11 años después de haberla visto en los cines y todavía sigo lidiando con esa ausencia de espiritualismo en Interestelar donde la humanidad carece de luz y la esperanza depende solamente de la ciencia y tecnología en su estado más puro y no adulterado.
Siendo honesto, fui de aquellos que despreció la propuesta de los hermanos Nolan, por decir que no pude conectar de la misma forma en que lo había hecho con la Trilogía de El Caballero de la Noche y El Origen. Esto debido a su tono sombrío y atmósfera depresiva en la de por sí compleja, dispersa, confusa e infinita narrativa con la que se nos bombardea desde el primer hasta el último minuto.
No la comprendí durante su estreno en el 2014 y me negué a hacerlo; y cómo podría cuando me encontraba sumergido en la fiebre de los superhéroes, tras el auge de Los Vengadores de Marvel, El Sorprendente Hombre Araña de Sony Pictures y El Caballero de la Noche Asciende de DC Comics en el 2012, digamos que esto puso en riesgo a producciones arriesgadas, realistas e innovadoras como Interestelar, la cual pudo respirar el aire del éxito con su recaudación ahora de $ 758.6 millones gracias a su relanzamiento a finales del año pasado por su Décimo Aniversario..
Mi mente no era tan flexible en ese entonces debido a que le daba mucho peso a mis sentimientos, así que si algo me hacía sentir incómodo e incompatible, lo desechaba hasta el grado de olvidarme por completo. Justo lo que pasó con Interestelar. Ya con los años, tuve que aprender a no dejarme influenciar por situaciones del pasado ya que nublaban mi mente al malinterpretar ciertos escenarios, en vez de poner un poco de mi esfuerzo para tratar de comprenderlos.
Al parecer, todo era cuestión de tiempo para desarrollar esa madurez reflexiva y de la gravedad para impulsarme a darme esa segunda oportunidad de aventurarme en lo teóricamente y científicamente propuesto por Interestelar con respecto a la humanidad y su salvación tanto física como de su espíritu.
Con la mente en blanco, decidí salirme de mi zona de confort debido a que yo ya venía con la idea de hablarles de la humanidad según Andor, pero después de un año de estar participando "cómodamente", opté mejor por tomar este Desafío como literal y qué mejor que quebrarme la cabeza en compañía de esta comunidad cuyas contribuciones son de aplaudirse por los conocimientos compartidos, sus retrospecciones y por hacerme sentir toda clase de emociones porque hago lo posible por leer sus artículos y comentarlos, aunque me falta tiempo.
Más vale tarde que nunca, y ya que nos encontramos hablando de la humanidad, qué mejor que aprovechar para agradecerles de corazón su apoyo y muy en especial a Peliplat por regalarnos este espacio en donde tenemos la oportunidad de hacer arte mediante nuestras palabras. Así que, gracias a todos ustedes y un aplauso por su valiosa aportación.
Ahora, metiéndome de lleno a la trama, o mejor dicho a la trampa, confieso que me sentí mareado ante la situación crítica en la que se encontraba la humanidad. Hablando de hambruna, crisis existencial y degradación ambiental a causa de tormentas de polvo sucediendo alrededor del planeta y las plagas, las cuales en conjunto colocaban a la Tierra al borde de la extinción siendo la única “esperanza” la agricultura financiada por el Gobierno ante el desmantelamiento de la NASA. Vaya ironía.
En ese futuro distópico, si prestamos atención a las referencias culturales de Donald (el padre de Joseph, nuestro protagonista) sobre el béisbol profesional y los primeros años de innovación tecnológica, podemos deducir que el primer acto de Interestelar transcurre aproximadamente en el año 2050. A tan sólo 25 años de diferencia, no puedo evitar sentirme que vamos directo a esta realidad planteada por los fenómenos naturales que nos azotan de manera imprevista cada año y no se diga de la escasez de los recursos vitales y el acelerado Calentamiento Global a diferencia de cómo estábamos a principios del 2000.
Resulta curioso analizar cómo la solución parece estar en el cielo y no en la Tierra, en donde tenemos los pies “bien” puestos. Es más fácil dejar volar nuestros pensamientos y en vez de solucionar nuestros problemas, mejor escapar de ellos y empezar desde cero en otro planeta condenando a la Tierra y sus habitantes a su extinción, porque bajo esta narrativa el factor divino no tiene papel, mucho menos presencia. Es más, su luminosidad es inexistente, la raza humana como sí está y siempre ha estado sola desde el principio y depende de ella misma resolver el problema y punto.
