domingo, 1 de septiembre de 2024

La Saga de Alien + Romulus

En el espacio nadie puede escucharte gritar…

   7 años antes de que yo naciera… sin duda me hubiese vuelto loco con la generación de ese entonces porque tras perder la cabeza con Star Wars en 1977 tuvieron la fortuna de toparse con lo que se convertiría en una de las mejores sagas de horror porque 45 años han pasado y Alien sigue estando igual de viva y ahora más con el reciente estreno de Alien: Romulus y próximamente la serie televisiva.

   Por esa razón sentí la necesidad de hablar sobre la saga porque, aunque les cueste creerlo, nací en el año en que Ellen Ripley regresó al planetoide LV-426. Ya conforme fui creciendo, mi madre me introdujo en este contexto de horror donde yo fascinado veía las primeras dos porque para entonces me quedaba dormido para cuando se reproducía la tercera.

   La razón era porque solían hacer una maratón anual en Sky, una plataforma de video por cable por la inexistencia de los servicios de streaming. Como tal, acompañaba a mi madre cada año hasta que conseguí la trilogía en VHS y posteriormente pude asistir a la función de Alien: Resurrection tras semanas de estar suplicando y suplicando de que me llevaran por ser menor de edad.

   Tan clavado estaba de Alien que llegué a tener pesadillas, por lo que fue cuando decidí ponerla en pausa definitiva y olvidarme de esta hasta que sucedió Alien Vs. Predator, y no se diga de la salida en plena navidad para ir a ver Requiem. No es algo que me haga sentir orgulloso, pero empecemos primero por el inicio que nadie nunca vio venir excepto Ridley Scott y compañía.

   Con grandes nombres como Tom Skerrit, John Hurt e Ian Holm porque Sigourney Weber era una desconocida que gracias a Alien fue puesta en el mapa convirtiéndose en una heroína de acción lo cual era raro de verse por esos años en Hollywood, así que si por ahí escucharon que Jennifer Lawrence asumió esa designación histórica con Los Juegos del Hambre en 2012, me temo que existe una gran diferencia de 33 años al respecto.

   De acorde a los documentales, parte del elenco terminaba ansioso al desconocer en que momentos iba a salir la imponente criatura, y es que se les nota en sus rostros al pegar unos gritos y hasta casi caerse de lo inesperado. Para ser un tiempo que no existían los efectos por computadora, los sets prácticos eran de aplaudirse y más tras ser retomados por Fede y el propio Scott en Romulus.

   Tenía un par de años sin volver a ver Alien, fue una lástima que no la hayan reestrenado en los cines de mi ciudad por su 45 aniversario porque me hubiese encantado ver el interior del Nostromo en la gran pantalla. Hasta la fecha, me sigue sacando uno que otro susto y es que la atmosfera claustrofóbica me pone de puntas, en especial la secuencia de los ductos.

   Entre los rincones oscuros y el xenomorfo, no se diga el facehugger, sigue siendo una experiencia poderosa de visualizar dado que por más sencilla que sea su narrativa sigue siendo culturalmente impactante porque tiene un significado que nada más no pasa desapercibido. Es ingeniosa desde sus diseños, su música, edición, sonido y tecnología.

   Son de esas películas que nunca me canso de ver y más cuando sucedió Aliens, la cual consideraba a la misma altura de la original o inclusive un poco mejor por la adición de los Colonial Marines, un territorio más amplio como lo fue la LV-426 y la presencia de decenas de aliens topándonos por primera vez con la reina.

   En el año que yo nací (1986) se estrenó Aliens, después de haber estado en conflictos internos por siete años ya que resultaba inusual en los ochentas apostar por las secuelas. Ver a Sigourney Weber regresar como Ellen Ripley y convertirse en una heroína de acción durante el tercer acto sigue siendo una sensación inolvidable.

   Me cuesta trabajo saber que han pasado 37 años y el niño que solía verlas ahora es un adulto que pese a la nostalgia desatada por revivir esa escena en donde los Colonial Marines se topan con las criaturas y no se diga del escape en los ductos de ventilación, como Ripley rescatando a Newt y la confrontación con la Reina como cuando pisan por primera vez esta colonia, sin duda que esta secuela ha envejecido con elegancia.

