sábado, 9 de agosto de 2025

Milagro en la Celda 7: Una Travesía Que Te Atraviesa!

Esta nota participa en el Desafío Peliplat Agosto 2025 en el siguiente link: 
https://www.peliplat.com/es/article/10073142/miracle-in-cell-7-a-cinematic-experience-that-goes-through-you

En cuanto descubrí que uno de los desafíos consistía en hablar de películas foráneas que trascendieron en el mundo sin importar que fuesen habladas en otro idioma ajeno al nuestro, de inmediato me vino a la mente el drama turco titulado Milagro en la Celda 7, dándome así la excusa perfecta para no sólo volver a verla sino promoverla mediante uno de mis escritos y así conseguir que quienes no la hayan visto, tengan la oportunidad de hasta compartir la maravillosa experiencia emocional por la que uno atraviesa desde el primer minuto y hasta el último.    

La primera vez que me enteré de esta readaptación, dado que está inspirada en la comedia dramática de Corea del Sur de 2013, fue a un par de meses de haberse anunciado la cuarentena a causa del Covid. Siempre me gusta hacer hincapié en la importancia de reconocer esta fase por más que el mundo del entretenimiento lo haya omitido, lo importante a destacar es que somos sobrevivientes y de qué nos costó duró ante los sacrificios que tuvimos que hacer y no siga de aquellos a los que tuvimos que soltar en el camino. 

No cabe duda que eran tiempos confusos en donde no sabíamos que iba a pasar con nosotros y con el mundo. Al menos las plataformas de streaming recurrieron a títulos internacionales para distraernos y gracias a esta alternativa, me encontré con este tesoro que, en su duración de 132 minutos, me brindó ese desahogo que tanto mi familia como yo necesitábamos en ese momento. Y no sólo eso, sino me hizo volver a creer en la humanidad por su mensaje de amor mostrado en su estado más puro.

Recuerdo que sólo me tomó medio minuto para detener el avance e inmediatamente reproducirla. De por sí había escuchado maravillas en las redes sociales a los pocos días de haberse vuelto una gran sensación en Netflix. Confieso que no soy muy de ver películas habladas en otros idiomas, y menos tratándose de una producción filmada en Turquía, todavía aceptó las producciones españolas por cierta familiarización en su cultura, historia e idioma.

De Turquía nada sabía y no era tanto mi interés saberlo, aún así, sentí el llamado y vaya que no se equivocaban en lo absoluto al referírsele como una montaña rusa de emociones porque después de La Pasión de Cristo, nunca había llorado tanto, mucho menos desde el primer acto tras estar haciendo pucheros por la conmovedora e inocente caracterización de Aras Bulut İynemli como Memo, un padre con problemas mentales que es acusado de asesinato.

La trama inicia en el año 2004, en donde podemos ubicar a una hermosa futura novia cuyo rostro se conmueve al escuchar entre las noticias de que la pena de muerte ha sido abolida en Turquía. A través de la reliquia que sostiene entre sus manos, somos transportados a una delicada vivencia que tuvo con su padre cuando tan sólo era una niña, compartiendo la misma mentalidad por así ponerlo, respetuosamente hablando.

La narrativa se desenvuelve en tres actos en donde el primero nos coloca en medio de esta hermosa y divertida relación entre padre e hija, supervisada principalmente por la Abuela. La única de esa casa y del pueblo que se preocupa por su yerno y le da la fuerza necesaria para seguir adelante dado el constante abuso que recibe de las personas al referírsele como el loco o retrasado del pueblo.

Habiendo experimentado trastornos del habla durante mi niñez, no pude evitar sentirme identificado con el bullying que sufría Memo, lamento decir que me trajo algunos malos recuerdos ya que los niños suelen ser muy crueles, mientras que psicológicamente resulta dañino la presión de los adultos al forzarte a “pronunciar correctamente” o referirse a ellos mediante insultantes adjetivos calificativos, lo cual no debería ser el caso porque nadie, absolutamente nadie debería ser definido ni tratado por su trastorno.

Nuestra personalidad va mucho más allá que nuestra capacidad física o expresiva, somos seres humanos que sentimos infinidad de sentimientos y a travesamos por diferentes fases ya sea solos o en compañía. Y gracias al protagonismo de Memo y compañía, esta película cumple con esa necesidad de mostrarnos lo que verdaderamente significa ser humano y la constante vulnerabilidad en la que se encuentran aquellos que no pueden defenderse.

Hay un escena en donde tras ser golpeado por un Coronel, la Abuela consola a su hijo Memo diciéndole que nunca se sienta menos porque es mucho más de la suma de todos los insultos, a lo cual Memo ni le pasa por su cabeza, ya que a él sólo le preocupa la felicidad de su hija Ova y verla triste por haber presenciado su golpiza le produce un temor de nunca volverla a ver sonreir a lo que su abuela le dice, que no se preocupe porque volverá a sonreír aunque no por las circunstancias deseadas porque esto es tan sólo la antesala del horror que se avecina para Memo y su hermosa familia. 