Por esa razón el primer acto me resulta inquietante y depresivo, porque como cristiano me obligan a olvidarme de Dios por casi tres horas para depositar mi fe en una ecuación fundamentada por la tecnología y la ciencia a través de los datos cuantificables de un agujero negro. Y con la música de Hans Zimmer acechándome a cada rato, es imposible no contagiarme de esta resignación y desesperanza que a duras penas se mantiene a flote en Murph (la hija de Joseph), cuyo significado de “si algo puede salir mal, saldrá mal" es reinterpretado por "lo que pueda pasar, pasará".
El valor de la Familia juega un rol esencial en este rumbo trazado hacía la salvación de la humanidad, ese impulso de un padre a tomar la decisión más dura de abandonar a sus hijos para asegurar su futuro es un vínculo que cada padre puede entender porque perder a un hijo equivale a perderlo todo. No hay cura para el corazón roto ni suficiente motivo para seguir viviendo porque un padre nunca debería ver a su hijo morir, no se considera “natural” por así decirlo.
Y es esta relación entre Joseph y Murph, padre e hija, lo que le da fuerza y sentido a Interestelar justo en el desenlace, después de estar perdidos la mayor parte del tiempo. Murph había sido elegida para salvar a la humanidad y gracias a su conexión con su padre, Joseph se convirtió en el conductor y mensajero, sólo él en su función del Fantasma consigue llevar a cabo su propósito para comunicarse desde el “futuro” hacía el relativo “pasado” de su hija mediante infinidad la fusión de escenarios originados en su recamara a través de los tiempos.
A pesar del primer mensaje transmitido, Joseph hace caso omiso de quedarse y decide confiar en la ecuación del Profesor Brand de viajar al espacio por dos años para atravesar el agujero negro del cual misteriosamente apareció cuando lo necesitaban. Depende de nosotros llenar ciertos huecos en los métodos ejecutados o abstenernos de darle un sentido lógico a estas representaciones que en parte son “exactas” dado que la producción contó con un asesor científico que las revisó y validó, aunque requiera que investiguemos de nuestra para intentar comprenderlas, más ese no es el punto.
El punto en sí es de lo que somos capaces de hacer cuando nos enfrentamos a nuestra propia extinción. ¿Qué es lo que nos motiva a tomar cuestionables decisiones y más cuando omitimos la creencia religiosa y nos basamos en lo que podemos ver y tocar, como lo es la tecnología y ciencia?
Esa respuesta no se nos da en el segundo acto, en donde una vez atravesando el agujero negro, Joseph y la tripulación del Endurance deben ser muy cuidadosos de la relatividad del tiempo porque para lo que ellos puede tomarles una hora de exploración en el Planeta Miller, en la Tierra ya transcurrieron 7 años. Wow, el horror de solo pensarlo.
Tal vez y esta ansiedad de tiempo sea un reflejo directo de nuestro miedo de ver el tiempo fugarse frente a nosotros, ya que el sólo hecho de regresarte 10 años te pega duro conforme adquieres edad. Por tanto, es evidente como el tiempo es y sigue siendo considerado nuestro enemigo y a la par de Joseph, captamos su valor, aunque nos cueste entenderlo y nos duela aceptarlo. Por eso la importancia de aprovechar cada minuto, porque nunca sabemos cuándo será el último; aún sean sólo cinco minutos, siguen siendo tan valiosos como se nos muestra durante el reencuentro entre padre e hija.
El lado feo de la humanidad se presenta a través del Profesor Brand y del Dr. Mann. Primero porque Brand le miente a Joseph para convencerlo de abandonar a sus hijos y hacer ese tan necesario viaje cuando de antemano sabía que su ecuación era falsa porque no existía solución alguna con o sin los datos estadísticos del agujero negro. Entonces, siempre se trató del Plan B, empezar desde cero en otro planeta y deja morir a la Tierra con sus habitantes. No hay nada más terrible que la pérdida de la esperanza y más estando cerca de la muerte.