   Con un presupuesto de $ 18 millones, sí que nos ofreció toda una travesía de horror y sobrevivencia notándose en su taquilla final de $ 131 millones superando por $ 30 millones a la anterior. Es una lástima que en su estreno se hayan removido como 20 minutos de valioso material que por suerte viene incluido en la edición especial que logré adquirir cuando existían las Blockbusters. 

   Es importante señalar que Weber recibió la nominación a la Mejor Actriz siendo esto muy inusual porque la Academia no solía valorar este género, también destacar las participaciones de Michael Biehn como el intrépido Hicks, Paul Reeiser como el cobarde Burke, Lance Henrikson como el sugestivo Bishop y Bill Paxton como el miedoso Hudson, que en paz descanse.  

   Hace 10 años aproximadamente salieron dos audiodramas oficiales: Out of the Shadows cuenta la incontable historia de Ripley quien es interrumpida de su crio sueño 37 años después de la destrucción del Nostromo, sólo para verse de nuevo envuelta con los xenomorfos en compañía de la tripulación del Marion debido a que Ash la desvió hacia ellos para cumplir con su misión de traer una criatura intacta ahora que se ha insertado en los computadores como la inteligencia artificial a mando.

   La novela escrita por James A. Moore y dirigida por Tim Lebbon resultó asombrosa y aún más con River of Pain al relatarnos cómo fue que cayó en desgracia la colonia Hardley’s Hope. Olvidando todo lo ocurrido en el Marion tras haber sido despertada, Ripley debe enfrentarse con la compañía mientras la tragedia comienza a desatarse hasta culminar con la llegada de los Colonial Marines.

   Definida como la Titanic de Aliens, este audiodrama es un regalazo para cualquier amante de la saga de la cual espero en un futuro la adapten a una serie porque nada más no me cansó de escucharla por estar fielmente ambientada con lo que caracterizó a las dos primeras películas.    

    Nunca entenderé el por qué toda esta ganancia de calidad fue tirada a la basura con Alien 3, entiendo que James Cameron haya dejado la barra en alto, pero a su vez había dejado una guía para continuar no sólo la historia de Ellen sino de Dwayne y Newt, pero no, decidieron mejor hacer una especie de reinicio, enfocarse en la original y garantizar la muerte de Ripley tal como lo presenciamos otros siete años después.

   Alien 3 estuvo en manos de David Fincher, difícil de creer que no sólo los seguidores de la saga odiaron esta supuesta conclusión sino también el propio director. Fincher confesó que desde el principio tuvo conflicto con los productores por haberse cambiado la historia abruptamente. Que desastre de tercera parte viniendo de una secuela maestra en donde todo apuntaba a la llegada de los Aliens al planeta Tierra.

   Y es que matar a los acompañantes de Ripley, confinarla a una prisión, remover las armas y enfocarse en un drama que no aporta al contexto ni a la propia protagonista sólo terminó por perjudicarla a pesar de haber recaudado $ 160 millones a nivel mundial. Ni siquiera la persecución en los túneles, la rapada de Ellen y su sacrificio fueron lo suficientemente fuertes para justificar el debilitamiento de su peso narrativo.

   Weber hizo lo que pudo dándonos una interpretación desaprovechada en todos los sentidos, por decir que Charles Dance no tuvo oportunidad de lucir a su personaje Clemens mientras que Charles Dutton fue sobresaliente como Dillon sólo para empezar a mostrarse en el acto final. No me gusta hablar mal de las películas y es que volver a verla, me produjo tristeza por el potencial desperdiciado que sigo esperando que opten por hacer borrón y cuenta nueva.

   Al menos Alien: Resurrection fue mucho mejor, obvio que sigue distante de las primeras dos, pero lograron reparar un poco el daño al traernos de vuelta a Sigourney como un clon de Ripley, pero no cualquier clon sino uno mezclado con la genética de los xenomorfos. El elenco secundario me tuvo sin cuidado, le echaron ganas, pero no lo suficiente para que me importasen a excepción de Ron Perlman y Winona Ryder.

