La Falla de San Andrés es imprevistamente activada ocasionando que el
Jefe Rescatista Ray Gaines se reúna con su hija y ex-esposa haciendo todo lo
posible para mantenerlas sanas y salvas conforme el mundo se colapsa ante los
terremotos más altos registrados en la historia de la humanidad.
Debo confesar que sentía nervios de acudir a ver esta adaptación de
desastre, primeramente porque tiendo a sugestionarme con el fin del mundo,
aunque posteriormente del 2012, ya no tanto. De vez en cuando se antoja una
típica película de acción con infinitas explosiones y para nuestra sorpresa,
San Andreas nos cumple con eficacia.
Existen algunas rupturas en el guión, ya que de las tres historias
presentadas solamente la principal con Ray Gaines sobresale mientras la de
Blake Gaines se torna redundante y no se diga la del Dr. Lawrence Hayes la cual
pierde peso al carecer de un impacto científico. Presiento que si se hubiese
eliminado esta tercera, la de Blake hubiese tenido un mejor desenvolvimiento.
El corazón de la película recae indefinidamente en Dwayne Johnson como
el Jefe Ray Gaines, desde su primera escena logra posicionarse como un
auténtico héroe militar aunque ahí no radica su fortaleza, oh no señor, su
vulnerabilidad como padre de familia nos hace conectarnos en un tono humano
logrando así captar nuestra plena atención en estas casi dos horas de tensión.
Carla Gugino como Emma, la ex-esposa de Ray, se beneficia del profesionalismo
de Johnson y en cierta manera termina sintiéndose como la acompañante en lugar
de la protagonista. Lo opuesto de Alexandra Daddario quien en el papel de
Blake, lidera a los simpáticos Hugo Johnstone-Birt y Art Parkinson. Este trío compensa
la ausencia de un tratamiento profundo en sus personajes con su tierna química
en pantalla.
Desafortunadamente los grandes desaprovechados fueron Paul Giamatti y
Ioan Gruffudd. Su presencia no aporta ni resta importancia a las temáticas
principales. Claro está que existe una referencia clave en un diálogo de
Gruffudd conforme presume de una de sus construcciones, mas el no hacerle caso,
provoca que se pierda.
La política no estuvo presente lo cual se los aplaudo. Asimismo lo
científico estuvo pero no del todo claro, lástima porque la introducción de los
terremotos en conjunto con algunas menciones históricas nos hace concientizar
sobre este devastador fenómeno. Aun así terminan debiéndonos algunas
explicaciones, sobre todo con respecto a la medición de sus predicciones.
Previamente Brad Peyton atrajo la atención de Hollywood con Viaje 2: La Isla Misteriosa, no sólo
logrando una colorida secuela familiar de acción y aventura sino un éxito
taquillero de $ 325 millones de dólares a nivel mundial. Aquí retoma aquella
formula y nuevamente se apoya en las tablas de su protagonista Johnson
dejándolo brillar exactamente como debería.
Justamente lo que necesitamos, una adaptación digna de su género. Superior
a 2012 aunque genérica por reciclar la
estructura de El Día Después del Mañana.
En ocasiones es cursi pero visualmente lo compensa con secuencias masivas de destrucción
que te dejaran sin aliento dada la enorme magnitud de su detallada edición, balanceada
dirección y profesionalismo de Johnson.