En cuanto al Dr. Mann, interpretado por Matt Damon cuya inesperada presencia me hizo gritar en el cine, una escoria desde antes que quedara atrapado en su planeta. Difícil de aceptar que en su instinto de sobrevivencia haya optado por falsificar la información de su planeta como opción viable a repoblar sólo para esperar en el crio sueño a ser rescatado, y cuando lo es, decide traicionar a los suyos hasta el grado de asesinar. Y ahí no fue a parar todo, sino en un acto egoísta por la preservación de su vida pone en riesgo al Endurance (la nave principal).
Aparte de haber obtenido una secuencia de acoplamiento impresionante que por sí sola amerita el Oscar por los efectos especiales, es la actuación de Matthew McConaughey como Joseph Cooper quien nos demuestra la capacidad humana de hacer lo imposible posible a pesar de ignorar los cálculos de los robots o mejor dicho, de la inteligencia artificial. Al final, todo recae en el tacto y en el impulso de no abandonar a tus seres queridos, y eso es lo que destaca a la humanidad según Interestelar.
Sí, efectivamente nos respaldan la ciencia y tecnología, pero con o sin el factor divino, el amor es lo que hace la gran diferencia y lo que nos impulsa a luchar no sólo por nuestra sobrevivencia sino por la de nuestros seres queridos. El amor es cuantificable y por ese mismo amor, la propia humanidad en su fase avanzada diseñó el Teseracto para permitirle a Joseph navegar por las cinco dimensiones, y mediante la fuerza de gravedad lograr comunicar los valores necesarios a su hija Murph (siendo la clave el reloj), puesto que la gravedad a traviesa el tiempo.
TARS podría ser considerado como la Inteligencia artificial que acompaña a Joseph en los momentos críticos de la misión, y termina siendo un excelente ayudante cuando ambos se pierden en el agujero negro, alias el Teseracto. A pesar de que TARS procesa este amor como sin sentido, para Joseph lo tiene y es ahí donde entra la fe por la conexión que comparte con su hija porque al igual que la gravedad, el amor trasciende por todas las dimensiones hasta atraer a Murph hacía el reloj y redescubrir que su Fantasma había sido su padre todo este tiempo.
Como tal, el tercer acto no sólo redefine la confusa y deprimente narrativa con la que empezamos sino que le inyecta de un sentido y una brillante dirección a lo que podría ser nuestro futuro como raza humana. Creyente o no creyente, al final vamos a estar bien porque el amor que sentimos hacia nuestros hijos y prójimos es lo que siempre nos impulsará a hacer la gran diferencia hasta en los momentos más brutales. Aunque nos cueste caro.
Murph era una innovadora mientras que su hermano un conformista, pero Murph tampoco hubiera dado con su padre sino fuera por su hermano al igual que la mentira del Profesor Brand como las malas intenciones del Dr. Mann. Todos tenemos un propósito para bien o para mal, una conexión y un sentimiento que gracias a la gravedad y al respaldo de la ciencia-tecnología, la humanidad ha logrado resolver algunos de los problemas con los que se ha topado desde su existencia.
En conclusión: ¡me dueles Interestelar…! me dueles tanto por lo que me hiciste pasar en estos 169 minutos de quebradera de cabeza. Tuve que jugar tu jueguito de omitir el factor divino, tragarme el aislamiento y la desesperación y asumir que somos seres sin luz y condenables por nuestro egoísmo. Por ende: ¡que decepción de raza humana somos!, lo cual no debería ser sorpresa para las mentes cínicas como la mía, en momentos.
No obstante, puedo sentirme tranquilo por finalmente entender el Teseracto y su propósito durante el tercer acto, ya que gracias a esta comprensión, logré ver la luminosidad en toda esa oscuridad. Sólo era cuestión de leer entre líneas y abrir bien los ojos para percibir la importancia de ser siempre perseverante, aunque nos lleve a la muerte y a depositar nuestra fe en la esperanza y en el amor porque sólo así es como saldremos siempre adelante, eso y la urgencia de hacer conciencia sobre el cuidado de nuestro planeta.
Todo esto lo aprendí del protagonista Joseph, y a pesar de haberle costado su tiempo con su hija, su vida continuó bajo el propósito de reencontrarse con su compañera Amelia (la hija del Profesor Brand), quien estaba por sumergirse en el crio-sueño para dar inicio a una nueva fase de repoblación en otro planeta no tan distante al que había dado a parar.
De antemano, gracias por leerme.