   El guion de Joss Wheddon tuvo un acierto en la construcción y exploración de esta nueva Ripley, lo de siendo instalaciones científicas en el espacio y tratando de amaestrar a los aliens como la escena de los siete prototipos fue genial como la secuencia debajo del agua. En sí, la primera hora te engancha por desenvolverse más como ciencia ficción que como horror, hecho que nunca llegué a sentirla como tal porque las muertes fueron algo tontas, dicho con respeto.

   ¿Quién en su sano juicio se arriesga tanto por un arma, siendo el líder y separándose de los demás? Y el acto al final con la Reina Alien dando a luz a una cría semi humana para que perciba a Ripley como su madre, sigo con sentimientos mixtos sobre este giro.

   Es cuando comienza el horror que se desploma este esfuerzo y pues es lo que es. Aún recuerdo lo emocionado que estaba por irla a ver, siendo el año 1997, estuve rogando y rogando a mis padres porque en ese entonces era un pequeño de nueve años y al final se me concedió mi deseo, y la disfruté, no voy a mentir, aunque siempre sentí esa espinilla, más  el daño ya estaba hecho y Jean-Pierre Jeunet y Whedon hicieron lo que pudieron con lo que tenían. Al menos recaudó $ 161 millones de dólares mundialmente.

   De 1997 a 2004 surgieron pláticas con James Cameron y Ridley Scott para llevar a cabo la siguiente entrega, desafortunadamente Paul W.S. Anderson fue seleccionado de la nada para llevar a cabo el primer crossover con AVP: Alien Vs. Predator. Por el 2002 la primera adaptación de Resident Evil se había vuelto un éxito moderado por lo que eso motivó al estudio para confiar en éste y pese a brindarles homenaje a ambas franquicias al recurrir a sus elementos y traerse al veterano Lance Henriksen, el gravísimo error cometido fue situarla en el planeta Tierra con un antecedente que deshonra lo que Scott había introducido con la original.

   A pesar de ello, me agradó la primera media hora, la construcción de los nuevos personajes antes de matarlos de repente, Sanaa Lathan le echó ganas en el protagonismo, pero haberla emparejado con un depredador como una especie de equipo eso fue algo tonto como la trampa o ritual llevado a cabo cada siglo.

   Honestamente, se les pasó la olla y pese a que el horror se desenvuelva dentro de una pirámide cuyo interior cambiaba cada diez minutos, para nada nos puso nervioso y ni un susto pudo extraernos por sentirse más en un tono de superhéroes.

   Considerándose apenas un éxito taquillero por recaudar $ 177 millones de dólares, una secuela fue aprobada en manos de los hermanos Strause quienes prometieron darle horror puro y confieso que cumplieron, aunque la historia siguiese siendo insalvable. Lo mejor fueron las muertes, pero fue ejecutada demasiado rápido que de plano se percibía pérdida a cada momento. Exceso de personajes, desalmados, todo se sentía sacrificable y lo fue desde el principio. Sin querer queriendo, la sentí una copia de Resident Evil: Apocalipsis.

   ¿Qué les costaba haberla situado en el espacio como sucedía originalmente en los videojuegos? Confieso que crucé a San Diego en plena navidad para irla a ver y me entretuvo en lo que cabía. Culpable. Recién la acabo de volver a ver y sigo prefiriendo Alien Resurrection y hasta Alien 3, aunque me duela compararlas entre estas.

   Otros cinco años tuvieron que pasar para que el estudio recurriera a nada menos que a Ridley Scott, el creador de la saga por así decirlo, quién desde un principio hizo lo que se tenía que hacer a pesar de haber generado una tremenda controversia al optar por hacer algo completamente distinto a lo esperado.

    Así es, en el año 2012 vimos los orígenes por así decirlo de los xenófobos gracias a la primera precuela simbólicamente titulada Prometeo, y pese a desviarse del horror, logró a su manera justificar la dirección aventurera, el tono luminoso y el contexto científico como el avance tecnológico.    

