sábado, 2 de noviembre de 2024

Yo, Robot Salvaje

                                 

   Difícil de creer que tuvieron que pasar 20 años para que la ficción mostrada en Yo, Robot se convirtiera en nuestra realidad ante el inesperado anuncio de los robots Tesla. Al principio confieso que nada de esto me trajo comodidad al imaginarme el peor escenario que podría suceder, e inevitablemente regresar a verla y entremezclarla con Robot Salvaje me brindó la calma que desesperadamente buscaba para tratar de hallarle sentido y paz a lo que sea que estuviese por venir.

   No hay como una buena película que te acompañe en los momentos difíciles y le dé un giro a tu vida seguido de un significado tan importante que sin importar que hayan pasado 20 años o tan sólo un par de semanas, la huella en ti ya quedó impregnada y esa puerta o portal generada en tu mente por siempre servirá de tu salvoconducto para cuando sientas que necesitas sólo poner la mente en blanco y dejarte llevar por la magia del entretenimiento.  

   Dicho eso, nos adentraremos primero a Yo, Robot dado que resulta curioso observar que cuando la adaptación se estrenó en el año 2004, los celulares todavía no se habían vuelto parte esencial de los humanos. Como anhelo aquellos días en que se podía hablar con alguien sin un celular en nuestras caras, o cuando buscábamos soluciones sobre cualquier interés o problemática ya sea en los libros o revistas.

    Obvio que todo tiene sus pros y sus contras, y por esa misma razón es inevitable la repentina relevancia que ha tomado Yo, Robot. Vaya forma de celebrar su veinteavo aniversario. Desplazarse a ese entonces me ha hecho recordar cuando Will Smith se encontraba haciendo promoción y con bastante entusiasmo siendo su primera producción como protagonista.

   Habiendo participado en éxitos como Hombres de Negro y Día de la Independencia, era de esperarse que consiguiera 367 millones a nivel mundial de un presupuesto de 120 millones. A principios de los 2000s, mínimo se requerían entre $ 250 a $ 300 millones para considerarse un triunfo taquillero. A gran diferencia de hoy donde se necesita exceder de los $ 500 millones o de lo contrario se considera un rotundo fracaso por mucho que los estudios quieran disfrazarlo.  

   Star Wars Episodio II: El Ataque de los Clones y Terminator 3: La Rebelión de las Maquinas habían logrado posicionar el uso de personajes generados por computadora (haciendo referencias a los clones y a las máquinas) para que el director Alex Proyas y los guionistas Jeff Vintar e Isaac Asimov pudieran llevar a cabo su visión de introducirnos el NS-5, un modelo de robótica que dejó su huella para que Tesla se hubiese inspirado en estos para ejecutar sus diseños.

   Basándose en el contexto de Blade Runner, como que tampoco el futuro pinta beneficioso porque ahora todo puede suceder, y con suceder es que podemos sumar a otro enemigo a nuestra lista en el caso de homicidios. Ya no causa risa burlarnos del Detective Spooner ¿cierto?

   Ahora entiendo por qué Alan Tudyk fue seleccionado para interpretar a K-2SO en Rogue One, su movimiento de captura corporal junto a la personalidad proyectada en su voz como el robot Sonny culminó en una poderosa y desvalorada actuación. Y es que lo fue, ya que en ese tiempo era una adaptación que no cabía en nuestras cabezas, o al menos en la mía.

   Con trabajo podía ver Hombre Bicentenario como para aceptar la posible realidad de una sociedad en donde los robots formaban parte de ella. No es tanto el robot sino la programación el mayor riesgo de la humanidad como lo hemos visto también en El Exterminador, siendo Yo, Robot la más cercana a realmente suceder y por eso ahora la reciente importancia.  Tocó madera.

   Volverla a reproducir fue algo duro, las secuencias de acción eso sí se mantienen en alto desde las persecuciones como el accidente que marcó al Detective Spooner. Para desenvolverse con seriedad y sarcasmo, Will Smith cumplió con las expectativas del rol protagonista y a su vez generó química con Bridget Moynahan a quien había olvidado por completo que aparecía y como me encanta esta actriz (reconocida por la serie de Blue Bloods y sus apariciones en la Saga de John Wick).

   Bruce Greenwood y James Cromwell eran y siguen siendo dos veteranos y no se diga del ingenuo Shia LaBeouf que apenas iniciaba su carrera. De ahí al estrellato con Disturbia y Transformers. Si pudiera regresar los años, intentaría en advertirle que tuviese cuidado después de filmar Indiana Jones IV.

   Lo malo de retroceder en el tiempo, es que te pega duro analizar lo que eras con lo que eres hoy en día. En este caso, a excepción del auge del celular y las redes sociales, Yo, Robot no difiere tanto como hubiese querido y curioso que nada más no lo hayamos captado. Difícilmente será descartada de ahora en adelante y más que un pedazo de entretenimiento, se ha vuelto en una tendencia que desde este momento ha estado generando cuestionamientos e interminables análisis por ser un antecedente accidental de nuestra cultura.