Sí de por sí los gestos y el comportamiento corporal de Aras te mantenían intrigado, ahora sumándole la inocencia en la que se desenvuelve Nisa Aksongur como Ova resulta devastador de experimentar porque su relación es autentica y una garantía emocional. La mirada de Ova te llega directo al corazón, el amor es evidente hacía su padre y mutuo. Existe un diálogo en donde la Maestra de Ova declara que siente envidia de la forma tan pasional en la que padre e hija se abrazan. Confiesa que, a pesar de ser un buen padre, lamenta que nunca lo haya podido abrazar como la pequeña Ova lo hace lo cual me hizo darles un fuerte abrazo a mis propios padres porque este gesto de amor es tan satisfactorio y siendo lo mejor que no tiene costo alguno.

Nadie está exento de la muerte, en cualquier momento nos podemos volver ángeles como sucede con la esposa de Memo y la Abuela de Ova, que no pudieron seguir cuando más eran necesitadas porque como lo comenté al principio, las fuerzas del mal hacen uso de la fuerza militar corrompiendo a un Teniente Coronel quien fija todo su poder para hacer un claro ejemplo de Memo, el presunto culpable de la muerte de su hijo, y destinarlo a la horca.

Es una travesía cinematográfica tan desgarradora de experimentar por la brutalidad en la que es presenciado Memo, incluso desde su injusta detención hasta pasar por tremendas palizas por parte de los soldados y de sus compañeros de celda en donde conforme los van conociendo, éste con su inocencia e infinita bondad calienta sus corazones sacando ese lado humano del cual se había olvidado de que lo tenían.

En un giro de eventos, la Celda 7 se convierte en una comunidad de personas que hacen conciencia de sus pecados y emprenden un camino hacía la redención al no sólo preocuparse por Memo sino por ayudarlo a reencontrarse con su hija y en consecuencia tratar de conseguirle su libertad a expensas de la suya. Entonces, mientras que la maldad parece estar en control, el bien poco a poco va escalando hasta el grado que la fe y la esperanza se convierten en una realidad posible a la cual debemos de siempre aferrarnos porque ese impulso es lo que nos hace ver lo hermosos que podemos llegar a ser cuando se trata de dar y recibir amor.

En este mundo no estamos exentos del mal, por lo que no podemos dejar que el odio y los prejuicios nos dominen por algo que está fuera de nuestra comprensión. Siempre debemos dar el beneficio de la duda, no juzgar y verdaderamente mirar a nuestro prójimo por lo que es y no por lo que queremos que sea. Esa proyección de uno mismo sí que distorsionan nuestra realidad, echándole más leña al fuego por así decirlo porque somos capaces de eso y de más, es lo que somos, lo que llevamos dentro, luz y oscuridad y depende de sólo nosotros decidir cuál de estas queremos que prevalezca sobre la otra.

Por tanto, Milagro en la Celda 7 es un claro ejemplo de cómo nosotros mismos tenemos la capacidad de hacer un cambio en nosotros y de cambiar a otros a través de nosotros. Sin importar que las palabras estén otro idioma, el sentimiento es tan claro en cada escenario que nos presenta ya sea mediante el abrazo espiritual entre Memo y Ova al encontrarse separados por la pared de la prisión, o sintiéndose inspirado por el amor de Memo hacía los animales o incluso verlo en sus quiebres al enterarse de la muerte de su abuela y de su sentencia de muerte al percibir la horca afuera de la oficina a minutos de despedirse de su hija, por la última vez.

Hay mucho más de lo que quisiera comentar, pero sería injusto de mi parte revelarles por completo el tercer acto porque al igual que yo, lo mejor es entrar a esta historia desde cero porque es inevitable que no te sientas contagiado por cada detalle narrativo. Además, con este elenco, nunca llegué imaginar la capacidad cinematográfica con la que contaban los turcos. Vaya manera de quebrarnos el corazón en mil pedazos y todavía uno teniendo que recoger las piezas porque los pensamientos no paran incluso después de haberse terminado los créditos.

Así que acércate tu cajita de pañuelos y un vaso de agua, los vas a necesitar durante todo este camino y pase lo que pase, recuerda que está bien conectar con nosotros mismos y liberar nuestros sentimientos. No te quedes con nadas, sácalos y disfruta de esta conmovedora, mejor aún, vívela y quédate con ese mensaje de esperanza, compasión, perdón, respeto, tolerancia, justicia y, sobre todo, de amor.  Todo eso y más es notorio en la mirada de la futura novia con la que se nos presentó y con la que cerramos esta obra maestra. 

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