   Tratándose de una expedición “científica” en busca de respuesta sobre nuestros creadores, tiene sentido que esta nave difiera del Nostromo en cuestiones tecnológicas. Teniendo a Weyland a bordo, cobra sentido que este transporte sea mucho más avanzado. Independientemente del resultado, la moraleja sigue siendo la misma para quien busca poder como para quien busca respuestas.  

   Personalmente la encontré fascinante al no enfocarse en los monstruos sino al presentarnos a los responsables de su creación, los ingenieros, logrando así conectar con la versión de 1979 mediante un escenario familiar. Desde un inicio se sabía que no era el sitio al que descendió la tripulación del Nostromo, aunque eso suponíamos cuando presenciábamos la caída de la nave durante el primer avance, una secuencia de acción histórico por lo que representa, esa y la de la Doctora Shaw pasando por una cirugía. 12 años después y sigo cerrando los ojos porque es demasiada intensa.

    Explorar el nuevo planetoide con un elenco de estrellas como Noomi Rapace, Charlize Theron, Idris Elba y Michael Fassbender, entro otros, se torna emocionante y bastante entretenido y es que cada uno de ellos logró engancharme con sus personalidades y más dadas las circunstancias presentadas. Lo que aprecio es que sus muertes no hayan sido tan tontas, ayuda que se le haya concedido tiempo e importancia, uno lo percibe en sus diálogos e interacciones.

   Michael Fassbender como el androide es otro de los elementos sobresaliente, cada una de sus líneas es sublime e incluso memorable. Me encanta como a través de este robot, se aprovecha para cuestionar a la raza humana y seguir su mismo patrón sobre crear vida mediante la destrucción como fríamente lo expresa.

   De sólo imaginarme, se me quitaron las ganas de algún día formar parte de un grupo de colonos ante el miedo de encontrar con esta amenaza letal. A parte de que logra replantearnos los temas de religión, inteligencia artificial, la inmortalidad, la creación de armas y la búsqueda de respuestas a nuestra creación, Ridley Scott hizo con Prometeo lo que George Lucas hizo con La Amenaza Fantasma y fue extendernos el universo de Alien en cuestiones narrativas.

   Finalmente hizo lo que muchos no quisieron hacer con las secuelas y tuvo la oportunidad de volverlo a hacer con Alien: Covenant tras haber posicionado a Prometeo en los $ 400 millones mundiales. Lamentablemente Covenant sufrió un descenso al conformarse con $ 240 millones trayendo como consecuencia de que Alien: Awakening fuese temporalmente cancelada, y recalcó temporalmente porque tengo la esperanza de que con Romulus, Disney opté por aprobar la pendiente historia con la cual conectaría directamente con la original al reintroducirnos a los Ingenieros en su búsqueda por la venganza por el caos que desató David.

   Cruzo lo dedos para que no sólo esa suceda sino también se retome el retorno de Sigourney Weber como Ellen Ripley. Entretanto, Covenant sirve de puente para acercarse a la cinematografía y a la música que tanto hemos llegado a apreciar. A su vez, nos responden a la pregunta sobre la creación de los xenomorfos cuya respuesta cobra vida en la mente siniestra de David mediante sus escalofriantes experimentaciones con el cuerpo de Shaw.

   Que mejor que un androide diseñado en la imagen de Weyland para dejarse llevar por el complejo de dios y esparcir su odio hacía la raza humana mediante su aniquilación. El prologo sí que nos pone a pensar seriamente como la repentina muerte del capitán del Covenant.  Y yo que creía que dormir en los crio tubos era completamente seguro.

   El guion de John Logan y Dante Harper consigue darle sentido al trasfondo mitológico al enfocarse en una tripulación colonial que se topan con el planeta de los Inegnieros sin tener la menor certeza del horror que les depara y no sólo en manos de los monstruos. Katherine Waterston como Daniels es toda una luchadora mientras que Demián Bichir y Billy Crudup dejan su huella. Obviamente Michael Fasbender termina por robarse la función y doblemente por así decirse.

