martes, 21 de julio de 2015

La novela y película de Moneyball: El Juego de la Fortuna


Creo que es la primera vez en que una novela me aburre, aunque para ser franco, más que una novela, Moneyball es un ensayo analítico del proceso estadístico desvalorado en la misma industria por señalarles la injusticia detrás de su sistema administrativo en las Ligas Mayores del Beisbol Americano.

Eso de que cualquiera puede leerlo sin conocer el deporte, no es totalmente cierto y la evidencia radica en mi humilde punto de vista. Estuve a punto de tirar la toalla, es más ya me había apalabrado pero al final decidí darle otra oportunidad pese a lo poco que comprendía. Si no fuese por la película, nomás no hubiese dado una.

Los guionistas Steven Zailian y Aaron Sorkin reutilizaron la estructura narrativa de Red Social y se la inyectaron a la prosa científica de Michael Lewis tornándola en una novela adictivamente emocional y fantásticamente dramática. Podría percibirse en el mismo estilo de Un Sueño Posible ya que el tiempo se te pasa volando gracias a la interacción de los personajes.

El director Bennet Miller se concentró en el Gerente General Billy Beane desenvolviéndolo en un tono humano. Aquí las relaciones con el resto de los compañeros cobran vida ya que en el libro, la superficialidad textual provoca que nunca congeniemos como deberíamos. Gracias a Miller nos identificamos con Beane en todos los aspectos ya sean laborables, personales y sociales.

Ubicamos un miedo y descontrol hacía el fracaso en Beane ignorado por los cazadores de talento. Asimismo descubrió que su decisión por el dinero no era definitiva ya que estuvo a punto de echarse atrás pero su padre no se lo permitió, por tanto sacrificó su beca universitaria para cumplir con su palabra.

Lewis hace hincapié en otras fuentes que datan de los setentas de las cuales se retoman como citas bibliográficas en la película. Uno que otro breve documental se nos muestra eficazmente por el equipo de edición, del cual es llevado a cabo por Brad Pitt y Jonah Hill, quienes estuvieron nominados al Oscar por sus sobresalientes interpretaciones.

No me extraña que haya recibido 6 nominaciones al Oscar, me extraña que no haya siquiera adquirido alguna. Todavía Mejor Película, Guión Adaptado, Edición o Actor de Reparto debido al antecedente de Red Social. No obstante, la mezcla de sonido y la actuación principal de Pitt eran viables a darle esa tan merecedora distinción por tratarse de un drama deportivo. 

Aunque no lo crean, las primeras 100 páginas del libro fallaron en explicarme el proceso administrativo detrás de un equipo de beisbol. En contraste, la adaptación cinematográfica no sólo lo dejó bien claro sino hasta profundizó en el dinamismo de los jugadores y el resto de los gerentes durante los intercambios. 

Michael Lewis usa demasiados tecnicismos para mi propio gusto y además redunda en los mismos conceptos, porcentajes y lineamientos causando ese desenfoque o pérdida de seguimiento a su texto. Quizás con la intención de hacernos leer entre líneas. Tal parece fue un buen truco de mercadotecnia afirmar que la novela iba dirigido para todo público.

De igual forma no afectó porque sin su existencia, Sorkin y Zaillian no se hubiesen ido directamente a los sucesos de aquella segunda temporada. En conjunto con Pitt, vieron mucho más allá de los números. En vez de limitarse a las juntas, se dejaron llevar por el resto de la temporada, adoptando errores y triunfos dentro de la crudeza de esta industria.

Tampoco nos olvidemos de Chris Pratt quien apenas comenzaba su camino al estrellato como lo es ahora con Guardianes de la Galaxia y Mundo Jurásico. El personaje a quien interpreta, Scott Hatterberg, sólo aparece escrito a partir de la página 140. Él y otros como David Justice, Chad Bradford y Art Howe, quien Philipp Hoffman Seymour que en paz descanse, cumplen con las descripciones.

Cómo podrán darse cuenta, la película trascendió por el tan necesario toque humano que requería el ensayo de Lewis. La necesidad de triunfar, arriesgarse, la presión de los medios, la incomprensión, la ignorancia, injusticia, el dinero, los prejuicios, la familia disfuncional, la oportunidad y los beneficios de las estadísticas.  

Cada una de estas temáticas nos dan una clara visión de lo que se requiere para que un equipo de beisbol subsista durante una temporada y pueda a su vez aspirar a la Serie Mundial. Aunque muchos lo nieguen, si no fuese por Billy Beane y su asistente Paul DePodesta (cambiado a Peter Brand en la película), el campeonato ya no requeriría de una inversión de $ 100 millones. 

Entre algunas diferencias notorias entre novela y película tenemos: la película resume el DRAFT mientras la novela se excede demasiado. La película abarca a los medios de comunicación mientras la novela desacredita el dinamismo de los personajes al enfocarse en la investigación y estadísticas del beisbol.

La relación entre Bean y su Hija se resume a un par de diálogos dándole prioridad a la razón de su matrimonio fallido.  Cero sentimientos y frialdad al revelarse que la hija nunca le llamó para insistirle a que viera el juego de la Racha. Al contrario, Bean le llamó para pedirle que dejara de ver American Idol y se pusiera a ver historia.

Si debo elegir el mejor capítulo sería el de La Racha de los 20 juegos ganados ya que contar con la perspectiva de inseguridad y fe de Chad Bradford, fue bastante intrigante en conjunto con la preparación e impredictibilidad de Hattie. Para bien o para mal, Beane le abrió las puertas a esta clase de jugadores devaluados de los cuales a su vez sirvieron de futuros modelos para el deporte. 

Es triste que haya pasado más de una década y Billy Bean no logré todavía ganar la Serie Mundial con los Atléticos. Sin embargo la esperanza nunca muere a pesar de constante sufrimiento, porque para que Bean haya rechazado la oportunidad de convertirse en el Gerente General mayor pagado con Boston, no sólo fue por su promesa de no irse por el dinero, sino por la fe de realmente marcar una diferencia en el modo de hacer la cosas en el beisbol. 

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