martes, 12 de mayo de 2015

La novela y película de Expiación, Deseo y Pecado (Atonement)


 Nominada por 7 Premios de la Academia tales como Guión Adaptado, Arte, Cinematografía, Vestuario, Actriz de Reparto, Película y ganadora solamente de la Composición Musical. En los BAFTAs y Globos de Oro logró sobresalir como el Mejor Drama. Además con una taquilla global de $ 130 millones, se tornó un triunfo en base a su presupuesto de $ 30 millones.

Lo anterior es suficiente para recomendarse si es que no se ha tenido la oportunidad de verse desde otoño de 2007. En ese entonces Keira Knightley se retiraba de Piratas del Caribe para retomar un estilo similar a Orgullo y Prejuicio. En contraparte, James McVoy comenzaba su recorrido hacía X-Men.

Básicamente lo que vuelve a Expiación una adaptación intrigante yace en la vulnerabilidad de una niña que malinterpreta un crimen pasional por carecer de esa madurez sexual. Hace un par de años me encontré con esta novela de Ian McEwan a solo diez pesos en un sobre-ruedas. Obviamente el dueño no tenía la menor idea del clásico que aguardaba entre sus pertenencias.

En un aproximado de 350 páginas, uno se engancha con los sentimientos de los personajes y su desenvolvimiento a partir de una terrible circunstancia en común. Todo tiene una causa y efecto. Aunque vaya encaminada hacía la tragedia, no se puede evitar sentirse esperanzado o quizás hasta identificado por la sugestión del perdón a expensas de la malinterpretación.

De niños somos propensos a dejarnos llevar por nuestras fantasías aunque desencarrilemos a terceros, es parte de nuestra inocencia lo cual es exactamente el caso de Briony Tallis donde vemos un antes y un después de las razones que la condujeron a destrozar no sólo su vida, sino la de su hermana, su amigo y familia.

El guionista Christopher Hampton se portó fiel a la descripción narrativa de McEwan. Mayormente se limitó a los escenarios claves mediante la simplicidad de los hechos. La división de las tres partes o tiempos se evidencian a través del supuesto crimen, la guerra y la confesión. Cada segmento está correctamente ordenado y ejecutado a su propio ritmo.

Nada se siente apresurado, ni siquiera  la dirección de Joe Wright. Uno comprende el contexto e inevitablemente se contagia con la atmosfera sentimental. Hacen falta un par de detalles que podrían ampliar nuestro conocimiento, pero créanme cuando digo que esta adaptación le hace justicia a su fuente; inclusive aprovecha para inyectarle creatividad en sus paisajes, diseño y vestuarios.       

Principalmente la música de Dario Marianelli nos tiene inquietos y a su vez nos identifica con la travesía emocional en la que se encuentra tanto Saoirse Ronan como Romola Garai en su ideal desempeño de Briony. Lo mismo ocurre con Knightley y McVoy en sus respetivos personajes.

No sólo se aprecian las breves participaciones de Juno Temple, Benedict Cumberbatch y Vanessa Redgrave, sino la edición detrás es un resalte que merece crédito porque la primera parte estimula ese misterio-revelación con que uno va resolviendo conforme lee. No se tratan de vistazos al pasado, sólo de un armado no tradicional de un tipo rompecabezas.   

Adentrándonos a las diferencias entre novela y película, más que nada la primera parte en la Mansión de los Tallis se aproxima a la prosa de McEwan. Obviamente los actores se apoyaron en sus propias percepciones para definir a sus personajes. La presión en ese caso recayó en Ronan y Garai quienes además de compartir la similitud física, coincidieron en el estado reactivo de Briony.

Knightley hizo a un lado su encanto para adoptar una rigidez de la cual separó a Cecilia de Elizabeth Benet. Un buen giro. McVoy contaba con mucho peso, ya que la ausencia del encarcelamiento de Robbie nos desengancha por irse directamente a la guerra donde a su vez inicia en la granja omitiéndose un gran respaldo de dicho impacto.

Era de entenderse su limitado tiempo y presupuesto, aunque unos 15 minutos adicionales hubiesen sido suficientes para posicionarse su segunda parte a la altura de Rescatando al Soldado Ryan. Tan así de fuerte y controversial se describe. Gracias a Knightley podemos sentir parte de la tensión y el constante peligro que amenaza con separarlos eternamente.

Quién se atreva a leer primeramente la novela, podrá comprender en absoluto a los personajes porque en la película se nos presentan con superficialidad. Sin ninguna pausa para profundizar en ciertos e importantes detalles. Debido a la fidelidad de las acciones, uno llena los huecos y por iniciativa propia los identifica. Tampoco se pierde de nada, si se desconoce la obra.

La tercera parte basada en Briony como enfermera cumple a su modo. Aquí se eliminó la redundancia con actos directos. Se omite una ligera revelación en su reencuentro con Cecilia y Robbie, pero innecesario por mostrarse durante la boda. Lamentablemente el impacto no estuvo a la altura de cuando uno lo lee por primera vez.     

Tanto novela como película se complementan. Cualquiera puede apreciar su dirección artística y su contenido dramático. Más que una expiación, se trata de la incomprensión y los remordimientos de una niña que nunca tuvo la más mínima oportunidad de reparar el daño malintencionado.

Altamente recomendable. 

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