   Secuencias de horror tan desagradables de ver…, es una decepción que nos quedemos sin saber qué fue lo que ocurrió en Origae-6 sí es que logran aterrizar en víspera de que David se ha hecho del control de la nave colonizadora, asegurándose de resguardar sus muestras para mantener intacta la creación de sus bellas criaturas.

   Ahora, no nos queda más que meternos de lleno a Alien: Romulus y en mi humilde opinión, la he encontrado asombrosamente genial. Hacía buen rato que no pegaba brincos en mi asiento porque a pesar de no ser una película que dé miedo, el suspenso te mantiene al acecho debido a la ingeniosa, perturbadora y asquerosa ambientación.

    Debo confesar que me sentí bastante aliviado de que Prometeo haya sido referenciado al momento de explicarnos la existencia de esta especie a través de ese misterioso e inestable patógeno. En efecto, cualquiera puede ver y entender su narrativa al funcionar como una adaptación independiente, pero para aquellos, incluyéndome, que hemos visto todas, es inevitable no emocionarnos ante el fan service proporcionado de cual muchos críticos sobre exageraron.

   A parte de homenajear a toda la saga, sirve de puente porque estar situada entre Alien y Aliens, y confirmarse con los restos del Nostromo y la captura del xenomorfo, Romulus hace que lo sucedido en Prometeo cobre bastante relevancia y nos llena de esperanza de la posibilidad de algún día suceda la secuela de Alien: Covenant, que hasta la fecha me sigue encantado.

   Después de espacios abiertos, volvemos a los confines oscuros de una abandonada estación de investigación de Weyland-Yutani en donde un grupo de jóvenes llegan con la finalidad de conseguir una mejor vida. Entre ellos sobresale Rain y Andy, una hermandad que llega a conmoverse tanto que se convierten en el corazón de esta odisea de terror. Por tanto aplaudo a Cailee Spaeny y a David Johnson por acercarse al nivel en que se desenvolvieron Sigourney Weber y Lance Henriksen en Aliens.

   Incluso sus historias podrían continuar en víspera de cómo culminó el tercer acto, un acto plagado de constante acción, acido, explosión y el surgimiento de una criatura que te hará temblar de lo espeluznante que es. A diferencia de los haters, Romulus si aporta a la mitología al darnos explicaciones y por conectar el pasado con el futuro. Incluso las muertes no se sienten tontas sino al contrario, llegan a doler por bien en que se desenvuelven Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn y Aileen Wu ya que son personajes fueron construidos con fortaleza.

   Fue asombroso ver la situación en la que se encuentran estos jóvenes, la colonia infernal en ausencia de un sol, el deseo de viajar y serles imposible por una compañía tan dura, creo que esto nos ayuda identificarnos y bastante. Tener el cameo de Ian Holm como Ash, que en paz descanse, me resultó emocionante y quiero creer que recurrieron a las grabaciones originales. La ventaja de tener a Ridley Scott como productor.

   La cinematografía en Romulus es nostálgicamente aterradora. Tan familiar que nos hace querer visitarla de verdad, y confieso que los facehuggers recibieron el mejor uso todavía. Fede Alvarez sí que ama esta saga y lo demostró al entregarnos una sólida dirección porque todo se siente autentico. Espero y su interés por producir AVP se vuelva viable al igual que la tercera precuela de Scott entré en proceso tras el retorno triunfal de su taquilla.

   Me da gusto haberme dado el tiempo de haber visitado la Saga porque al final todo brindó frutos y si eres un apasionado de este terror espacial, entonces la función IMAX debería ser tu formato para verla porque la calidad en la que se desenvuelve lo vale cada minuto. Siendo mejor, no conformarse con haberla visto una vez sino al menos 2 veces para así, removiendo el misterio y la tensión, poderla disfrutar y emocionarse aunque terminas por asustarte por lo asombrosamente editada que esta. 

Con una posibilidad de cerrar en los $ 300 millones mundiales, espero y el estudio se anime a retomar las producciones pendientes de Alien: Awakening y las rumoradas readaptaciones de AVP y Alien 3-4. 

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