El ex-agente de la CIA y ahora convertido criminal Tobin Frost, consigue en su poder un archivo con un contenido altamente peligroso para la nación. Repentinamente se ve forzado a entregarse en un consulado americano y en su procesamiento, lo transportan a una casa segura donde su destino dependerá de Matt Weston, un agente de baja categoría cuyo objetivo es lograr un ascenso en su profesión.
Combinando esta intrigante descripción con el constante suspenso y las secuencias imparables de acción brutal, podemos comprender porque se convirtió en un éxito de $ 100 millones en los Estados Unidos. Es innegable su inspiración en las secuelas de Jason Bourne ya que su edición general consiste en la inestabilidad de la cámara. Descuiden, se maneja con decencia pero podría crear intranquilidad para los no simpatizantes del modelo documental.
La violencia extrema se aplica crudamente en los combates personales entre los agentes, ya que los golpes se ven reales y en compañía del sonido, te hacen sentir un poco mareado. Sangre por doquier, rostros cortados, balazos, explosiones, choques, asesinatos y quebradero de cuellos. Rick Pearsen merece bastante crédito por introducir sus elementos reconocidos en La Supremacía Bourne, Men In Black II, 007: Quantum e Iron Man 2, creando un contenido gloriosamente intenso que te deja en ocasiones sin aire.
En referencia a la actitud de los personajes, había una característica ausente en las películas de Jason Bourne y era la otra cara de la moneda. Esta diferencia consiste en las expresiones emocionales. Mientras Jason Bourne y sus perseguidores actuaban fríamente a su alrededor, Frost y Weston denotaban sentimentalismo y dolor ante sus acciones tomadas. La frialdad aparece en los individuos de alto rango, pero la calidez humana brilla más por la conciencia estructurada por el escritor David Guggheim.
Ciertamente es un guion genérico pero la historia por más simplista que suene termina siendo una travesía entretenida desde el primer minuto hasta la aparición de los créditos. El héroe, el antihéroe y los villanos conforman un reparto interesante porque parecen estar en el mismo plano. La carrera hacia la meta es pareja y sorpresiva no por los giros predecibles, sino por su modo directo de desenvolver las secuencias de acción.
Se podría decir que este guion cumplió su trascendencia por la dirección de Daniel Espinosa, y no es un hombre nacido en México sino en Suecia. Curiosamente esta marca la primera vez que trabaja en un filme de Hollywood y dado el reciente éxito, no será su última. Básicamente subrayó la psicología de la trama y le brindó credibilidad al peligro constante. En pocas palabras, diseñó un buen juego del gato y al ratón pero con armas y tecnología de por medio.
A pesar de carecer de un desarrollo de personajes, Denzel Washigton y Ryan Reynolds lo compensan con sus interpretaciones de primera clase. Conforme las circunstancias van en aumento, también lo hacen ellos con ayuda de Espinosa. Mucha inconformidad sobre si este papel era similar al ejecutado en Día de Entrenamiento, pero Denzel mostró una faceta distinta a lo acostumbrado en las pantallas.
Por primera le mete conciencia y poco sentimentalismo a un hombre traidor que en momentos no sabes que pensar de él. Sin embargo, esta clase de antihéroe es difícil de ignorar por su gran presencia y exactitud en la ejecución de sus maniobras. Siempre en movimiento y siempre hablando con razón. Un manipulador cuyas fuentes son verídicas y por ende no podemos evitar ponernos de su parte en algunas cuestiones.
En cuanto a su protector, Ryan nos demostró que no sólo es una carita bonita con un cuerpo de Linterna Verde. Todo lo contrario, es una mezcla entre Bruce Willis en Duro de Matar y Matt Damon en Jason Bourne. Cuenta con lo necesario para vender los conflictos sanguinarios y carga esa frustración de sufrimiento por su sendero oscuro. Su inocencia es una cualidad notoria durante las diversas transiciones en este contexto criminal. Fácilmente es identificable por la audiencia por su humanidad puesta en juego.
Debo admitir que Denzel cuenta con una magnifica habilidad de hacer crecer a sus colegas, Ryan se ve como un verdadero actor de cine y este aspecto sella su tan necesitada credibilidad. No puedo evitar sentir un poco de decepción ante la limitada participación de Vera Farmiga, se pudo haber agregado más ya que Brendan Gleeson contaba con más superioridad por su correcto desarrollo y puesto de motivador.
Como mención adicional: la canción temática de No Church in the Wild de Jay-Z, Frank Ocean y Kanye West no sólo fue perfecta para promover los avances con un grado de intensidad sino le da mas profundidad y caracterización al contenido.
En la tradición de Bourne, Protegiendo al Enemigo es un imparable recorrido de acción y suspenso justificado por las extraordinarias actuaciones de Denzel Washigton y Ryan Reynolds.
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