Basada en la historia real de tres matemáticas afroamericanas cuyo
impacto en el programa espacial de la NASA en 1961 definieron el futuro de la
humanidad al lograr hacer los cálculos esenciales para poner a un hombre en el
espacio y teniendo bajo obstáculo no sólo los números sino la discriminación
racial.
Este guión sin duda representa uno de los mejores escritos de 2016 por
su excelente simetría en cuestiones de desenvolver a varios personajes en un
amplio y conflictivo contexto socio-político. No obstante, verlos crecer sin
perder la compostura de la dignidad y el esfuerzo colectivo la vuelven en un
tan merecido ejemplo a admirar.
Pese a llevar ecuaciones en su narrativa, esta adaptación es pura emoción
por centrarse en las relaciones humanas. Gracias a la interacción y correcto
manejo de los diálogos podemos ir al ritmo de la trama la cual equilibra sus
elementos de suspenso, drama y humor. Además con un gran desarrollo individual
incluso de los secundarios, es difícil no engancharse.
Para contagiarnos de esta pasión se requirió de un gran director y no
cabía duda que después de disfrutar St. Vincent, Theodore Melfi era el indicado
para llevar a cabo esta narrativa sensitiva. Sin miedo a mostrar la realidad de
aquella época, también fue capaz de transmitir como algunas restricciones
fueron cediendo gracias a la fuerza de voluntad e innovación de algunos
valientes.
Melfi tenía a su cargo a un gran talento, quizás de los mejores
tomando en cuenta a las protagonistas Taraji P. Henson, Octavia Spencer y
Janelle Monáe. Seguramente estas extraordinarias mujeres a quienes
interpretaron han de sentirse orgullosas de ser no sólo reconocidas por su
trabajo sino honradas por su
existencia.
La química entre este trío es adictiva al igual que por separado y más
en compañía de Kevin Costner, Kirsten Dunst, Jim Parsons, Glen Powell y
Mahershala Ali. De Parsons era de esperarse su peculiaridad aunque de Dunst,
hacía un rato que no se ponía de antagonista. Más quien los pone en otro nivel
es Costner porque haber sido seleccionado como el líder fue simplemente lo mejor.
Las cuestiones técnicas son básicas, una edición directa, un vestuario
acorde al contexto y una decente ejecución del sonido durante las secuencias de
lanzamiento. La obra no requiere de efectos tan elaborados ni de compensaciones
innecesarias. El elenco cumple con su objetivo gracias a que el director estaba
consciente de lo que tenía en sus manos.
Es satisfactorio verla ir mano a mano con La La Land en la Taquilla y
también en las predicciones a sus nominaciones viendo que en definitiva está
siendo considerada como el Caballo Negro y más de haber ganado el SAG por el
Mejor Elenco. De sus tres nominaciones: posiblemente obtenga el Guión Adaptado.
Si tuviera que elegir a la ganadora por Mejor Película,
indiscutiblemente seleccionaría a Talentos Ocultos y no sólo porque América lo
necesita en estos tiempos difíciles sino porque su historia es esencialmente
relevante para recordarnos que sin importar nuestro color u orígenes, todos
tenemos la capacidad de alcanzar la grandeza siempre y cuando estemos unidos.
Calificación: 4½ de 5 estrellas
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