   Así que, nos guste o no, ya forma parte incluso de nuestra historia y obvio que no todo puede ser tan malo considerando que Sonny no es el único robot que ha desarrollado un alma en el sector del entretenimiento sino la unidad ROZZUM 7134 de Universal Dynamics pudo repetir el efecto a un nivel que conectó con el espectador. Lo digo principalmente por mí, que me la pasé llorando desde los primeros minutos porque te desgarra el corazón conforme te conducen hacía esa garantizada catarsis.

   Tan así que te toman de la mano literalmente y no te sueltan haciendo esta experiencia una necesaria de repetirse cada año o dos porque lo beneficiosa que resulta esta experiencia sin importar en que estado de encuentres. Bien o mal, Robot Salvaje llegó para quedarse.

    Incluso me atrevo a decir que Robot Salvaje es la primera película a la cual acudí al cine sin tener la menor idea de su trama porque ni siquiera había visto los avances. Se estuvo escuchando demasiado lo asombrosa que era, por lo que después de tres semanas en cartelera, decidí investigarla descubriendo que Chris Sanders había estado a cargo de la dirección y el guion.

 Teniendo a Lilo Stitch y Cómo Entrenar a tu Dragón entre sus créditos fue suficiente para irla a ver y que bueno que lo hice porque esta animación lo tiene todo para disfrutarse en la gran pantalla. Hasta me atrevo a decir que superó a Intensa Mente 2 por tener una narrativa personalmente profunda y comunitaria. El mensaje te llega porque te llega sin importar que seas niño, adolescente o padre, aquí hay una gran lección para todos, sin excepción.

   Fue una suerte poderla encontrar en su lenguaje original, me moría de ganas de escuchar a Lupita Nyong’o como Roz, esa robot abandonada que tiene que buscar su propósito a través de misiones en la selva: Pedro Pascal sobresale como Fink y es que me encantó como interpretó al travieso zorro, Katherine O'Hara como la zarigüeya Pintale me hizo reír bastante y es que esos tips de maternidad no tienen precio. No nos olvidemos de Bill Nighty como Longneck, su presencia indirecta me partió el corazón y no se diga de Kit Connor como Brightbill, ese ganso huérfano que es criado por Roz y cuya relación está emocionalmente construida porque es imposible no sentir el dolor durante el tercer acto y muy en especial en el desenlace.

   En efecto, lágrimas ruedan y también carcajadas gracias a Mark Hamill como el oso Thorn y Ving Rhames como Thunderbolt quien también tiene lo suyo. Como olvidarme de Bradley Baker, leer su nombre en los créditos me hizo volverme loco por llevar años escuchándolo en las series de Clone Wars, Young Jedi Adventures y Bad Batch.

   Y es que la trama en su totalidad embona con la temática principal la cual se describe como la relación entre una madre y su hijo. Tanto hijos como padres podrán identificarse y no sólo en estos personajes.

   Podría insinuarse que esta animación va encaminada también a aquellas personas que tienen dificultad para relacionarse con otros, ya sea en las propias familias o dentro de la comunidad. Es un mensaje poderoso el que promueve Sanders y con excelencia. Con mucha razón se ha vuelto en un éxito en taquilla al cruzar los $ 200 millones a nivel mundial, aunque me hubiese gustado que recaudara mucho más.

    Más el dinero no era lo importante porque una secuela ha sido confirmada y espero de verdad mantengan la calidad narrativa y no se vayan tanto por lo comercial porque aquí la historia importa y mucho por haberse producido de una forma actual que al menos brinda tranquilidad de ver que no todo lo relacionado con el futuro tecnológico tiene que ser malo, menos cuando se siga implementando esta clase bondad y promoviendo los valores a través de estas animaciones que ayudan a educar y preparar a las futuras generaciones. Lo que daría por haber tenido esta experiencia cuando era un pequeño.

   Para concluir, importante cargarte con una caja de pañuelos sí eres de los míos porque lo vas a necesitar. Por decir que desde que inicia hasta que termina, mantiene la emotividad a cada momento. La historia lo amerita a pesar de que la protagonista carezca de expresiones: en su lugar la edición luce a través de los colores, gestos y sacrificios y acciones que se llevan a cabo con tal de sobrevivir y conectar con uno y con los demás.

    Así que es bueno saber que hasta los robots son capaces de procesar buenas emociones porque el alma está presente en donde más se necesita, y por eso siempre la tendré en mi mente porque difícilmente podré olvidarla porque concuerdo en que la vida no es un problema que se pueda resolver, sino una realidad que debe ser experimentada y cuya felicidad no es algo que se pueda buscar, sino algo que surge de actuar de acuerdo con nuestros propios valores y creencias. Siendo importante reconocer y aceptar nuestras propias limitaciones, y en buscar maneras creativas de superarlas volando como nosotros y no como los demás hacia la dirección correcta.

   He ahí la verdadera inteligencia en Yo, Robot Salvaje.

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