lunes, 25 de marzo de 2024

Entre La Pasión y la Cruzada

Apenas hice conciencia de que el febrero pasado se cumplieron 20 años desde el épico, brutal y controversial lanzamiento de La Pasión de Cristo en 2004, la cual rompió un par de records y consiguió convertirse en la película más taquillera de ese año recaudando $ 622.3 millones mundialmente contra un presupuesto de $ 20 millones.

   Desvalorada por los críticos y por los votantes al ignorarla por completo en cada entrega de premiaciones a excepción de los People Choice Awards donde obtuvo el Mejor Drama para variar. Lo recalcó por lo sobresaliente que es esta adaptación cristiana desde su cinematografía, montaje, edición, sonido, música, actuaciones, dirección… de verdad que merecía estar galardonada a la altura de Ben Hur.    

   Regresándome a esa primera vez en que me preparé para verla, yo tenía 17 años y recuerdo perfectamente andar nervioso de que me no me dejaran entrar a las salas por ser sólo apta para mayores de 18. ¡Por un maldito año! Si no mal recuerdo, mi padre distrajo al que recolectaba los boletos al hacerle plática como solía hacerlo fácilmente con cualquiera, y pues dada la distracción mientras revisaba los boletos, rápidamente me adentré para tomar mi asiento y mantenerme oculto.

    Irónicamente dejaban entrar a los niños a las funciones de horror e inclusive de contenido sexual, mas producciones violentas como las de Arma Mortal o John Wick, nada más no se podía sin previa identificación de por medio. Desconozco si esto siga aplicándose ahora que soy un adulto sin niños o bastardos. Lo que sigo viendo es que metan a los pobre bebés, se me parte el corazón escucharlos llorar. 

   Ah pero cuando quise comprar los boletos para la función de John Wick, no me los quisieron vender porque como no estaban mis padre conmigo, asumieron que metería niños. Eso fue en el 2014, hoy en día ni he investigado y ni me han contado.     

    Esta adaptación podría decirse que es mi evidencia sobre mi absoluta fe en Jesús y la aceptación de su gran sacrificio por nosotros. Es imposible que no se torne lo bastante personal, tan así que llega a doler y por esa razón suelo reproducirla cada dos o tres años porque me parece importante nunca olvidarme de este importante sacrificio.  

   Además, si de verdad no creyera como a veces suelo sentir, no me la pasaría llorando ante las circunstancias presentadas, y es que cada vez que la veo me suelto llorando y en mayor parte la música podría ser la culpable de ello por lo asombrosamente épica y emocional que suena. De igual forma, al final todo recae en cada uno de nosotros interpretarla a nuestro humilde punto de vista.

   A todo ello, se nos olvida hace hincapiés en todo lo que sufrió Jesús, y seguramente fue escaso lo mostrado en la gran pantalla a pesar de señalarla como exagerada ¿Será? Y es que Mel Gibson hizo algo autentico cuando filmó esta historia delicada, intento abarcarlo lo sucedido en la Pasión de Cristo y por ello se siente tan familiar y relevante para cualquiera que sea o no cristiano.

   Inclusive haberse filmado en arameo la colocó en otro nivel que nunca se había visto con respecto a las adaptaciones cristianas. Tan así que Jim Caviezel la pagó duró al ser cancelado enseguida de Mel Gibson quien atravesó una mala fase.  Digan lo que digan, La Pasión de Cristo va mucho más allá de ser entretenimiento, es algo personal y necesario de ver.

   Hasta me atrevo a referírmele como una reforzadora de la fe y nada más no tiene comparación. Desconozco si se siga promoviendo en tiempos de cuaresma, lo sabremos con certeza una vez que aterricen las dos secuelas de las cuales Mel Gibson se encuentra trabajando. Entretanto, hago mi parte al recordarla en este medio.    

    Continuando con el espíritu de la semana santa, sentí prudente dejar pasar 1,000 años para situarnos en El Reino de los Cielos (Cruzada), la versión extendida del director de Ridley Scott es una desvalorada obra maestra y todo porque el estudio se atrevió eliminarle 45 minutos de trascendental relevancia.

    Para quienes la desconocen… la travesía de Balian es una historia digna de narrarse y de seguirse por los valores que se manejan y su alto grado de conciencia con respecto al panorama político, religioso y social. No cualquiera aprecia la mano de obra de Scott, en especial este que pocos han podido dominar. 

   En ese entonces Orlando Bloom era reconocido por El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe y Troya, por tanto, estaba más que listo para cargar con el peso de este tremendo drama y teniendo a Jeremy Irons, David Thewlis, Brendan Gleeson, Marton Csokas, Edward Norton, Liam Neeson y Michael Sheen, no había nada que temer como nos lo demostró al introducirnos a Eva Green quien más tarde dejaría su huella en el majestuoso reinicio de James Bond.

   Nunca me cansó de ver esta interpretación del Reino de Jerusalén, los diálogos sobre el cristianismo, las distintas percepciones, las referencias a Dios y el respeto hacía los musulmanes. La batalla al final sigue manteniéndose como de las mejores por lo que significaba para todos los involucrados.  Por añadir incluso las frases del sacerdte.

   La versión original la hace ver demasiado simplista, que pese a ello me encantó, pero ya la versión de 3 horas en definitiva la vuelven trascendental y necesaria por el profundo desarrollo de los personajes al encontrarse lidiar con decisiones que no sólo impactan a ellos sino al Reino. Lanzada un año después de La Pasión de Cristo, es a lo que me refiero que sería interesante hacer una especie de universo bíblico.

    19 años han pasado y a través de mi blog he tenido la oportunidad de recomendarla. Es curioso que recuerde bien cuando me la encontré en la Best Buy de San Diego a sólo 5 dólares. Había escuchado de este corte del director pero en esos tiempos era complicado dar con estos títulos exclusivos y me da gusto haber aprovechado el momento para comprarla y nunca olvidarla.

   Sin querer queriendo, la personalidad de Balian es una de las que siempre he aspirado a seguir por la fe que representa, la conciencia y la brutal de honestidad de decir la verdad aunque te lleve a la muerte. De verdaderamente respetar al enemigo y no desearle mal. La frase de que tu alma es tuya y de nadie más más que lógica es una verdad que me hace comprender la razón de temer a Dios.

   Temerle en el buen sentido de la palabra porque si de algo carece nuestro mundo hoy en día, es que ya nadie siente el temor de Dios. De sólo imaginarme estar frente a él y por lo que debo responder, por mí no por lo que me dijeron otros. Tanto políticos como reyes deberían prestar nuca atención y si no es el caso, existe la esperanza y el perdón.

****Conitnuará*****

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