martini y
Dylan Neal fueron desaprovechados. De por sí su presencia en la novela es
bastante limitada por lo que en la película se resume a un par de diálogos. Más
que nada adornan el fondo porque en sí, no contribuyen en lo absoluto lo cual
era necesario para el fondo familiar de ambos personajes.
Marcel y Taylor-Johnson hicieron bien en simplificar el sexo para
enfocarse a la poca historia, ya que eso se obtiene al omitir las casi 400
páginas de anécdotas sexuales. No obstante, la adaptación se desvanece bajo la
sombra de sus indirectas al no dedicar un profundo desarrollo en los
protagonistas. Es sexo tras sexo, con unas pautas de negociación y melodrama.
Entiendo ahora por qué la autora E.L. James ha decidido asumir la
labor de guionista para las siguientes dos. Aunque me temo que Universal Studios
optará para llevarla al extremo dada la gran decepción que causó a la oleada de
seguidores quienes esperaban a lo mucho ver un 50% de proximidad a la fuente
original. A lo mucho, se conformaron con un 10% o 15%.
De mi parte no pienso que sea una basura total. Tenía la pinta de ser
una buena obra más nunca lo sería por el material limitado e inconcluso. El
detalle es su redundancia en los simples sucesos y la ausencia de un ritmo ya
que se siente aburrida, similar a cuando uno comienza a adentrarse en los
procedimientos formales de relación.
Hubo muchos cambios y omisiones de los cuales no fueron de mi agrado.
Muchos sacrificios por así expresarse tales como: la insistencia de comer y
ejercitarse para Ana; Christian se gana al padrastro de Ana con una
conversación sobre pesca, e ningún momento lo hace a primera vista; se hace
hincapié en la imagen de las asistentes rubias de Grey, las entrevistas de
trabajo de Ana son omitidas del mismo modo que la invitación de Grey por
integrarse a su compañía; las amistades de Jose y Kate son mega-reducidas a
apariciones; no surgen ninguna clase de conflictos con Christian como era de
esperarse; tampoco presenciamos a la
diosa interna y la constante sonrojes de Ana; no se vacila con el GPS y por
tanto Christian carece de esa figura amenazante ante el constante rastreo de
Ana; Christian nunca tiene sexo con Ana durante su periodo; Britney Spears no
recibe mención; y por último, muchos juguetes sexuales fueron descartados.
Una de las secuencias más creativas yace en la negociación del
contrato, sin duda uno de los mejores momentos por su ejecución. Asimismo cuando Ana va a la fiesta sin
calzones y Christian se lo menciona tras tener sexo de despecho con ella en el
bote de sus padres, fue bueno haber sido removido aunque en sí la tensión al
enterarse de su repentino viaje nunca se siente tan tensa. Concuerdo en no
haberle dado tanta importancia a la computadora, los libros de primera edición
y a los emails, aunque esperaba que Ana tuviese un mejor celular.
En conclusión: creo que en vez de continuar esta vaga odisea de
ilimitado y torturante sexo, decidiré aventurarme ya sea a Maze Runner,
Divergente o Ciudades de Papel. Sería bueno variarle, no creen.Ya en dos años, quizás me anime a retomar el enfermizo romance entre
Ana y Christian con Cincuenta Sombras Más Oscuras, la cual está sujeta a
estrenarse en febrero 10 de 2017. Bajo la directa supervisión de su autora, es
de anticiparse que no será tan vainilla como esta decente primera entrega.
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